14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
poemas, Nicaragua, crisis en Nicaragua

LA PRENSA/Archivo/Jader Flores

Dos poemas de Gioconda Belli: La verdad encarcelada y Poesía en tiempos de crueldad

El primero dedicado a las muchachas prisioneras por participar en las protestas cívicas contra el binomio Ortega-Murillo

La verdad encarcelada

 

Gioconda Belli

A las muchachas prisioneras
por participar en las protestas.

¿Cómo se oirá la lluvia en las celdas de El Chipote?
(Alguna vez fue ese el nombre del campamento de Sandino)
Imagino el sonido en el techo y a través de las ventanas,
las muchachas agradecidas por el frescor
sentadas en el suelo con la espalda contra la pared
recordando el ruido de los patios de sus casas
la voz de sus madres o sus pasos apurados
yendo a quitar la ropa de los tendederos.
Muchachas jóvenes, obligadas a los camastros
al mal olor y el apretujamiento
Amaya, Victoria, Elsa, Yaritza,
con sus rostros sin marcas ni arrugas
todavía guardan el sonido de las risas en las marchas
el cansancio de protestar, el entusiasmo de pensar
que libraban batallas para que no volvieran a morir
los muertos, los compañeros y sus nombres
los que andaban escritos en cartelones
caminando entre la multitud.

No imaginaban entonces
que en ese país donde crecieron
las arrancarían de sus casas
las enfundarían en trapos azules
les arrebatarían el sol.
Ellas no nacieron en un país donde siguieran pasando esas cosas.
Donde se repetirían las historias que les contaban de niñas
historias de masacres y cárceles y torturas.

No pensaron que podía sucederles a ellas
alumnas aplicadas
universitarias estudiosas
en los últimos años de sus carreras.

Pero allí están
oyendo la lluvia y la lista de culpas acumuladas en su contra.
Las armas en el suelo cuando las enseñaron a la prensa
y dijeron que eran ellas quienes las andaban,
armas que jamás habían visto.
Los carceleros no ponen atención a sus explicaciones,
pero ellas se las repiten en la oscuridad de las celdas.
Los argumentos de su inocencia
caen como la lluvia en los patios
agua que se pierde en las acequias
agua que el poder no recoge, ni quiere escuchar.

Nada de lo que digan será usado a su favor
porque la verdad también pasa las horas con ellas
en las celdas oscuras donde llueve.

(Septiembre 22, 2018)


LA PRENSA/Archivo/Jader Flores

Poesía en tiempos de crueldad

Gioconda Belli

En la noche
una mujer se levanta de puntillas
camina en la oscuridad
hacia el balcón volcado sobre el cielo

En la noche duerme el barrio a su lado
Los sueños de los vecinos flotan sobre los tejados
las figuras de esperpentos y duendes
se mezclan con los gatos y las aves nocturnas

El pecho de la mujer es una fragua
que arde con la leña del día. Está llena de humo
y el humo le saca las lágrimas.
La mujer grita. Abre la boca y sale de ella la tormenta.

La mujer grita:
¿Qué puede hacer la poesía?
¿Qué puede hacer la poesía?
¿Qué hacer con el hervidero de palabras
que la habita?
Las palabras suaves y las palabras duras
Las palabras ésas que se han venido haciendo urdiendo cavando
revoloteando revolviendo revolucionando
¿Qué puede hacer la poesía
con la revulsión?
¿Cuántas palabras amontonar para el asco?
¿Cuántas para el dolor?

En la noche, en la cama, ella escucha
las voces de la mujer, del hombre, lamentándose
Llora sin llorar. Llega un momento en la vida
en que se llora por dentro para adentro
después busca al marido entre las sábanas
y hace el amor; pero el amor se queda entre sus piernas
pegado a su piel, igual que la poesía se queda
dormida sobre el papel

¿Qué puede hacer la poesía para convertirse en libertad
en cielo abierto?
La poesía dormida sobre el papel
Es igual que las palabras que se escriben para que nadie las/ comprenda.
Es menester el ojo para que la poesía se levante y ande.
Es necesario el tiempo, el amor y el horror
para que la poesía se encienda como una lámpara
y salga con sus fósforos y luciérnagas
a iluminar la noche.

Con el ojo y la luz
nada es imposible para la poesía
en medio de la ciudad quebrada
los heridos por la muerte
y por la vida
cantan

La mujer los oye
Oye el ritmo antiguo de las voces
Ve a las mujeres moverse recostadas
las unas sobre las otras
meciéndose al ritmo de las palabras
entonadas por todos

La poesía es ese mundo terco y silencioso
Es el fervor dicho en voz baja
Es el alma que habla
Y no se da por vencida.

LA PRENSA/Archivo/Jader Flores

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí