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Nicaragua a un paso de caer en depresión económica. ¿Por qué esta podría ser distinta a la del primer Gobierno de Ortega?

Esta sería la segunda depresión económica bajo un gobierno de Daniel Ortega y el Frente Sandinista. Analistas explican por qué la economía caerá en esa condición al finalizar el 2020 y por qué esta será distinta con la ocurrida en la década de los años ochenta.

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El imparable deterioro de las condiciones económicas de Nicaragua en los últimos dos años, más el impacto  generado por  el coronavirus, encaminan al país a una depresión, que traerá situaciones más adversas para los nicaragüenses, alertan analistas.

Los economistas coinciden que aunque no existe un parámetro definido para determinar cuándo una economía  ha caído en depresión, señalan que un síntoma claro de que el Producto Interno Bruto ya está transitando hacia ese terreno es cuando este acumula tres años consecutivos de caída y no se muestran señales de mejoría en ese periodo ni a corto plazo.

“Existe un cierto consenso en que una depresión económica es un período extendido de contracción económica y que la producción va bajando en el tiempo. El umbral estimado de caída debe ser de un 10 por ciento acumulado en más de dos años”, explica un técnico de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides).

La economía de Nicaragua empezó a caer en el segundo trimestre del 2018, tras la explosión de una crisis sociopolítica en abril de ese año, que no solo ha tenido un costo social sino también económico en estos últimos dos años y medio.

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En el 2018 la economía cayó 4 por ciento y en el 2019 hubo otra contracción de 3.9 por ciento. Y este año, aunque ningún organismo proyectaba una recuperación del PIB, el Gobierno tenía la esperanza de revertir la recesión con un crecimiento de 0.5 por ciento, hasta que la pandemia del coronavirus sorprendió al mundo, que ha provocado el hundimiento de la economía mundial y se espera una contracción no vista desde la Gran Depresión en 1929.

Ese contexto externo más la falta de una solución a la crisis política en Nicaragua ha forzado al régimen de Daniel Ortega a admitir que viene un tercer año de contracción que rondará entre el 4 y 4.5 por ciento, pero que organismos financieros internacionales consideran que será del seis por ciento.  Y  de materializarse esas proyecciones, el PIB de Nicaragua técnicamente entraría en depresión.

El economista Néstor Avendaño manifestó que cuando se acumulan tres años de caída inmediatamente se cae en depresión, pero si en el primer año el país hubiera decrecido dos dígitos no hubiera esperado tres años para caer en esa condición, sino que inmediatamente se declara en depresión.

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“Mi opinión es que con la caída esperada del PIB de Nicaragua en 2020, que Copades estima en -6.1 por ciento, podríamos declarar técnicamente que la economía se encuentra en depresión económica, ¿por qué? porque las caídas del PIB anual fueron las siguientes: en 2018 un – 4%, 2019 un -3.9%, estos datos son oficiales y 2020 pronóstico de Copades  será un -6.1 por ciento, entonces se cumple la premisa de que hay tres años consecutivos de caída del PIB anual”, expresó.

De hecho The Economist Intelligence Unit en su informe  de agosto dio a conocer que “la pandemia de coronavirus (Covid-19) amenaza con empujar a Nicaragua a su depresión económica más profunda desde la década de 1980”. EIU revela en su análisis que la situación se le ha complicado mucho más a Nicaragua  debido a la falta de medidas para la atención del coronavirus, lo que ha frenado el acceso a financiamiento para esta crisis sanitaria.

Economía apunta a un estancamiento

Funides dio a conocer que también se le debe prestar atención que el crecimiento económico a mediano plazo en el país se ha estancado. “Eso es bien importante tomarlo en cuenta como parte de esas proyecciones, para determinar si un país está en depresión o no, y es que para Nicaragua, Funides ha calculado que el crecimiento potencial se ha reducido entre 40 y 50 por ciento, con respecto a lo que se crecía antes de la crisis del 2018”, dijo un técnico de la Fundación.

