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Padre Harving Padilla denuncia que el orteguismo pide el traslado de tres sacerdotes de Masaya

"Aunque están pidiendo el cambio de los sacerdotes de Masaya. Si nos vamos, nuestra conciencia no fue comprada", dijo el sacerdote

El padre Harving Padilla denunció este jueves que fanáticos orteguistas han pedido el traslado de tres sacerdotes en Masaya. “Y quiero decir que aunque están pidiendo el cambio de los sacerdotes de Masaya. Si nos vamos, nuestra conciencia no fue comprada, no fue comprada. Somos libres y actuamos como pastores”, dijo. Padilla aseguró que se trata de información no oficial, y no sabe si el pedido llegó al Cardenal Leopoldo Brenes.

Según Padilla los tres sacerdotes son él, Edwin Román, de la iglesia San Miguel Arcángel y Pedro Méndez, de la iglesia Santa María Magdalena.

Las declaraciones del sacerdote se dieron en medio de una jornada llena de violencia por parte de las turbas orteguistas que intentaron entrar al templo previo a la realización de la eucaristía que estaba dedicada a las madres de presos políticos en huelga de hambre en la parroquia San Miguel Arcángel de la misma ciudad.

Las puertas de la iglesia fueron cerradas y adentro estaban los feligreses, junto a un grupo de periodistas. La agresión de las turbas del régimen orteguista se dio en presencia de agentes antidisturbios de la Policía Orteguista (PO), quienes no se inmutaron ante tal agresión.

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“Como todo se filtra, estas personas sin conciencia son corazón vinieron a hacer semejante escándalo y ustedes lo pueden ver como nos tienen a nosotros los nicaragüenses, divididos. Estos si son grupos minúsculos, porque estábamos más gente dentro de la iglesia que nos pudiéramos haber defendido, pero como no somos personas violentas, no lo hicimos. Continuamos orando, la actividad se dio aunque no salimos en procesión”, aseguró Padilla, quien recordó que el templo ha sido profanado en dos ocasiones.

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Padilla no interrumpió en ningún momento la eucaristía que se esperaba que terminara con una procesión del Santísimo hacia San Miguel y en rogativa por la situación de encierro que atraviesa el padre Edwin Román y los familiares en huelga de hambre por la libertad de los presos políticos. La procesión del Santísimo se hizo a lo interno de la Iglesia, y el padre cubierto con una bandera de Nicaragua bendijo cada una de las puertas que permanecieron trancadas con las bancas de la misma Iglesia.

Al final de la misa, los feligreses empezaron a quitar las bancas y salieron uno a uno, mientras en el mismo lugar donde estaban las turbas orteguistas ahora estaba la población católica con pañuelos blancos, entonando cánticos religiosos y apoyando al sacerdote.

Una media hora después el sacerdote salió del templo católico junto con los feligreses. A las afueras, lo esperaban varias decenas de católicos que llegaron para respaldarlos. “Yo dije que no quiero mediación porque yo estoy en la iglesia que es libre y así como ustedes entraron a su iglesia, así tenían que salir, libres, porque aquí no hay régimen que nos pueda encarcelar”. “Quiero decirle que a Masaya le tienen miedo”, aseguró el padre.

Feligreses salen del templo

“Padre, amigo, el pueblo está contigo”;”No tenemos miedo”; “Viva Nicaragua Libre” fueron algunas de las consignas que corearon los pobladores, quienes, en su mayoría, llevaban pañuelos de color blanco. Un poblador aseguró que, “esta gente vino a apoyar, la gente ya está cansada, Masaya no tiene miedo”.

La agresión empezó este jueves cuando un hombre con camiseta negra golpeó a un feligrés que estaba a las afueras del templo. A él se unieron otros turberos, y repartieron patadas y golpes contra el señor Amílcar Montenegro, quien ronda unos cincuenta años. Los feligreses intentaron ayudarle pero fue difícil. Testigos relatan que fue entregado a fuerzas policiales que aparecieron en una patrulla.

En el forcejeo otro de los turberos guiñó la camisa de la periodista de Confidencial, Ivette Munguía, pero fue rescatada por los mismos católicos. La avalancha de la turba nunca se detuvo, apenas fue contenida después de varios minutos muy tensos, en los que los católicos forcejearon para evitar que entraran.

En la imagen aparecen dos turberos que intentan ingresar en la iglesia San Juan. LAPRENSA/R. Fonseca

Poco a poco, los católicos fueron venciendo las fuerzas de las turbas y colocaron bancas detrás de las puertas para evitar que estos tuvieran la oportunidad de empujar y entrar. Los feligreses, notablemente afectados, algunas personas llorando y otras orando se incorporaron a la eucaristía, que nunca fue detenida por el padre Padilla.

Jeffry Alexánder, quien aseguró ser parte del coro de la iglesia, denunció la detención arbitraria de su amigo a quien no identificó. “Quería ayudarlo pero no podía yo solito. Un muchacho vestido de negro lo comenzó a golpear. Es un amigo mío”, señaló.

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