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Dónde están los 4,000 millones de córdobas que liberó el BCN a favor de los bancos para créditos. Esta es la explicación

En junio del año pasado el Banco Central de Nicaragua anunció la liberación de 4,000 millones de córdobas para reactivar la economía mediante la colocación de préstamos. A diez meses de dicha medida, el máximo emisor bancario no rinde cuenta qué pasó con ese fondo. Esto creen los economistas.

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Han pasado exactamente diez meses desde que el gobierno anunció que liberaría 4,000 millones de córdobas vía encaje legal, cuyo bolsón de dinero sería repartido en la banca nacional para dar financiamiento en córdobas a las diferentes actividades económicas y apoyar la reactivación de la  economía, sin embargo hasta ahora las autoridades del Banco Central de Nicaragua (BCN) no explican qué pasó con ese millonario fondo. Algunos especialistas temen que estos hayan sido usados para comprar papeles del Estado, es decir, habrían servido para financiar el gasto público, lejos de asistir a la recuperación económica.

El 22 de junio del año pasado, el Banco Central dijo que la medida entraría en vigencia a partir del 1 de julio del 2020 y que se mantendría vigente hasta el 30 de junio del 2022, pero aclaró que la liberación del encaje legal sería por periodos de entre seis y nueve meses, según solicite cada banco. “A cada banco le corresponderá un monto proporcional a su participación en el encaje legal requerido, según los registros al 30 de junio de 2020. Con esta liberación, la tasa de encaje legal tendría una reducción de alrededor de 10.5 puntos porcentuales”, dijo en esa ocasión el máximo emisor bancario.

Desde entonces las colocaciones de créditos no se han reactivado sustancialmente, no así los fondos que los bancos han destinado en inversiones, que generalmente son compras de papeles bursátiles al Estado, lo que permite al gobierno central financiar parte del déficit del Presupuesto General de la República.

El economista Néstor Avendaño cree que  la compra de papeles bursátiles resultó ser un negocio más atractivo para los bancos que colocar dicho dinero entre las actividades productivas, puesto que desde la crisis sociopolítica los indicadores de riesgo y mora aumentaron fuertemente.

“¿Qué hicieron las entidades bancarias con ese dinero? Compraron títulos valores emitidos por el Ministerio de Hacienda a una tasa de rendimiento muy atractiva, creo que fue al cinco por ciento con mantenimiento de valor. Eso era un negocio más exitoso que ir a colocar crédito, porque no hay riesgos de incobrabilidad en los préstamos, la emisión de títulos valores tiene que ser pagada en su momento que vence su plazo, ese papel hay que ir a buscar que lo paguen inmediato, entonces fue una actividad financiera más atractiva y lucrativa para la banca”, sostuvo Avendaño.

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¿Fondo no se tocó?

Leonardo Torres, presidente del Consejo Nicaragüense de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Conimipyme), tiene otra versión. Según él, ese fondo que liberó el Banco Central no se ejecutó porque la colocación de crédito no está siendo tan fácil en este momento.

“Efectivamente, el año pasado se aprobó el desembolso de esos 4,000 millones de córdobas, no exclusivamente para mipymes, pero sí las incluye, entonces el banco dispuso esa plata con una tasa preferencial, ¿pero qué pasó? Los bancos no tuvieron apetito por esos fondos en córdobas con mantenimiento de valor, pese a que nosotros nos reunimos con los banqueros, para ver el fondo BCIE que venía en camino y los 4,000 millones, yo entiendo que se ejecutó una tontera, fue muy poco y no hubo apetito en ese momento porque había exceso de liquidez y porque hay demasiado riesgo”, dijo Torres, quien también es directivo del BCN.

Con respecto a la compra de papeles bursátiles, Torres manifestó que efectivamente gran parte de la liquidez se ha colocado en papeles, porque la banca ve que hay menos riesgos que darlo en crédito.

“Los bancos se sienten más cómodos comprando papeles de Hacienda, de Agricorp o del Banco Central y no arriesgarse a colocar crédito, entonces para ellos es más factible invertirlo que prestarlo, pero no usaron los 4,000 millones”, afirmó Torres.

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Crédito no fue prioridad

De hecho, cuando se anunció la medida a mediados del año pasado, el economista Avendaño había advertido que el destino de los fondos sería la compra de instrumentos bursátiles para financiar el déficit del presupuesto y no el anunciado por el Banco Central.

Además cuando se aplicó la medida, fue precisamente cuando el gobierno central afrontaba serias dificultades no solo para colocar sus papeles bursátiles, sino también en la recaudación como consecuencia del impacto de la pandemia en el consumo nacional, lo que estaba teniendo un efecto negativo en la obtención de impuestos.

Los números de la Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras (Siboif) muestran que el año pasado el sector financiero colocó 65.44 por ciento menos respecto a lo entregado en el 2019. En concreto, el año pasado solo se entregaron 225 millones de dólares en préstamos frente a los 651 millones en el año anterior.

En contraste, la cartera de inversiones global de la banca creció sustancialmente en el 2020.  En el 2019, la banca destinó en inversiones totales (en la gráfica de abajo sumar las cuentas de inversiones, otros y reportos) 485 millones de dólares, pero en el 2020 esta ascendió a  893 millones de dólares, 408 millones más que fueron colocados en títulos, bonos y letras, eso implica un aumento del 84 por ciento.

Los recursos destinados a inversiones bursátiles provocaron que la liquidez pasara de 425 millones de dólares en el 2019 a 40 millones de dólares en el 2020. De tal manera que la liquidez de la banca en primera instancia se usó para las inversiones, luego para cubrir los retiros de depósitos y, en tercer lugar, para dar crédito.

Tímido aumento en el crédito

Pero si solo se observa la colocación del crédito desde junio del año pasado hasta diciembre, cuyo periodo ya estaría afectado por la medida del BCN,  se puede ver que hubo un ligero aumento de 2.4 por ciento al pasar la cartera neta de 122,108.14 millones de córdobas en junio a 125,108.76 millones de córdobas en diciembre. Sin embargo, cuando vemos el número de préstamos, este se redujo pasando de 1.14 millones a 1.11 millones en diciembre.

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Asimismo, el informe de coyuntura de agosto del año pasado de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) dio a conocer que no se esperaba que la medida del Banco Central tuviera un gran impacto, “puesto que es una política para inyectar liquidez en el sistema bancario, cuando este último se encuentra con altos niveles de liquidez. La problemática del crédito en el país no viene por parte de la oferta, sino más bien por el lado de la demanda de este, ya sea por su reducción o por el desmejoramiento en la calidad de los potenciales deudores”.

José Adán Aguerri, expresidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), concuerda con el organismo al manifestar que la medida no tuvo impacto porque el problema de la banca no es de liquidez.

“Lo que hicieron ellos fue liberar 4,000 millones de córdobas, flexibilizaron las condiciones del encaje para que ellos (los bancos) pudieran disponer de ese dinero, pero el problema es que Nicaragua no tiene problemas de liquidez, lo que tenemos es un problema de demanda de crédito y adicionalmente es que con las medidas que han tomado, como la reforma fiscal y la del Seguro Social, han afectado inclusive a la empresa que antes podía solicitar crédito, entonces es contradictorio”, dijo Aguerri.

El perfil de la banca nicaragüense

Pero además que los papeles bursátiles eran más lucrativos que el crédito, Avendaño señala que el perfil de la banca es más dirigido al consumo.

“La segunda razón es que el presidente del Banco Central anunció los 4,000 millones de córdobas en concepto de préstamo a los bancos y recuerdo que dijo claramente que era para apoyar la producción agropecuaria, las actividades primarias de la economía, principalmente para impulsar las actividades agrícolas, pero ¿por qué no se incrementó el crédito del sector agropecuario? Tengo varias razones, una de ellas es que la banca comercial de Nicaragua tiene un perfil más pronunciado como banca de consumo que como banca de producción, solo excluyendo los préstamos hipotecarios, que son demandados por las familias y el comercio, cuyos productos también son demandados por las familias”, dijo Avendaño.

Añadió que en “el crédito a la producción agrícola, ganadera e industrial manufacturera, apenas participan con el 25 por ciento en el saldo total de créditos los bancos, el 75 por ciento restante está dirigido para el crédito comercial, principalmente bienes de origen importado para producir y consumir; están los créditos personales, el crédito de tarjetas de consumo, el hipotecario para la vivienda, todos estos créditos son dirigidos a la familia, no a las empresas productoras. Entonces directa o indirectamente el usuario final se llama familia”.

La tasa fue demasiado alta

En paralelo, el BCN también decidió aplicar una reducción en la tasa que cobra en sus operaciones de reportos, que son préstamos de corto plazo que el máximo emisor bancario hace a las entidades financieras. Esto implica que la Tasa de Referencia de Reportos Monetarios (TRM) pase de 5.25 a 4.5 por ciento, esto con el fin de “propiciar una reducción de los costos de financiamiento que facilite la intermediación financiera”.

Al respecto, Avendaño señaló que el BCN pudo establecer una tasa del cuatro por ciento, en lugar de 4.5 por ciento. “El anuncio de la tasa de interés del 4.5 por ciento, esa es la tasa de interés monetaria que en mi opinión no guarda correlación con las tasas de interés del mercado, esa puede ser una de las razones por las que los productores no usaron ese crédito, porque la tasa de interés a la que es ofrecida es demasiada alta”, dijo Avendaño.

También expresó que la política es contradictoria, puesto que el Banco Central no puede tener injerencia en las decisiones de la banca privada. “Es muy extraño que el Banco Central haya sido muy ingenuo en dar crédito para la producción, a sabiendas que las decisiones bancarias privadas son privadas, no son públicas”, agregó.

¿Cómo esto afecta las actividades económicas?

Torres añadió que la restricción del crédito o que este no sea una prioridad es grave para la economía nicaragüense, puesto que de eso depende que haya una recuperación este año.

“Esto es gravísimo para las actividades económicas, Conimipyme dijo en diciembre que este año iba a ser de reactivación económica sostenible, pero que se tenían que cuidar tres variables: la situación política, recordemos que este es un año electoral; segundo el crédito, sin financiamiento no hay manera que logremos una tasa del PIB de 2.5 a 3.5 por ciento, la economía urge de crédito, porque todos los sectores se han descapitalizado; y tercero, el precio de los combustibles, porque eso puede afectar la inflación”, dijo Torres.

Además, Torres concuerda con Avendaño al señalar que la banca sigue priorizando los créditos de consumo y ha dejado a un lado el crédito agropecuario, lo cual no es bueno.

“En el orden de prioridades de colocación de crédito, el sector agrícola aparece de quinto, ganadería está de número ocho, es lo último. Ambos, creo, no suman ni el 12 por ciento del saldo de la cartera de crédito, mientras que en el crédito personal, de consumo, de tarjetas de crédito, ahí está la mayor parte del saldo, esa es la prioridad”, dijo Torres.

El problema es la incertidumbre

Mario Arana, expresidente del Banco Central, manifestó que al final del 2020 hubo una leve expansión del crédito, pero aun así cerró en negativo producto del impacto de la pandemia. Arana considera que el financiamiento es vital para la reactivación económica, pero que la incertidumbre sigue afectando.

“El crédito se comenzó a recuperar en septiembre, entonces al final el neto es de contracción, yo creo que con el crédito hay problema de incertidumbre, que en realidad los bancos sienten que no está claro el panorama y se ven obligados a mantener una liquidez alta, porque la gente puede llegar a pedir sus depósitos”, dijo Arana.

Por su parte Carmen Hilleprandt, presidenta de la Cámara de Comercio y Servicios de Nicaragua (CCSN), manifestó que evidentemente el sector comercio ha visto una contracción en el crédito.

“Al cierre del 2020 el sector vio una reducción del cuatro por ciento en el crédito, yo creo que esto se debe a que la banca como los usuarios están siendo muy conservadores, porque los préstamos que están dando son con muchas reservas, tal vez porque este año es electoral y aunque se quiera invertir hay mucha incertidumbre y aparte tenemos una Ley de Concertación que no nos motiva para invertir”, refirió Hilleprandt.

Álvaro Vargas, presidente de la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic), manifestó que el sector el año pasado observó una restricción en el crédito, lo que obligó a muchos productores a buscar financiamiento externo, sobre todo para la agroexportación. No obstante, señala que este año la banca ha tenido mayor apertura con el sector.

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