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Y agregó que “aunque el país eventualmente va a absorber el impacto, hay perspectiva por el daño al entorno del negocio, la migración de personal y el deterioro de los derechos humanos, entonces el país está entrando en una trayectoria en la cual su crecimiento económico potencial se está viendo afectado”.

De hecho, el economista Róger Arteaga, exgerente del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) explica que los análisis para determinar si una economía está en depresión no solo abarca el aspecto cuantitativo sino también cualitativo.

“La economía de los países se mide por su capacidad de producir, por eso el primer indicador que debemos ver es el Producto Interno Bruto, que es la suma de todo lo que se produce en el país e incluyendo lo que se exporta, eso es lo primero que ven los organismos y los inversionistas afuera, lo cuantitativo, pero además hay indicadores cualitativos, que tiene que ver con la percepción que se tiene del país, por ejemplo el narcotráfico, el terrorismo, la inseguridad ciudadana, el lavado de dinero, el respeto a los derechos humanos, la institucionalidad del estado de derecho, y en eso tampoco estamos bien”, dijo.

Arteaga se refiere al índice anual que publica el Instituto de Basilea, el cual ubicó a Nicaragua en el puesto 16 de 141  economías alrededor del mundo, como los más expuestos a prácticas ilícitas y que fue difundido a finales del mes pasado.

Será una depresión distinta a la de los 80

No obstante,  el economista Maykell Marenco sostuvo que la depresión a la que se encamina Nicaragua tendrá características distintas a la de los años 80.

“Definitivamente estamos al borde de una depresión económica con características diferentes en este caso a la depresión del pasado. Hay muchos indicadores que nos dicen que para el caso de Nicaragua la depresión va a ser deflacionaria, primero por la contracción en la demanda, las personas están aumentando el ahorro preventivo y para muestra un botón, la cantidad de dinero en circulación en Nicaragua acaba de disminuir 4.4 por ciento, eso indica menor cantidad de transacciones en la economía”.

Se produce deflación cuando la oferta de bienes y servicios en una economía es superior a la demanda. Es decir que si se compara la eventual depresión próxima con la de los años ochenta, en ese entonces la depresión fue con características inflacionarias.  De hecho en ese entonces hubo una hiperinflación (subida del nivel de precios muy rápida), de manera que en 1988 ese indicador alcanzó un 33,547.9 por ciento.

Pero además Marenco sostuvo que la desconfianza en el córdoba hace que aumenten los ahorros de forma preventiva. “También se observa que hay más ahorro porque no hay confianza en la moneda, el grado de dolarización es la prueba máxima que las personas confían más en la divisa extranjera, en este caso el dólar, entonces la gente está ahorrando mucho más de forma preventiva y para lograr ese ingreso, se restringen y eso hace que el consumo disminuya”, explicó.

“Otro factor que suma para que sea una depresión deflacionaria es precisamente la disminución de la tasa de deslizamiento de cambio, que pasó del 5 al 3 por ciento. No es que los precios van a disminuir sino que van a crecer a menor ritmo, por eso tendría un comportamiento más deflacionario que inflacionario”, agregó.

¿Nicaragua versus Venezuela?

Los analistas señalan que Nicaragua va en ruta hacia las condiciones económicas de su homóloga Venezuela, que este año el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectó una caída de 18 por ciento para esa economía.

“El problema de Nicaragua es que a nosotros nos está lloviendo sobre mojado, llevamos dos años acumulados de recesión y vamos al tercer año con la pandemia y si caemos en depresión estaría en una situación peor que Venezuela, porque este país es rico, tiene petróleo, minería, gas, lo que no tiene Nicaragua”, dijo Arteaga.

Mientras que Avendaño difiere de Arteaga y considera que la crisis en ese país se ha profundizado.“En Venezuela hay una severa depresión económica, y no se compara con Nicaragua, porque sus caídas han sido más severas”.

Lo cierto es que todo apunta a que este año Nicaragua entrará en depresión y que si no se logra un acuerdo político, la crisis se podría recrudecer aún más.

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