Desde que era pequeño, Gladston Elijah Allen Lackwood se interesó por los deportes: primero por el beisbol y luego por el baloncesto, del cual se enamoró y lo jugó hasta el último día de su vida, la noche del martes pasado, cuando un infarto lo sorprendió mientras jugaba en la Liga de Maxibaloncesto, categoría 45 años, en el Polideportivo España.
“Estar en la cancha representando a Bluefields siempre fue su sueño. Fue un guerrero con un gran sentido del humor. Cuando lo vi en el ataúd recordé a nuestra madre que murió hace tres años, se parece tanto a ella así dormido. Ambos íbamos a ir pronto a Bluefields, pero no pensaba lo llevaría en una caja, hace tres meses enterramos a un sobrino también”, relató ayer César Allen, hermano de Elijah.
A la vela realizada en el Polideportivo España asistieron atletas, entrenadores, dirigentes deportivos, fanáticos y familiares para darle el último adiós.
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Talento nato
Cuando Elijah vino al Pacífico su talento no pasó desapercibido, además de su estatura de más de dos metros, brazos y pies largos, de buen tiro libre y de media distancia y sus tapones.
Fue así como Allen pronto formó parte de la Selección Nacional y del exitoso equipo Tiburones en la Liga Superior de la Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB), con el cual conquistó 10 títulos.
“Elijah jugó con Fupade, Costa Atlántica, Tiburones, Tigres UdeM, también jugó en Honduras de seis a ocho años y compitió en un campeonato de campeones. Fue un gran jugador ofensivo que promediaba entre 25 y 30 puntos, realizaba bloqueos. Jugó más de 20 años, fue un gran jugador. Pienso que tenemos que cuidar nuestra salud y acercarnos más a Dios”, apuntó el exseleccionado nacional Alvin Camacho.
Fue hace seis años que Allen se retiró de Primera División para iniciar otro reto en su vida: el maxibaloncesto. Fue así que inició a jugar en la Liga de Baloncesto del parque Luis Alfonso Velásquez que organiza Ramón Gutiérrez.
“Con Elijah creamos una amistad cuando jugó con el equipo Ayestas en los años 90. Era un chavalo delgado, con buen tiro de media distancia, habilidoso, practicamente igual como todos los chavalos costeños, pues tienen el físico y potencial para llegar a ser grandes jugadores. No jugué mucho tiempo para jugar con Allen en sus años mozos, ya estaba yo fuera, pero en el año 94 practiqué con el equipo Ayestas pero me lesioné y no quise seguir practicando y Allen era uno de los líderes de ese equipo. Era un excelente tirador de tiros libres. En maxibaloncesto nos volvimos a encontrar y fue un jugador bien agradecido con la gente que lo trataba bien, ganamos un campeonato en Masatepe. Como persona fue siempre especial, de pocas palabras, pero noble y cariñoso. Siempre estaba dispuesto a jugar con sus amigos por una u otra razón”, confesó Paúl Argüello, miembro del Salón de la Fama del Deporte Nicaragüense.
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Allen no solo mostró su talento en Managua. El baloncesto le permitió llegar a otras ciudades como Matagalpa, Jinotega, Estelí, Carazo, entre otros.
“Debemos cuidarnos un poco más. El orgullo nos hace jugar y dar más de lo que uno pude y pueden terminar así en cosas trágicas. Le mando mi pésame a la familia de Elijah. Le pido a Dios les de fortaleza. La familia del baloncesto ha perdido a una gran persona, amigo y deportista”, agregó Argüello.
En tanto, el doctor Juan Solís, compañero de equipo de Allen y quien le dio los primeros auxilios, aconsejó a los atletas “realizarse un chequeo anual y realizarse una prueba de esfuerzo, que es un examen cardíaco”.
Elijah fue trasladado ayer a su natal Bluefields, para ser enterrado hoy junto a los restos de su mamá Jane Lackwood. Dejó a dos hijos (13 y 22 años) en la orfandad.
Allen es sobrino también del habilidoso jugador de maxibaloncesto, Hilton Lackwood, quien actualmente milita en maxibaloncesto, categoría 45 años de edad.
Así fue
Elijah Allen falleció el martes alrededor de las ocho de la noche, mientras jugaba el tercer cuarto de tiempo con su equipo Hospital Bautista contra San Luis, en la Liga de Maxibaloncesto (45 años) en el Polideportivo España.
Luego de tirar al aro, Allen se desplomó, tuvo una crisis convulsiva y sufrió un paro cardiorrespiratorio. De hecho, el médico Solís le proporcionó los primeros auxilios por casi media hora para reanimarlo, mientras esperaban a la ambulancia, pero Allen jamás despertó y la ambulancia demoró.
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“Tras tirar al aro y hacer el impulso para retornar al otro lado de la cancha, Allen cayó al piso y no reaccionó. El doctor Solís por más de 20 minutos buscó reanimarlo pero no reaccionaba, Elijah estaba como dando sus últimos momentos de vida, para nosotros fue frustante, doloroso verlo así, fue un ataque fulminante al corazón, ya no tenía signos vitales. Allen nos deja una imagen de buen jugador, alguien muy amable, siempre lo dio todo por el equipo Hospital Bautista”, contó Guillermo Tenorio, seguidor del equipo Hospital Bautista en el cual militaba Allen.
Además de Hospital Bautista, Allen, de 46 años de edad, integró en los últimos años también a Jardines de Veracruz, Blazzer, entre otros.