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Joe Biden, Estados Unidos, Nicaragua, dictadura de Daniel Ortega, Alianza Cívica, UNAB, opositores

Joe Biden. LA PRENSA/AFP

Opositores en Nicaragua: El triunfo de Joe Biden en EE.UU. no cambiaría presión contra dictador Daniel Ortega

Juan Sebastián Chamorro, Violeta Granera y Félix Maradiaga, de las opositoras Alianza Cívica y la UNAB, comparten la posición de que Joe Biden no representa "oxígeno" político para Ortega. Estas son las explicaciones

Los representantes de la oposición nicaragüense están tranquilos con que el próximo gobierno de Estados Unidos (EE.UU.), con Joe Biden como presidente, seguirá liderando la presión internacional en contra de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Con el triunfo de los demócratas Biden y Kamala Harris, como presidente y vicepresidenta  de EE.UU., respectivamente, lo único que los opositores creen que podría suceder es que se baje un poco el tono, pero no que se quiten las sanciones impuestas en contra de funcionarios del círculo de poder del régimen y un grupo de sus empresas. Por el contrario, se espera que la presión persista y hayan más sanciones próximamente, si en Nicaragua la dictadura Ortega y Murillo continúa violando a los derechos humanos o no se dan las reformas electorales que garanticen elecciones libres y transparentes en el 2021.

Y es que este sábado medios de comunicación en EE.UU. consideran a Biden ganador de las elecciones al adjudicarle Pensilvania. 

Juan Sebastián Chamorro, Violeta Granera y Félix Maradiaga, de las opositoras Alianza Cívica y Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), comparten la posición en que Biden no representará “oxígeno” político para Ortega, ya que recordaron que durante la campaña electoral, Biden evidenció su posición en que lo que hay en Nicaragua es una dictadura y se comprometió con la ciudadanía a apoyarla en la lucha por la defensa de la libertad.

Además, los opositores señalaron en que un cambio en quién ocupa la Casa Blanca no supondría grandes diferencias en cuanto a la política exterior hacia las dictaduras de Nicaragua y Venezuela, en América Latina, puesto que las acciones responden a acuerdos bipartidistas, puesto que demócratas y republicanos tienen la visión común en que esos regímenes no pueden continuar porque desestabilizan la región, y de que debe restaurarse el respeto a los derechos humanos.

“Creo que lo más importante de estas elecciones en Estados Unidos es que ganó la democracia, el pueblo norteamericano debía tomar una decisión, y demostraron una vez más que la opinión y el voto de los ciudadanos cuenta. Para los nicaragüenses esa es la gran referencia, y sabemos que el nuevo presidente de Estados Unidos quiere lo mismo para Nicaragua, que se restituya la democracia y pare la represión en que nos tiene sumidos el régimen de Daniel Ortega”, dijo Violeta Granera, del consejo político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB).

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Granera sufre esa represión directamente. Varios policías colocaron una patrulla en frente de su casa este sábado 7 de noviembre. Por varias horas, Granera tuvo “casa por cárcel” impuesta por el régimen, sin que haya cometido un delito más que el ser opositora a Ortega. Cuando intentó salir de su vivienda, los policías le hicieron de seña a Granera de que no podía hacerlo. Pasadas las dos de la tarde los policías se fueron. Esta violación a las libertades, acoso y asedio de los opositores es constante de parte de la Policía Orteguista (PO).

El estado de sitio de facto que ha impuesto el régimen desde las protestas sociales en abril del 2018, los crímenes que dejaron más de 300 asesinatos, más de 100 presos políticos, torturas y otras series de delitos calificados como de lesa humanidad por organismos defensores de derechos humanos internacionales, han merecido el repudio de la comunidad exterior.

El gobierno del republicano Donald Trump, en EE.UU., ha liderado las acciones de presión que ha supuesto un aislamiento internacional contra Ortega, al que se ha sumado la Unión Europea, Canadá, Suiza, Reino Unido así como la mayoría de gobiernos latinoamericanos en la Organización de Estados Americanos (OEA).

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“Esto no cambia, porque la política de Estados Unidos hacia Nicaragua ha sido bipartidista, todo responde a acuerdos entre los demócratas y republicanos. Y te puedo asegurar que las organizaciones opositoras seguiremos gestionando con la administración Biden, para que las sanciones contra Ortega no solo no disminuyan, al contrario. Estamos en un definitivo para que Ortega cumpla la resolución de la OEA de que antes de mayo del 2021 asegure reformas electorales creíbles, porque no aceptarán elecciones amañadas”, afirmó Granera.

La Nica Act demuestra el compromiso

La Nica Act, aprobada de manera unánime en el Senado y Congreso de EE.UU., y en vigencia desde diciembre del 2018, establece duras sanciones políticas y económicas contra el régimen Ortega y Murillo. Además de sanciones individuales para personeros del régimen, la Nica Act establece condicionamientos de préstamos al régimen por parte de instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

La ley también conocida como “Magnitsky  Nica” tiene el nombre oficial de Ley de Derechos Humanos y Anticorrupción de Nicaragua S. 3233.

