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María Adilia Peralta Cerrato, una de los cien presos políticos excarcelados la tarde de este lunes 21 de mayo, recordó conmocionada el momento en que el Ejército de Nicaragua la detuvo junto a su esposo Christian Fajardo, ambos dirigentes del Movimiento 19 de Masaya, en el puesto fronterizo de Peñas Blancas, Rivas.
Fue en la tarde del 22 de julio de 2018 cuando Peralta y Fajardo intentaron cruzar la frontera sur del país para llegar a Costa Rica y huir de la represión sangrienta que se había desatado contra Masaya. Sin embargo, miembros armados del Ejército los detuvieron por horas, hasta que los entregaron a la Policía Orteguista (PO).
“El Ejército Nacional nos detuvo. Pensé que me iban a matar. El Ejército no tiene la potestad de detener a ninguna persona, no nos tocaron ni nada, pero nos retuvieron por horas”, relató entre lágrimas Peralta.
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Los miembros del Ejército retuvieron a los dirigentes de Masaya hasta la medianoche de ese 22 de julio, cuando fueron entregados a la PO. “Fue como a medianoche que llegó la patrulla de la policía a la base militar y a esa hora nos llevaron al Chipote”, aseveró.
Meses sin ver su esposo
Tras diez meses de detenida, la dirigente afirmó que apenas en dos ocasiones pudo ver a su esposo. El pasado 14 de mayo tenía previsto la visita conyugal con Christian Fajardo, pero las autoridades de la cárcel La Esperanza no la trasladaron al Sistema Penitenciario. “Teníamos nueve meses de estar ahí y jamás nos habían dado conyugal”, expresó.
Según Peralta, una de las ocasiones en las que pudo ver a Fajardo fue cuando el Nuncio Apostólico Stanislaw Waldemar Sommertag visitó a las presas políticas en la cárcel La Esperanza.
De hecho, Peralta coincidió con el testimonio de Yaritza Rostrán, también presa política excarcelada, cuando el Nuncio les pidió que dejaran la huelga de hambre porque entorpecían las negociaciones. “Me agarró la cara y me dijo ‘come, come'”, afirmó.
Resistencia desde la cárcel
María Adilia Peralta, que está bajo el régimen de convivencia familiar, declaró que estar dentro de la cárcel también es parte de la resistencia ciudadana, debido a los maltratos y torturas psicológicas que sufren los presos políticos: “Con solo el hecho de estar secuestrada por este régimen ya hacíamos resistencia”.
Y agregó: “No estamos libres, estamos en convivencia familiar”.
Para ella, estar lejos de su mamá y privada de libertad fue una verdadera tortura, pero aseguró que Ortega pagará cada crimen cometido en contra de los nicaragüenses.
“Este régimen va acabar. Daniel Ortega ha irrespetado nuestros derechos humanos porque nosotros vivimos diario sufriendo, no solo por el encierro si no por no saber de nuestras familias”.
La excarcelada también envió un mensaje a la dictadura de Ortega-Murillo, afirmando que “de que se van, se van”: “Retírense. De que se van, se van, y todos los crímenes que han cometido los tienen que pagar”.
Y reafirmó su lucha cívica: “Yo sigo en resistencia y jamás voy a claudicar. Tengan paciencia, esto va a terminar pronto”.