“Nuestra política sobre Cuba va a estar comandada por dos principios: el primero el apoyo a la democracia y los derechos humanos, que va a ser el eje, y el segundo es que los estadounidenses de origen cubano son los mejores embajadores de la libertad en Cuba”, dijo la vocera de Biden, Jen Psaki.
La funcionaria respondió a una pregunta sobre si el nuevo gobierno demócrata desmantelaría algunas de las políticas de sanciones impuestas por la administración republicana de Trump, que revirtió la apertura con la isla lanzada por el mandatario demócrata Barack Obama cuando Biden era vicepresidente.
“Estamos revisando las políticas del gobierno de Trump en varios temas de seguridad nacional para asegurarnos que nuestra visión se ajusta a eso. Vamos a marcar nuestro propio camino”, indicó Psaki, afirmando que en este momento no tiene nada que anunciar.
Biden: “Se necesita una nueva política hacia Cuba”
Cuba -que está bajo un embargo estadounidense desde 1962- sufrió durante el gobierno de Trump una cascada de sanciones económicas orientadas a perjudicar la economía de la isla.
Esta batería progresiva que afectó al sector del turismo, los transportes y las divisas terminó días antes del final del gobierno de Trump con la calificación de Cuba como un “patrocinador del terrorismo”, una categoría de la cual el país había sido retirado en 2015. Según La Habana, el endurecimiento de las sanciones impuestas bajo el gobierno de Trump dañó en 20.000 millones de dólares a la isla.
Entre las medidas lanzadas por Trump estuvo la prohibición de que los cruceros estadounidenses pudieran parar en Cuba, las sanciones a empresas estatales y dirigentes cubanos, la obstaculización al envío de remesas y su limitación, y el castigo a empresas extranjeras con negocios en el país.
Durante la campaña, Biden -un moderado en el Partido Demócrata- afirmó que se necesita una “nueva política hacia Cuba”, y dijo que la isla “no está más cerca de la libertad y la democracia que hace cuatro años”.