Juan Sebastián Chamorro, director ejecutivo de la Alianza Cívica, señaló que la Nica Act es el marco de referencia de la política de EE.UU. hacia Nicaragua, que fue aprobada por unanimidad por los demócratas y republicanos, que apunta a sancionar los derechos humanos, la corrupción y los fraudes electorales cometidos por el régimen de Ortega y Murillo.

“Estos son principios bastantes sólidos de la política estadounidenses. Más allá de cambios naturales de administración y de los funcionarios, está el respeto a la Ley por sobre todo, por lo que no esperaría cambios fundamentales hacia el régimen”, dijo Chamorro.

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El pasado 29 de octubre, a pocos días de las elecciones en EE.UU., Biden aseguró a la cadena Univisión, de que una vez en el gobierno, no eliminaría ni suavizaría las sanciones hacia la dictadura orteguista. Prometió que tampoco deportaría a los migrantes que huyen de los regímenes de Nicaragua y Venezuela.

“No, no las suavizaría. Además, los que ya han huido de esos países tampoco serán deportados(…) Esto se aplica también (a) los nicaragüenses. Si vamos a ser duros con sus gobiernos, no podemos castigar a quienes huyen de esos sistemas”. Fue lo afirmado por Biden.

LA PRENSA conoció hace algunas semanas, varios líderes opositores nicaragüenses tuvieron conversaciones con asesores de Biden para América Latina, quienes habrían reiterado el compromiso por mantener la presión contra la dictadura orteguista, de llegar a ganar la Presidencia de EE.UU. Los miembros de la Alianza y la UNAB evitaron confirmar esos encuentros.

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Chamorro confía en que los demócratas se dieron cuenta de la importancia del voto nicaragüenses, cubano y venezolano en el sur del estado de la Florida, que se ha inclinó más hacia Trump, sea un elemento que el gobierno Biden-Harris tomen en cuenta en la formulación de la política exterior hacia los tres regímenes latinoamericanos.

“Creo que son una democracia comprometida con la defensa de los derechos humanos, y que no habría mano suave  con los dictadores, y esperemos que esas expresiones de la campaña se reflejen en la política. No debería interpretarse algo positivo para Ortega el triunfo de Joe Biden”, afirmó Chamorro.

Mensaje es que nada cambia

Félix Maradiaga, politólogo y miembro de la UNAB, tampoco espera que el cambio de gobierno en EE.UU., suponga un alivio para Ortega, ya que aseguró que las sanciones hacia los funcionarios del régimen, incluida la vicepresidenta Murillo, han sido coordinadas por demócratas y republicanos ante las graves violaciones a los derechos humanos y la corrupción existente en Nicaragua.

“Las posiciones de respeto a la democracia son bipartidistas por parte de los estadounidenses. No veo un cambio de fondo. Probablemente haya cambios de estilos, de tonos, pero no va a modificar la estrategia de presión al régimen, y de apoyo al pueblo por su libertad”, dijo Maradiaga.

Uno de los señalamientos del actual presidente Trump contra su rival en las elecciones, fue que Biden era el candidato del socialismo de la extrema izquierda, la que supuestamente sería liderada en el partido demócrata por el senador y exaspirante presidencial, Bernie Sanders. Además, Biden se presentó como el político opuesto a Trump, siendo más moderado.

Maradiaga refirió que a diferencia de lo que sucede en los países en desarrollo, como en América Latina, en EE.UU. el cambio de gobierno no trae consigo cambios de políticas de Estado, que se basa en el respeto a los derechos humanos y la democracia. Y los crímenes cometidos en Nicaragua los han constatado demócratas y republicanos, haciéndoles por tanto asumir una posición común con las sanciones y las exigencias de reformas electorales en un corto plazo, para que se garanticen elecciones transparentes.

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Es en base a eso es que Maradiaga descarta que, Biden relaje la presión contra Ortega, porque incluso el mensaje que les han hecho llegar a las organizaciones opositoras, en “que hay total acompañamiento al pueblo nicaragüense en su lucha por la libertad”.

El hecho que algunos personeros sandinistas o el mismo Ortega estén esperanzados en que Biden no ve con interés la crisis social y política en Nicaragua, y así se lo hagan creen a sus simpatizantes, es parte de la estrategia de calmar a la base, según el opositor.

“Ortega naturalmente necesita de manera desesperada darles a sus bases un aliento, por eso les vende el argumento de que solo deben preocuparse de las acciones de los conservadores (republicanos) en Estados Unidos, cuando es una equivocación porque a los demócratas también les importa que se respeten los derechos humanos y que acabe la represión por parte del régimen”, dijo Maradiaga.

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