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Bluefields

Desde lo alto de un cerro se aprecia parte de la carretera en concreto hidráulico que conduce a Bluefields. Entre árboles, la vía se dibuja en esta zona donde llueve casi todos los meses del año LAPRENSA/J. FLORES

Así es el viaje para llegar a Bluefields en la primera carretera que conecta al Pacífico con el Atlántico de Nicaragua

Antes que existiera una carretera que llegase hasta el mero Bluefields, realizar un viaje desde el Pacífico de Nicaragua hasta el Caribe Sur era como ir a otro país en avión, porque por tierra la distancia se sentía más lejana al estar llena de incomodidades la ruta

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Antes que existiera una carretera que llegase hasta el mero Bluefields, realizar un viaje desde el Pacífico de Nicaragua hasta el Caribe Sur era como ir a otro país en avión, porque por tierra la distancia se sentía más lejana al estar llena de incomodidades la ruta, teniendo que conducir hacia El Rama y allí en una panga para surcar el río Escondido, desembocar en la bahía de Bluefields y finalmente atracar en su muelle. Ahora solo es necesario un vehículo, sin importar el tamaño, para llegar a esa ciudad cabecera de la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur (RACCS).

Si el viaje empieza en Managua, manteniendo una velocidad promedio de ochenta kilómetros por hora, el vehículo llegará al destino entre seis y siete horas, sin importar que llueva, como suele ocurrir en esa zona, porque la vía está totalmente pavimentada y solo le restan detalles estéticos al último tramo que faltaba, cuya longitud es de 72.8 kilómetros entre la colonia Naciones Unidas, de Nueva Guinea, y Bluefields.

Al salir de Managua por la Carretera Norte, pasando por Tipitapa y girando en San Benito hacia Las Banderas para llegar al empalme de Boaco, Tecolostote y después entrar a Juigalpa, Santo Tomás y en el empalme de Nueva Guinea girar a la derecha para llegar a su municipio, hay varias gasolineras, diversidad de comercio y gastronomía, pero una vez que se toma la carretera hacia Naciones Unidas que está adoquinada y empieza el concreto hidráulico hacia Bluefields, no hay más estación de servicio. Mientras se avanza por la vía que se abre paso entre una zona boscosa que siempre se mantiene con un verde intenso, porque llueve casi todo el año, solo se ven, a ratos, pequeños pueblitos, que conforme se ubican más cercanos al Caribe Sur se alzan sobre tambos por la humedad de los suelos.

Esta nueva carretera facilita la circulación de todos. LA PRENSA/JADER FLORES

Es por la misma razón que la construcción del último trecho, que estaba pendiente de construirse, representó un reto para la ingeniería civil. Primero porque se podía avanzar solo cuando no llovía; segundo, porque además de ser necesaria una capa de rodamiento a base de concreto hidráulico de 18 centímetros de espesor, era importante colocar una capa de pedraplén de un metro de altura para que la humedad no alcanzara la base y superficie y provocara hundimientos; y tercero, que había que hacer cortes grandes de cerros para lograr pendientes apropiadas para camiones pesados, ya que está proyectado un puerto de aguas profundas en la RACCS.

Poblados que se asoman en el trayecto

Una vez que uno sale de la zona urbana de Nueva Guinea y transita por la colonia Naciones Unidas, empieza el concreto hidráulico recién construido y pasa al lado de la comunidad Buenos Aires, Los Limones, Villanueva, San Pancho, Las Breñas, San Sebastián, Peña Azul y César Augusto. Después se entra a Bluefields por la comarca Pericón y el barrio San Pedro.

Entrada panorámica de la entrada a Bluefields. LA PRENSA/JADER FLORES

La conexión terrestre hasta Bluefields garantiza la actividad comercial, el transporte de ganado y cosechas agrícolas; pero también mejora el acceso a la salud y la educación.

