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Guillermo Rothschuh Villanueva, escritor. LA PRENSA/CORTESÍA

Una mirada a la obra de uno de los predilectos de todos los tiempos: Gabriel García Márquez

Como bien dice Guillermo Rothschuh Villanueva, en el mismo lugar que se sienta Don Quijote de la mano de Cervantes, está sentado García Márquez con el Coronel Aureliano Buendía.

El escritor nicaragüense Guillermo Rothschuh Villanueva publica su nuevo libro “García Márquez, personal”; el cual es valorado por Nelly Ramírez Moncada, como  una “mirada personal” del  escritor, a la obra de “uno de sus predilectos de todos los tiempos”: el escritor colombiano, Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez. Este nuevo libro será presentado virtualmente en nuestro país próximamente .

Aquí le compartimos el texto valorativo de Nelly Ramírez Moncada, titulado: “El viaje del lector, el compromiso del escritor”.

Puntos de encuentro

Con más de 40 obras publicadas, en su mayoría sobre la libertad de expresión, los recovecos altisonantes de la comunicación social, el noble oficio del periodismo y en muchas otras, homenajes, expresiones de amor (del amor racional, como es su estilo) a Juigalpa, su ciudad natal, Guillermo Rothschuh Villanueva regresa con nuevos bríos a compartir su mirada en sus viajes como lector, en un acto de vulnerabilidad, nos regala su mirada personal a la obra de uno de sus predilectos de todos los tiempos, Gabriel García Márquez.

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Es común en sus conversaciones establecer paralelismos entre nuestra historia y sociedad y las hipérboles y ocurrencias mágicas de Gabo. Frente a lo real, su mente nos lleva a lo real-maravilloso de García Márquez para mostrarnos el escenario latinoamericano. Como bien dice Rothschuh Villanueva, en el mismo lugar que se sienta Don Quijote de la mano de Cervantes, está sentado García Márquez con el Coronel Aureliano Buendía. Su palabra trascendió la historia, la ficción, la literatura y el tiempo.

Hay tres cosas que unen a Rothschuh Villanueva y a García Márquez, esto tal vez explica su fascinación por la obra de Gabo.

La primera es que ambos son acuciosos observadores de la cotidianidad, con una gran capacidad de tejer los hilos desde la naturaleza humana, cruzando por la coyuntura política y social de una sociedad, combinado con los efectos (muchas veces inverosímiles) del poder (esa droga indomable) en los que lo detentan.

La segunda es su amor, compromiso y constancia a lo largo de toda su vida, por el periodismo y la comunicación. Guillermo ha dedicado más de 30 obras y los últimos 40 años de su vida a abordar el fenómeno de la comunicación. Su vocación desde su rol como educador, maestro y escritor, lo hace palpable en incontables escritos sobre la implicancia de la comunicación en nuestras vidas, la importancia de hacerla valer como un derecho humano y los abusos constantes que desde las esferas del poder se comenten contra este bien público que nos pertenece a todos.

La tercera es la perseverancia y la decisión inquebrantable de poner su labor como escritor como prioridad en su vida. La vocación de Rothschuh Villanueva, la vive con disciplina y precisión. Todos los días enfrenta la hoja en blanco a la misma hora y con la misma convicción desde hace más de 40 años, convencido que no se trata de esperar la inspiración, pues como bien dijo Picasso, que cuando llegue la inspiración nos encuentre a todos trabajando.

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En este libro, después de innumerables relecturas de la obra del minotauro, el autor nos comparte sus hallazgos, nuevas aristas que a lo largo de su vida va poniendo en un nuevo lugar de su memoria. Cada relectura es un nuevo encuentro, una develación sorprendente.

Uno de sus hallazgos es la visión del tiempo desde la narrativa de García Márquez: “Mientras repasaba gustoso sus crónicas, reportajes y notas de prensa, estas me llevaron a ratificar la manera escrupulosa que cronometra el tiempo. Un obsesivo compulsivo que sabe aquilatar su valor a la hora de enjuiciar cualquier obra…”. 

Con esa misma lógica de la pertinencia del tiempo, Guillermo nos trae una reflexión a la luz de nuestros tiempos. Nos devuelve a García Márquez al presente, exaltando el placer de la escritura, el poder de la literatura para moldear realidades y pensamientos, la supremacía del noble oficio de periodismo, los grandes peligros que enfrenta y su vínculo indisoluble con la literatura y el arte creativo.

El valor de la crítica

Se podría decir que este libro es una crítica literaria de la obra de García Márquez, una critica favorable de un ávido lector de su maestro. Sin embargo, la crítica, la mirada, la verbalización de la experiencia de la lectura es también el regalo de una nueva lectura para los lectores. Es una ofrenda de nuevas luces y claves para todos aquellos que se acerquen a su obra por segunda, tercera o primera vez. Rothschuh Villanueva muestra al desnudo al Gabo exagerado, pero que de tan exagerado es extremadamente convincente, que recreó mundos y personajes que tomaron lugar en el tiempo y en el espacio del mundo real.

Algunos de sus textos favoritos, tema recurrente a lo largo de este libro, Cien años de Soledad, El amor en los tiempos del cólera, Los funerales de la Mama Grande, son textos que recrean mundos, pero no solo en el espacio físico, también en el espacio mental, develando arquetipos de personas que antes no tenían nombre, pero después de él se llaman Úrsula, Melquíades o José Arcadio Buendía.

Sabemos quiénes son, conocemos sus pasiones, su fuerza y debilidades, han habitado entre nosotros desde todos los tiempos, pero solo ahora, después de leer sus novelas, sabemos dónde están, los vemos en las calles y los nombramos.

Como aduce Roland Barthes, en toda obra literaria se afirma una realidad formal independiente de la lengua y del estilo: la escritura como la relación que establece el escritor con la sociedad, el lenguaje literario trasformado por su destino social. Este vínculo nunca es tan real y palpable como en la obra de Gabo.

Su prosa, la novela total que recrea mundos completos, lleva al realismo mágico a la cotidianidad, a lo diario, a lo natural y común entre nosotros. A la inversa, Rothschuh Villanueva eleva el acto de la lectura al suceso más extraordinario de su cotidianidad, llevándolo al estado de embriaguez y éxtasis. Su obra es un llamado a tomar ese camino, su invitación incesante: leer, leer, leer, embriagarse, pero de palabras.

Recorriendo el camino andado

Cien años de soledad, la novela que marcó un parteaguas para el minotauro, ha marcado también un camino recurrente en la vida de Guillermo. “Los personajes de Cien Años de Soledad se integraron a mi vida por la puerta grande” y desde que entraron no salieron.

Es tan real esta afirmación que cuatro décadas después, Rothschuh emprende camino por el pergamino de Melquíades buscando nuevas claves, nuevos encuentros o desencuentros, nuevas pistas para descifrar las avenidas hilvanadas por la familia Buendía, buscando nuevas combinaciones que expliquen la historia mágica de América Latina, trazada por el bien y el mal en un drama de nunca acabar.

Durante el período de la pandemia Guillermo volvió a Cien años de Soledad. Es probable que, en medio de las crisis, nuestro instinto humano busque aquello que  explique nuestra esencia común como humanidad. El tema recurrente, para Gabo, es para Guillermo el amor, en mi opinión, la soledad.

Ambos son los grandes temas de nuestra existencia. El otro y el yo. El amor, como veneno, como antídoto, como salvación o perdición, la soledad como estado anímico, como estado psicológico, como triunfo o derrota.

En García Márquez estos son los dos temas que se cruzan y se separan sin tregua. Para Guillermo, sea cual sea la opinión del lector, “Cien Años de Soledad seguirá provocando asombro, encantamiento y seducción. Atravesará mares y océanos, seguirá convocando a nuevos lectores de todo el orbe. Nuevas generaciones se sumarán a la aventura de sobrevolar sus páginas…”.  

El legado permanente

La escritura es el resultado de un trabajo terco, obstinado y laborioso, nos advierte el escritor. García Márquez, personal es el resultado de su obstinación y perseverancia para poner sobre la mesa la importancia de la escritura y la lectura, un binomio indisoluble. Nos lleva por la casa de su predilecto, una excusa para mostrarnos el placer de la lectura y la escritura.

En un gesto noble, nos comparte su propio antídoto a la soledad, su propia fórmula para vivir. Volcó en la hoja, en las hojas de este libro, las palabras que acompañaron su mirada al recorrer las páginas de la obra de Gabo, un regalo para que todos aprendamos también a volar con las palabras.

Para cerrar mi invitación y celebración de esta obra, esta fiesta de la lectura y sensibilidad de su viaje como lector, quiero retomar las propias palabras del autor:

Difícil, casi imposible escribir el obituario de Gabo, mientras su literatura perviva, su imagen se tornará imperecedera. Sigue encantando a quienes abren sus libros. Cumplió a cabalidad con su condición de escritor. ‘Sabía que las obsesiones dominantes prevalecen contra la muerte’. Su grandeza seguirá creciendo en la medida que sus libros derroten fronteras y venzan al tiempo. Se convirtió a puro pulso, en un referente inevitable de la literatura latinoamericana y mundial. Su obra testimonia que no equivocó el camino, quiso ser escritor y lo logró con creces. (…) El genio nunca muere”.

Gracias a esta obra, la inmortalidad del minotauro se extiende, una nueva mirada amplía el paisaje de lo posible para los miles de lectores de Gabriel García Márquez y al mismo tiempo, Guillermo Rothschuh Villanueva siembra un árbol más en su bosque, su legado de vida y el acto congruente de hacer lo que se dice y viceversa. Una vida por la palabra.

 Mérida-Yucatán

México- 4 de marzo 2021.

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COMENTARIOS

  1. Hace 3 años

    Espero leer pronto esta obra de Guillermo, pues el tema siempre sera actual y se intuye una lectura que enriquecera nuestros conocimientos sobre este inmenso y admirado de la literatura universal, Gabriel Garcia Marquez. Muchas gracias tambien a la escritora que hace la resena, Nelly Ramirez Moncada.

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