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Monseñor Rolando Álvarez: “Hace un año nuestro país sufre una de las más profundas heridas de su historia”

El obispo de Matagalpa señaló que desde hace un año en Nicaragua “toda una sociedad (está) viviendo la pasión de nuestro Señor Jesucristo, el horror de Getsemaní"

El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, reiteró este jueves que la Iglesia en Nicaragua seguirá del lado del pueblo, anunciando “toda situación que viene de Dios”, pero también denunciando “toda situación de injusticia y de opresión”, recordando además que los sacerdotes en el país “hemos salido de las entrañas de este pueblo”.

Durante su homilía en la Misa Crismal de este Jueves Santo, en la que bendijo el Santo Crisma, el óleo de los enfermos y de los catecúmenos y en la que todo el clero diocesano renovó sus promesas sacerdotales en la catedral San Pedro Apóstol de Matagalpa, monseñor Álvarez también exhortó al clero y a los fieles a continuar en oración, porque esta “hará que la oscuridad que vivimos, se ilumine con la claridad de la palabra de Cristo”.

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En su mensaje, el obispo destacó la vocación como uno de los imperativos del sacerdocio, asegurando que “nosotros, sacerdotes que hoy conmemoramos la institución de este sacramento no olvidamos que hemos salido de las entrañas de este pueblo, no olvidamos que somos hijos del pueblo”.

Además, recordó que “hace un año nuestro país sufre una de las más profundas heridas de su historia. Toda una sociedad viviendo la pasión de nuestro Señor Jesucristo, el horror de Getsemaní, diciendo como Cristo: ‘si quieres aparta de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya’. El miedo a ser denunciado, el miedo a ser apresado, el juicio injusto, la cárcel de los presos políticos, la muerte. Hemos sido testigos del dolor de la familia, el exilio, la separación, la pérdida del ser amado, y es esta situación que nos enseña y que nos llama y convoca a ser sacerdotes para el pueblo de Dios, con el pueblo de Dios porque además hemos nacido del pueblo”.

“La oración hará que la oscuridad que vivimos se ilumine”

“¿Cómo acompañar al pueblo del que nosotros hemos salido? ¿Cómo acompañar a la gente por la que corre en sus venas la misma sangre que corre en las nuestras, en este tan grande sufrimiento? Nuestro primer deber y la primera misión será la oración”, agregó monseñor Álvarez, indicando que “la oración hará que la oscuridad que vivimos se ilumine con la claridad de la palabra de Cristo”.

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Según el obispo de Matagalpa, los sacerdotes también han sido testigos de quienes, a través del sacramento de la confesión, se acercan a pedir perdón por el mal realizado, “de aquél, de aquella que se ha arrepentido por la mentira, la calumnia, el falso testimonio que ha llevado a los de su misma carne y a los de su mismo pueblo a la cárcel. Incluso, nuestro ministerio también ha sido y está siendo testigo del arrepentimiento del que ha disparado un arma contra su hermano, también para ellos, nosotros como sacerdotes de Cristo estamos presentes”.

“En este momento histórico, con los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua queremos decir: nuestro mayor aporte como pastores de esta iglesia que peregrina en Nicaragua seguirá siendo acompañar al pueblo en sus sufrimientos y dolores, en sus esperanzas y alegrías y elevando nuestras plegarias de intercesión para que Nicaragua encuentre caminos civilizados y justos para una solución pacífica en vista al bien común”, agregó monseñor Álvarez, recibiendo el aplauso de la feligresía que colmó la catedral.

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Asimismo, el jerarca católico apuntó que, “en el evangelio, la buena noticia de la resurrección del Señor, va acompañada de la invitación a no tener miedo. La iglesia quiere caminar en la esperanza, sin prejuicios, sin cobardía, sin egoísmo, sin temor ni dudas, persuadida del servicio primordial que debe prestar en testimonio de fidelidad a Dios, a los hombres, a las mujeres, a toda persona humana”.

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