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El mariachi Edgar Díaz. LA PRENSA/Cortesía

De jornalero a mariachi. La historia de un nicaragüense sobreviviente de Covid-19 en España

Edgar Díaz ha hecho todo por sobrevivir. A sus 30 años ha sido mariachi, teatrista, escritor, jornalero, obrero y ahora emprendedor de servicios digitales. Esta es su historia

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“Salí de Nicaragua con una maletita con tres mudadas de ropa, dos pares de zapatos, unos que traía puesto, mis chinelas y 800 euros”, recuerda el nicaragüense Edgar Díaz al repasar su vida de migrante en la ciudad portuaria de Alicante, España.

Díaz ha hecho de todo para sobrevivir. Trabajó como jornalero en los fríos campos de Lorca, superó el Covid-19, anduvo de mariachi y la cuarentena lo hizo reinventarse en el competitivo mundo digital. Él forma parte de la lista de los más de 100 nicaragüenses que viven en Alicante, al sur de España, una región con un clima tropical parecido al de Nicaragua. “Desde que vivo acá, me siento como en mi país”, dice.

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Recuerda que hace cinco años emigró a España en busca de mejores oportunidades. Salió de Nicaragua acompañado de un sobrino, llegaron Madrid llenos de ilusiones por el porvenir, permanecieron tres días y se trasladaron a la provincia de Lorca en busca de trabajo en los plantíos.

El mariachi Edgar Díaz (primero de izquierda a derecha), acompañado de los ecuatorianos José Luis García y José García, en Alicante, España. LA PRENSA/Cortesía

“Trabajé tres meses en el campo, durísimo; y aquí viene el tema de la explotación que viví en carne propia, te lo digo, brutalmente. Una de las cosas que me dolió mucho es que los mismos latinos explotan a los latinos. Yo ganaba 30 euros, bien, pero bien cachimbeado”, expresa.

Agrega que se levantaba a las cuatro de la mañana para alistar su comida, pues a la cinco lo pasaban recogiendo. “En esa ciudad hace un frío brutal, trabajamos desde la siete de la mañana a las seis de la tarde. De regreso son dos horas más de camino, bien golpeados por 30 euros. Yo trabajé en el Oliva”, recuerda.

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Edgar Díaz, en su ciber, en Camoapa, Nicaragua. LA PRENSA/Cortesía
Edgar Díaz tenía un cíber en Camoapa, Nicaragua, años antes de partir a España. LA PRENSA/Cortesía

Al estar en los campos del Olivo se dio cuenta de que esa vida no era para él y con el poco dinero ahorrado se compró un acordeón y se unió al Mariachi Tapatío, conformado por los ecuatorianos José Luis García y José García (padre e hijo), y comenzó a tocar en varios lugares música popular.

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Cielito lindo, El rey, Si nos dejan, Las mañanitas, entre otras, eran parte de los temas más solicitados por sus clientes informales; en ocasiones tocó sones nicas como Palomita guasiruca; Soy latino, del Dúo Guardabarranco; y Nicaragua, Nicaragüita, de Carlos Mejía Godoy.

Sentía que recibía además admiración y respeto del público, no discriminación por su condición de migrante en la ciudad portuaria de Alicante.

Y en sus horas de nostalgia íntima cantaba un tema de su autoría, A mi pueblo, canción masterizada por Porfirio Solís y dedicada a Camoapa, su terruño natal.

En 2019, abrió un poco de su espacio y promovió la gira musical, en Alicante, de la cantautora nicaragüense Ceshia Ubau, de su álbum Habría que sembrar girasoles, que rinde memoria al poeta Francisco Ruiz Udiel.

En una tarde de sol en la bella ciudad portuaria de Alicante, España.  LA PRENSA/Cortesía

Golpeado por el Covid y el desempleo

Pero esta forma de vida artística fue rota abruptamente con la llegada de la pandemia del coronavirus a España. El gobierno español implementó medidas estrictas y multas altas a los que las violaran.

Al cerrarse los negocios dejó de trabajar como mariachi y tuvo que encerrarse en su apartamento a sobrevivir la pandemia. Su situación se vino a empeorar cuando fue diagnosticado como positivo al Covid-19, a mediados de marzo de 2020.

“No queda más que poner las esperanzas en el altísimo”, pensó en ese momento. El diagnóstico lo tomó con calma. Se encerró en su habitación, tomó su tratamiento y permaneció en cuarentena.

Mientras resistía a la intensa fiebre, la tos seca y el malestar que ocasiona el virus, en su interior vivía ansiedad y pánico por las noticias y sus abrumadoras cifras de muertos en España e Italia. Las dejó de oír, se aisló y confió en Dios.

En Nicaragua, su madre y familiares estaban preocupados. Para esos días falleció por coronavirus Nereyda Palacios, de 53 años, originaria de Jinotepe, Carazo. Era una activa predicadora de una congregación cristiana en Zaragoza, España. Díaz desde su Facebook comenzó a concienciar sobre el contagio.

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Desde que el 31 de enero de 2020 fuera identificado el primer caso de Covid-19 en España, el virus ha sido detectado a más de 3.14 millones de personas. De ellas más 70,247 han muerto, según las cifras del Ministerio de Sanidad de ese país hasta este jueves.

En la cuarentena funda Pleyxi

El 9 de febrero, Díaz cumplió 30 años de vida. Nació en Camoapa, Nicaragua. Es hijo de Manuel Napoleón Díaz Marín y Salvadora de Jesús García Bonilla. Ha dejado en el pasado sus duros recuerdos, busca reactivarse y sobrevivir a los nuevos días que se le avecinan.

“Más de 60 mil negocios han cerrado ahora mismo en España”, dice. Junto a sus amigos del Mariachi Tapatío, realizan dos o tres presentaciones al mes. Para subsistir no es suficiente, explica.

El nicaragüense Edgar Díaz (al centro con el acordeón), acompañado con mariachis de Paraguay, México, Ecuador y España. LA PRENSA/Cortesía

Para lograr pagar el gasto de alquiler del apartamento donde reside, comparte espacio con un músico argentino de 83 años que acompañó en cierto momento a Facundo Cabrales. También trabajó en una ocasión pintado una casa; pero lo mejor que le ha pasado es reinventarse como un profesional de servicios digitales y obtener otros ingresos adicionales.

Durante la cuarentena, el mariachi, escritor y promotor cultural Edgar Díaz funda Pleyxi, un espacio de servicios digitales. LA PRENSA/Cortesía

Ahora desde su apartamento trabaja en el proyecto que fundó y que llamó Pleyxi, una agencia de marketing y publicidad; además brinda servicios editoriales y digitales.

Reveló que desde hace tres años se interesó en crear contenidos culturales y de entretenimiento, por lo que creó el canal de YouTube Qué bonito; también ha colaborado en el Diario de Alicante y Columna Cero. Y ha logrado publicar entrevistas al trompetista español Alberto Moreno, a los escritores Héctor Rodríguez (España), Juan Calero Rodríguez (Canaria-Cuba), la pintora panameña Gisela Velásquez, entre otros.

Otras de sus pasiones es escribir poesía, relatos de terror y narrativa juvenil. En 2017 dio a conocer Tiempos de sombras, vientos y espumas (editorial Nébula), y en estos meses de cuarentena, Las cenizas del espejo, en la plataforma digital de Amazon. Tiene como meta publicar otro libro este año.

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COMENTARIOS

  1. Hace 3 años

    Duro de creer pero esa ciudad, Lorca, que él menciona fue seriamente dañada por un terremoto de magnitud 5.1 en el 2011. Fue destructivo porque el epicentro fue de poca profundidad.

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