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Nicaragua

La venta de pollo asado es de los negocios que más han proliferado en los últimos meses en Managua. Es una salida al desempleo. LAPRENSA/U. MOLINA

BID pronostica para Nicaragua una gigantesca ola de destrucción de empleos formales. Especialistas temen por el INSS

De cumplirse los pronósticos del BID, en tres años más de 200 mil nicaragüenses habrán perdido su empleo formal, uno por la crisis política en Nicaragua y otro por la pandemia. Analistas temen colapso financiero del INSS

Una gigantesca ola de destrucción masiva de empleos formales se aproxima para Nicaragua. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) pronosticó ayer para el mercado del trabajo formal nicaragüense la desaparición de hasta 125,400 plazas si la recesión se prolonga como consecuencia de la pandemia. De esta manera se reconfirma los pronósticos de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), que esta semana alertó de los masivos despidos que se avecinan.

Un impacto menor, pero todavía fuerte, si la recesión se extiende por tres trimestres consecutivos, con una tasa de crecimiento en negativo cercana a los 10 puntos porcentuales, implicaría que 79, 800 nicaragüenses no tengan empleo formal al finalizar este 2020. El mejor escenario es que la emergencia sanitaria pase en el segundo semestre, y por ende, la recuperación de la economía empiece a notarse a finales del año. En estas condiciones al menos 45 mil empleos formales se perderían en el país, según las estimaciones del BID.

En Nicaragua la situación es el doble de preocupante porque el país arrastra las consecuencias económicas, y una de las más sentidas por la población, son los 106 mil empleos que según estimaciones de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) se perdieron en los últimos dos años como consecuencia de la crisis política, que aún no se supera.

Este mismo centro de pensamiento ahora, bajo el escenario de la pandemia, realizó nuevas estimaciones esta semana para el 2020: de 59,300 y 123,400 personas podrían quedar en el desempleo, que se alinean a las proyecciones realizadas por el BID.

El economista Róger Arteaga explica que todos los escenarios del BID son negativos, ya que 45 mil personas sin una ocupación formal es un “golpe bien fuerte”. El problema es que Nicaragua, contrario a los demás países que ya cuentan con financiamiento por parte de organismos multilaterales, para desarrollar las acciones establecidas en sus planes para mitigar el impacto de la pandemia en actividades productivas y sanitarias, no cuenta con ninguna propuesta.

Arteaga recuerda que las principales economías anunciaron que van a entrar a un proceso de recesión, en ese sentido, Estados Unidos, que es el principal mercado del país, y cuyo Producto Interno Bruto (PIB) puede decrecer hasta un 30 por ciento, muestra una situación grave para las zonas francas, donde se emplea a cientos de personas, y alimenta el mercado norteamericano.

El BID advierte que los tres posibles escenarios están sujetos a revisión de forma permanente, ya que varían en función del tiempo en que se extienda la pandemia y la severidad de la crisis económica.

“De las proyecciones yo no veo que podamos hacer mucho, y creo que vamos a llegar al peor de los casos de los 125 mil desempleados debido a que el gobierno no está haciendo absolutamente nada para contrarrestar esto”, expresó Arteaga.

El impacto de la pandemia que ha contagiado a 3.3 millones de personas en el mundo, y que llegó dos meses más tarde a una Latinoamérica que cerró 2019 con economías debilitadas, en parte, por todas las explosiones sociales, supone desafíos que son el doble de retadores para países como Nicaragua, que a medida que avanza la pandemia, se profundiza la pobreza.

El economista Luis Murillo explica que la estimaciones del BID tienen implicaciones en diversas áreas: mayor contracción en el consumo, contracción de la oferta y la demanda, y una caída del PIB de al menos 10 a 12 por ciento. En ese sentido, también el nivel de pobreza podría superar el 35 por ciento, además que más personas caerían en la informalidad.

En su reporte, el BID aún no incorpora en sus proyecciones de destrucción de empleos, los que se sentirán en el mercado informal, que es más grande en Nicaragua que el formal.

