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Represión de la PO contra el gremio periodístico durante cobertura en la iglesia Divina Misericordia, en Managua. LA PRENSA/J Flores

Agresión, asedio y amenazas de muerte, es parte de la represión que vive el periodismo independiente de Nicaragua

En el periodo del 16 de diciembre de 2019 al 29 de febrero de 2020, se contabilizaron 53 periodistas agredidos, de los cuales 37 son varones y 16 mujeres.

Hacer periodismo independiente en Nicaragua es cada vez más difícil, pues la dictadura de Daniel Ortega no solo se ha empeñado en censurar la labor, sino también de agredir, amenazar, perseguir y difamar al gremio.

Al menos 61 casos de violencia contra periodistas se registraron entre el 16 de diciembre de 2019, al 29 de febrero de este año, siendo el principal agresor la Policía Orteguista (PO), el brazo represor de la dictadura.

El reporte presentado la mañana de este lunes por Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN), expuso que -en el periodo señalado- se registraron 404 delitos contra la libertad de prensa y de acceso a la información, ocurridos principalmente en Managua, Masaya, Carazo, Madriz, Matagalpa, León, Rivas, Estelí, Boaco, Bilwi y Bluefields.

Entre los delitos están las estigmatizaciones,  censuras, hostigamientos,  obstaculizaciones al acceso a información pública, ciberataques a sitios web, daños a equipos periodísticos,  daños a la propiedad privada, acoso judicial, entre otros.

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Aumento de represión y agresión

De acuerdo a Álvaro Navarro, miembro de PCIN, la dictadura ha intensificado los patrones de represión, pasando de agresiones individuales a colectivas. “Encontramos un aumento considerable, la tendencia es incrementar los periodistas agredidos. Hasta el año pasado identificábamos que las agresiones eran a título individual, no obstante, lo que ocurrió el 25 de febrero denota que para la dictadura, en este caso la policía, la acción es masiva, es contra todos”, dijo Navarro.

Solo el 25 de febrero, cuando periodistas dieron cobertura a piquetes de protestas, se registraron 14 tipos de agresión ocurridos en Metrocentro y nueve en las afueras de la iglesia Divina Misericordia, en Managua.

“Se mantiene que la represión está primeramente coordinada por la Policía, los mayores agresores represores son los uniformados y que operan siempre con fanáticos, personas con casco o encapuchadas, parapolicías o gente del partido del gobierno debidamente identificada”, añadió el periodista.

Navarro comparó  las últimas acciones de la PO como las realizadas por las pandillas “Maras”, al dañar las llantas de vehículos de dos medios de comunicación. “Esto no lo habíamos visto el año pasado, lo que denota que van intensificando sus mecanismo represivos. Cada vez es más difícil hacer periodismo, el ejercicio profesional del periodismo se ha vuelto peligroso.  Como la dictadura ha visto que el periodismo es uno de los poco gremios que resiste, entonces me parece que al régimen termina causándole serios disgustos”, reflexionó.  

En un primer reporte de PCIN, presentado en noviembre, señaló que se registraron 33 casos de violencia contra periodistas, de las cuales 13 eran mujeres.

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“PCIN considera que el Estado nicaragüense violenta su deber de garantizar los derechos de las y los periodistas, al convertirse en el primer violador de la libertad de prensa, de información y de expresión, violentando lo establecido en la Constitución Política de Nicaragua. En un estado de terror como el que se vive en Nicaragua, solo la denuncia pública permite alzar la voz”, dicta el comunicado.

Más mujeres violentadas

En el periodo documentado se registraron 53 periodistas agredidos, de los cuales 37 fueron hombres  (70 por ciento) y 16 mujeres (30 por ciento), quienes denunciaron que han sido amenazadas de agresión sexual por la misma PO.

“Los hombres enfrentan mayoritariamente situaciones de violencia social armada, mientras las mujeres, aparte de ese tipo de violencia, suelen ser mayoría entre las víctimas de la violencia sexual”, señala el informe de PCIN.

Las mujeres de prensa también fueron víctimas -por parte de paramilitares, fanáticos del régimen y policía- de hostigamiento, amenaza de violación y acoso sexual mientras realizaban sus labores. “La violencia sexual contra las periodistas y comunicadoras en el ejercicio de su labor, opera de manera sigilosa y constituye un abuso de poder amparado por el estado de impunidad actual”, apunta el comunicado.

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“Esto no es más que una expresión del sistema machista y patriarcal que es este régimen. Vos lo que mirás es cómo someter a la mujer y la manera de someterte es agrediéndote sexualmente”, dijo Abigail Hernández, directora de Galería News y miembro de PCIN, quien agregó que las colegas son vulnerables al acoso ya sea de las fuentes, del colega periodista o del ciudadano.

“La violencia contra las mujeres es discriminación y una violación de derechos humanos. Es violencia dirigida contra mujeres por el hecho de ser mujeres y les afecta desproporcionadamente. Por tanto, es imperativo se garantice un entorno seguro para que las periodistas y las comunicadoras puedan ejercer su labor en condiciones de equidad, sin
discriminación de ningún tipo”, agrega el PCIN.

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