Salir a las calles a protestar es un derecho, pero en un país como Nicaragua es un riesgo y hasta un peligro de muerte en este momento.
La activista feminista, opositora y miembro de la Articulación de Movimientos Sociales, Luisa Molina, manifestó que es un riesgo que están dispuestas a enfrentar para defender el derecho de concentración, manifestación y movilización, que establece el artículo 54 de la Constitución Política de Nicaragua.
“Nosotras como organizaciones respetamos el derecho individual que tienen las personas a querer participar en la movilización o no participar. Y nosotras como organizaciones también tenemos el derecho de manifestarnos y además de demostrar que las calles no son privadas, no son del gobierno, no son de los partidos. Esto tiene sus riesgos y hay que correr el riesgo”, dijo Molina.
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La feminista también valoró que ningún derecho civil se ha obtenido sin luchar cívicamente en las calles.
Mujeres luchan por defender derechos
“A nosotras las mujeres feministas nunca nos han regalado nada. Las mujeres hemos luchado primero por el voto, por poder participar. O sea, los derechos nadie los regala. El poder, las dictaduras no te dan nada. Hay que correr un riesgo por defender los derechos”, agregó Molina.

En Nicaragua, la Policía defiende los intereses del partido gobernante, Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), principalmente de su líder, el dictador Daniel Ortega. Por eso en este país la Policía Orteguista prohíbe las manifestaciones ciudadanas y las reprime con brutalidad.
El sociólogo Cirilo Otero expresó que las protestas siempre son efectivas, aunque parezcan derrotas.
“Continuar la presión social con las protestas siempre será importante contra la dictadura. Y más aún cuando son diversas, eso atolondra más al régimen. La diversidad de métodos de protestas son muy útiles para salir de esta situación social y política”, dijo Otero.
Organizaciones deben ser como las termitas
El también sociólogo Óscar René Vargas señaló que “el reto de los movimientos sociales es actuar como las termitas”, que son insectos que “mediante su acción colectiva y coordinada pueden llegar a carcomer la estructura de una casa hasta provocar su derrumbe”. Entonces, los movimientos sociales deben actuar colectivamente y coordinados “hasta derrotar a la dictadura Ortega-Murillo”, valoró Vargas.