Las niquinohomeñas Olesia y Tania Muñoz Pavón fueron condenadas a 33 años y seis meses y 26 años y dos meses, respectivamente, por haber ejercido su derecho constitucional a la protesta en el municipio de Niquinohomo, Masaya, entre abril y julio del 2018 en Nicaragua, contra el régimen de Daniel Ortega.
Antes de ser capturada Olesia Muñoz pasó ocho días encerrada en la bodega de su casa, sin comer y a oscuras, porque paramilitares que actuaban al margen de la ley y bajo al impunidad del régimen, entraron a su casa ametrallando, relató la procesada a eurodiputados durante su visita en enero pasado. Ella saldría en libertad en el año 2052.
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Los delitos acusados por el Ministerio Público son terrorismo, crimen organizado, entorpecimiento al servicio público, amenazas en perjuicio de militantes sandinistas, robo en perjuicio de la Alcaldía de ese municipio y tenencia ilegal de arma de fuego. Todo por haber participado y apoyado las manifestaciones en contra del orteguismo, en demanda de democracia y elecciones libres.
Según la acusación de la Fiscalía orteguista, Olesia, quien formaba parte del coro de la iglesia católica de su comunidad, era líder de tranques y buscaba financiamiento en el extranjero para pagar a las personas que se mantenían en los sitios, los cuales fueron montados como medida de defensa ante los ataques de policías y paramilitares.
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Sin embargo, nunca se probó en juicio el supuesto financiamiento, en cambio, la familia de las hermanas Muñoz sí ha aclarado que llevaban a los tranques gaseosa, café y pan en apoyo a las personas que estaban protestando.
Mientras, según la Fiscalía, Tania Muñoz era “la agitadora”. Supuestamente puntualizaba dónde vivían militantes del Frente Sandinista, partido del dictador Ortega, para luego hostigarlos.
Testigos militantes FSLN
Los personajes que llegaron a juicio a declarar contra las autoconvocadas fueron militantes de dicho partido, incluyendo a Raúl Alvarado, secretario político del municipio, aunque este mismo manifiesta que no estuvo en el lugar, que debió salir por miedo a que le hicieran algo.
También se presentó el famoso Código Uno, policía encubierto, que repitió en juicio la misma acusación de la Fiscalía, sin más detalles ni bitácora del supuesto seguimiento que le venía dando a las procesadas. A pesar de esto, la juez orteguista Rosario Peralta, ahora nombrada magistrada de apelaciones en Granada, expresó en la sentencia que “la prueba es clara, precisa y concreta”.
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Tania Muñoz fue condenada a seis años por crimen organizado, 18 años por terrorismo, un año y seis meses por entorpecimiento al servicio público, ocho meses por amenaza. La pena debe cumplirla de forma sucesiva en el sistema penitenciario de mujeres La Esperanza. Mientras, Olesia fue condenada a seis años por crimen organizado, 18 años por terrorismo, seis años por robo agravado en perjuicio de la Alcaldía de Niquinohomo, un año y seis meses por entorpecimiento de servicios públicos, un año y seis meses por amenaza contra dos militantes sandinistas, ocho meses por portación ilegal de arma de fuego y una multa de C$6,239.