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Cómo los nicaragüenses superaron a los costarricenses en cuanto a emprendimiento de negocios, según CID-Gallup

Después de Nicaragua, son los salvadoreños los que más abren negocios. Esta es la situación a nivel regional, según la encuestadora. Los economistas nicaragüenses creen que hay un espejismo detrás de los resultados de la encuesta

Si en algo superó Nicaragua a Costa Rica durante esta pandemia es en el espíritu emprendedor. Una encuesta de CID-Gallup muestra que el 44 por ciento de los nicaragüenses consultados aseguran que en el contexto de la pandemia emprendieron algún negocio, convirtiéndose en el país con mayor número de personas en la región que más optó por esta vía para hacer frente al efecto de la crisis sanitaria en la economía. Al otro lado de la acera está Costa Rica, donde apenas el 26 por ciento de su gente siguió ese camino.

La encuesta fue aplicada en enero y la misma muestra que, después de Nicaragua, son los salvadoreños los que más ponen negocios. “En promedio tres de cada diez centroamericanos deciden emprender en respuesta a esta situación y de esta forma producen ingresos familiares. En el caso de Nicaragua, se destacan las mujeres, informantes de 40 años, y personas con estudios primarios”, revela el reporte.

En contraste con Guatemala, los emprendimientos han sido puestos por personas con un nivel de educación secundario o universitario. CID-Gallup realizó el estudio con muestras de 1,200 personas o más, a nivel nacional en cada país, a ciudadanos con teléfono celular activo, con un margen de error +-2.8.

Los economistas en Nicaragua son escépticos con el tipo de emprendimiento que se están desarrollando en el país, especialmente a lo referido a la sostenibilidad de  estos y la capacidad de los mismos para generar ingresos y empleos de calidad.  Por el contrario, advierten de una profundización del subempleo y por ende la informalidad. El problema es que no hay una política pública y de educación para lograr que estos negocios crezcan, tengan tecnología y se tecnifiquen.

Cirilo Otero, economista y sociólogo, explicó que en el país lo que existe es una economía de servicio y asentada en la informalidad. “De cada 10 personas en capacidad de trabajar, siete están en el sector informal y solamente tres en el sector formal, lo que es una economía que no crece, no es sostenible, por lo que se considera que es una “estafa” decir de “emprendimiento” cuando no existe apoyo de empresas y del Gobierno”.

Otero estimó que de cinco micronegocios que se crean en Nicaragua, cuatro desaparecen al poco tiempo y uno queda con tendencia a desaparecer a mediano plazo, por las razones antes expuestas.

De hecho según el reporte de CID-Gallup, en la región el “grupo más grande de personas decidió enfocar su micronegocio en la preparación de comidas. Mientras que la segunda actividad que se escogió fue la confección y venta de ropa. Y en tercer lugar se encuentra el comercio, con excepción de Costa Rica en donde las actividades económicas que rodean la ‘belleza’ ocuparon esta posición”.

El  economista Luis Murillo, al igual que Otero, también cree que hay una confusión entre emprendimiento y negocios informales en Nicaragua.

“El emprendedurismo es un segmento de nivel económico que tiene posibilidad de éxito y crecimiento acompañado de políticas públicas y en el país lo que existe es una población económicamente activa, un 12 por ciento que está en el desempleo abierto y las personas están buscando cómo tener cualquier tipo de ingreso, por lo que desarrollan alguna actividad, y eso no es emprendimiento, es subsistencia, la confusión hizo que Nicaragua destaque en altos niveles de subsistencia”, aclaró.

Murillo agregó que actualmente existe un 84 por ciento de informalidad en los negocios, que  no llevaban contabilidad, ni servicios de seguridad y son empleos de subsistencia. Según datos del Banco Central de Nicaragua (BCN), de los 2.3 millones de personas económicamente activas en el país, 1.3 millones están ligadas al mercado informal.

Pero hay historias de éxito y estar capacitados es clave para evitar morir en el intento. Nayeli Benavídez, empresaria de ropa deportiva , dijo que su negocio logró sobrevivir a la pandemia porque desde el 2017 se capacitaron. “Empezamos a formarnos en redes sociales y otros temas necesarios sobre las nuevas tendencias de ventas, esto nos ayudó para sobrevivir hasta estas fechas”, relató.

No obstante, reconoció que debido a la pandemia y el efecto de esta en la demanda interna cerraron una de las tres sucursales, pero lograron mantenerse con ahorro total. “Vimos que muchos emprendedores cerraron, porque no miraban sus negocios” , expresó Benavídez.

Para  el economista Murillo, el Gobierno debería orientar una visión de negocios desde la educación, es decir incluir el espíritu emprendedor desde la educación de preescolar, primaria y secundaria. Y desarrollar paralelo programas de capacitación, financiamiento  e inyección de tecnología en estos negocios para que puedan crecer.

Pero más allá de estos planteamientos, lo cierto es que en Nicaragua el gobierno no ha aplicado ninguna política de apoyo a los afectados por la pandemia, principalmente para las personas que han perdido su empleo en esta crisis sanitaria, situación que empeora por tres años de recesión acumulada.

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