Socorro Sánchez, habitante de la comunidad Nuevo Horizonte, ubicada a diez kilómetros de Naciones Unidas, explica que cuando solo existía una trocha que se podía transitar en época seca, le llevaba dos horas a caballo para llegar al hospital y que ahora lo hace en media hora. “Los enfermos se sacaban en hamacas y si llovía mucho teníamos que esperar a que parara”, recuerda.

Bluefields
Al existir una carretera en todo tiempo y puentes para cruzar ríos, mejorará el acceso a la educación y salud.
LAPRENSA/J. FLORES

Otro que ve la diferencia con la carretera es Oscar Arana, conductor de bus en la ruta Managua-Bluefields. Tiene 14 meses de hacer ese viaje todos los días, pero comenta que durante la estación lluviosa solo montado en animales se podía cruzar antes. Ahora ese tramo de 72.8 kilómetros lo hace en menos de dos horas y sin complicaciones porque la unidad que conduce, un Marcopolo, con motor Mercedes-Benz, circula sobre una confortable losa de concreto que cuenta con sus sistemas de drenaje menor para evitar socavación en los hombros de la infraestructura vial y además obras para el control de la erosión, que se produce por el agua, viento y cambio de la temperatura.

Esta es la unidad que maneja Oscar Arana. LA PRENSA/JADER FLORES

“Hay mejor circulación, el transporte ha mejorado. Cuando llovía fuerte y la carretera estaba en construcción había pasadas malas, pero siempre llegábamos al destino”, explica Arana.

Bluefields

Muestra de que la conexión mejoró es que a diario circulan 16 buses en la ruta Managua-Bluefields. La mitad sale de esa ciudad de la RACCS y la otra mitad de la capital.

En Bluefields todos hablan de la carretera

En Bluefields todos hablan de la carretera, aunque pocos la han recorrido. Apenas llegan a asomarse adonde comienza, pero saben que les cambiará la vida porque podrán transitar a cualquier hora y sin importar que sea bajo aguaceros. “Yo no conozco Managua, nunca he ido, pero con la carretera pretendo ir pronto”, comenta un señor de unos 40 años y que prefiere omitir su nombre, nacido en esta ciudad famosa por el rondón y otros platillos a base de mariscos, y que en sus calles se escucha hablar el español e inglés criollo.

Financiamiento para las obras

Al estar aislado Bluefields del Pacífico nicaragüense, teniendo una única conexión a través del río Escondido, la cooperación japonesa donó diez millones de dólares para la construcción de una trocha y cuatro puentes. Estas obras fueron desarrolladas por las empresas del Ministerio de Transporte e Infraestructura (MTI) y en plena ejecución esta misma institución pública, estando Pablo Fernando Martínez como titular, buscó financiamiento externo para la pavimentación.

El puente Suampo de Lara se construyó con una donación de la cooperación japonesa de 10 millones de dólares. LA PRENSA/JADER FLORES.

El Banco Mundial (BM) desembolsó 26.5 millones de dólares para construir los primeros 26.5 kilómetros de carretera, lo que se denominó como el primer tramo; y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) puso 61.5 millones de dólares para el resto de la vía.

Al final, según información brindada en una actividad pública por el régimen de Daniel Ortega, el proyecto tuvo un costo total de 115 millones de dólares. Su ejecución fue de tres años y medio y la empresa ejecutora fue la costarricense Meco.

Lo pendiente

En 2014 el Ministerio de Transporte e Infraestructura (MTI) inauguró el tramo Nueva Guinea-Naciones Unidas. Su costo fue de diez millones de dólares y en el proyecto se implementaron normas de vía rural, quedando un camino sinuoso, con pendientes pronunciadas y seis puentes angostos. Es por ello que al proyectarse un puerto de aguas profundas en la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur (RACCS), será necesario mejorar el diseño o construir una ruta alterna para la mejor circulación de camiones pesados.

La construcción de canaletas de drenaje es de las últimas obras del proyecto vial. LA PRENSA/JADER FLORES

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