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En víspera de la conmemoración del ataque a los atrincherados de la UNAN-Managua, la Policía Orteguista se apostó en los alrededores de la iglesia de la Divina Misericordia, que todavía conserva los vestigios de la acribillada. LAPRENSA/U. MOLINA

El relato de un universitario que sobrevivió al ataque a la UNAN Managua hace un año

La comunidad universitaria de la UNAN-Managua se tomó el recinto el 7 de mayo de 2018 y en seguida colocaron barricadas en sus alrededores para evitar ataques del régimen

“Si de verdad tenés un propósito con mi vida, mostrame tu mano. ¿Me salvaste el 23 (de junio de 2018) para morir acá? Hacelo por mis padres que te aman”, pronunció José Ríos Paz después de haberse arrodillado y puesto su cabeza en tierra. Eran aproximadamente las 11:00 p.m. y ya tenía unas seis horas de estar en cuclillas, escondido, inmóvil, detrás del iguanero de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), casi conteniendo la respiración cuando escuchaba la conversación de los paramilitares que buscaban por todos lados: “No hay nadie”, ¿y ahí?”, “tampoco”.

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Era solo el inicio del brutal y prolongado ataque orteguista contra los atrincherados en el recinto universitario, que dejó a su paso dos jóvenes asesinados. Esa barbarie cumple hoy un año.

Lluvia de balas de paramilitares por 12 horas

Hace un año el régimen atacó sin piedad para sacar a los universitarios de la UNAN-Managua, continuó haciéndolo cuando la mayoría de estos se refugiaron en la iglesia de la Divina Misericordia y desde el viernes mantiene un desproporcionado despliegue policial para evitar conmemoraciones, como la prevista para hoy en ese templo, el cual un año atrás fue rafagueado durante más de 12 horas.

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A diferencia de la mayoría, Ríos Paz no estuvo en la Divina Misericordia. Cuando los paramilitares lograron meterse a la UNAN a punta de plomo, se quedó escondido en el iguanero y fue hasta después de doblar rodillas que tomó el valor para saltar un muro y caer en una casa y así ir de techo en techo hasta esconderse en una de estas, amparado por la noche, sin saber que la iglesia estaba siendo acribillada.

Al amanecer Ríos Paz fue descubierto por las personas que ahí vivían y después de interrogarlo “me creyeron cuando enseñé mi carné de estudiante. Llamaron al padre de La Salle y me sacaron en vehículo”, narra desde su exilio en Costa Rica, donde por no tener aún el permiso laboral ha sido estafado en los lugares donde ha trabajado de guarda de seguridad.

No tuvieron misericordia con la iglesia

Aunque ya se habían tomado la UNAN-Managua y solo Ríos Paz permanecía escondido, los paramilitares y policías orteguistas dispararon contra la Divina Misericordia, donde además de los universitarios estaban atrapados algunos periodistas, el párroco Raúl Zamora y el vicario Erick Alvarado Cole.

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Producto del ataque quedaron agujereados vidrios y paredes del templo. Los líderes religiosos decidieron no borrar esta huella del horror vivido y la mantienen intacta. Es por ello que decenas de personas visitan el sitio solo para hacer fotografías.

Antes de que el cardenal Leopoldo Brenes y el nuncio apostólico Waldemar Sommertag lograran que el régimen permitiera que los exatrincherados fueran evacuados en buses hacia la Catedral de Managua, los paramilitares asesinaron a dos jóvenes: Gerald Vásquez y Francisco Flores. Al primero se le conocía como el bailarín de las trincheras y al segundo como el Oso.

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Vásquez recibió un disparo en la cabeza cuando defendía en la madrugada la trinchera que estaba afuera de la iglesia y murió en una mesa de la casa cural. A Flores lo encontraron en la mañana sin vida y cerca de la barricada con un mortero en la mano.

La comunidad universitaria de la UNAN-Managua se tomó el recinto el 7 de mayo de 2018 y en seguida colocaron barricadas en sus alrededores para evitar ataques del régimen orteguista; sin embargo, en varias ocasiones —principalmente en la madrugada— fue un blanco perfecto. Los jóvenes no pudieron soportar la última agresión, el 13 de julio, porque los paramilitares gozaban de un amplio arsenal de guerra.

CIDH sobre el asedio

A través de su cuenta de Twitter, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se refirió a la presencia policial cerca de la iglesia de la Divina Misericordia.

Fueron dos mensajes que compartió la CIDH, donde adjuntó un video y tres fotografías de la presencia de patrullas.

“Los actos para amedrentar cualquier reunión que pudiera derivar en manifestaciones sociales, incluidas celebraciones religiosas, pueden afectar las libertades individuales. El Estado de Nicaragua tiene el deber de respetar el goce pleno de derechos”, escribió el organismo.

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