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LAPRENSA/LUIS GONZÁLEZ

Población con manos atadas

La población tiene pocas opciones ante un panorama tan oscuro, no solo provocado por las consecuencias lógicas de una pandemia, sino por la ausencia de un plan de gobierno para hacer frente al reto de la emergencia sanitaria.  Murillo explica que una opción para las personas que se quedan sin empleo es el mercado informal, que ya ha demostrado que en los peores momentos ha sostenido la economía, pero el problema actual es que el sector formal e informal han caído en mora financiera, y al no tener, un política pública que atenúe el impacto del sobreendeudamiento, se va a quedar en una economía de subsistencia.

“La crisis ocasionada por la COVID-19 puede generar una pérdida de hasta 17 millones de empleos formales en América Latina y el Caribe, aunque esto dependerá, obviamente, de cómo evolucione la pandemia y de las medidas de mitigación adoptadas por los gobiernos de la región”, expone el BID en su informe, precisamente, este último punto es del que carece el país.

Arteaga señala que acciones como las que han tomado otros países se podrían decidir en Nicaragua con un solo decreto, y empezar un plan de reactivación y contención del impacto del coronavirus, pero eso es asunto de voluntad. Y si en un caso hipotético se llegara a hacer, la medida sería tardía, pero podría paliar, con cierta suerte, el nivel de desempleo.

El impacto es mayor que la estimada por el BID

El economista Nestor Avendaño no está de acuerdo con las estimaciones del BID, asegura que el impacto es mayor. A mayor pérdida de empleo formal en la economía implica “una aceleración de la tasa de subempleo en este país, y por supuesto, una expansión del mercado informal, que no cotiza seguridad social ni paga impuestos”, expresó.

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INSS podría colapsar

Con la pérdida de empleos formales las cotizaciones del INSS se verán mermadas. Arteaga considera que este podría colapsar, al tener menos cotizantes y una gran cantidad de pensionados (216,470), por ende, en algún momento podrían anunciar que no tiene la capacidad para pagar las pensiones, y tendría que buscar esos fondos, y de lo último que disponen son de las reservas internacionales.

Asimismo, Avendaño dijo que “recaudará menos contribuciones a la seguridad social por parte de los empleadores y por parte de empleados, expandiéndose un poco más el déficit en su estado de resultados”.

Las estimaciones del BID también apuntan que el nivel de informalidad podría llegar a 62 por ciento del total de la población de la región, con lo cual se perderían todos  los avances logrados en este ámbito durante el periodo 2000-2013. Y nuevamente, advierte, que los países más pequeños y los que dependen de los servicios serían los más afectados. Nicaragua es uno de ellos.

Las ya endebles finanzas del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) también serán golpeadas con el incremento del desempleo formal, advierten especialistas consultados. Murillo considera que al darse la caída de los cotizantes se va a tener que establecer una política de compensación a través del Presupuesto General de la República al Seguro, e incluso, puede ser necesaria una reforma, ya que este se sigue gestionando como si no hubiera una crisis sanitaria, laboral, expresó.

Con la pérdida de empleos formales las cotizaciones del INSS se verán mermadas. Arteaga considera que este podría colapsar, al tener menos cotizantes y una gran cantidad de pensionados (216,470), por ende, en algún momento podrian anunciar que no tiene la capacidad para pagar las pensiones, y tendría que buscar esos fondos, y de lo último que disponen son de las reservas internacionales. Asimismo, Avendaño dijo que “recaudará menos contribuciones a la segurida social por parte de los empleadores y por parte de empleados, expandiéndose un poco más el déficit en su estado de resultados”.

Las estimaciones del BID también apuntan que el nivel de informalidad podría llegar a 62 por ciento del total de la población de la región, con lo cual se perderían todos los avances logrados en este ámbito durante el periodo 2000-2013. Y nuevamente, advierte, que los países más pequeños y los que dependen de los servicios serían los más afectados.

 

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