Después de reprimir y atacar las marchas de los autoconvocados, la nueva modalidad es el asedio y las “contramarchas” relámpago convocadas por el régimen orteguista. Esto incluye que los abanderados rojinegro se tomen la misma ruta de los “azul y blanco” y el acoso policial.
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Desde que Nicaragua volvió a la “normalidad” de la que tanto habla la pareja presidencial, la forma de operar de la Policía y la militancia sandinista contra los manifestantes autoconvocados ha cambiado, pero el objetivo es el mismo: evitar que los nicaragüenses que piden que Daniel Ortega salga del poder sigan en las calles pronunciándose contra el régimen. La nueva modalidad es el asedio a las marchas.
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El pasado 2 de septiembre la Marcha de las Banderas fue asediada por paramilitares y simpatizantes del Gobierno que se tomaron las mismas calles que recorrerían los autoconvocados, a fin de boicotear la marcha. Mientras que en Somoto, una manifestación autoconvocada prevista para ese mismo día se canceló debido al asedio policial.
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La Marcha de las Banderas, realizada el 2 de septiembre en la capital, fue acorralada por un fuerte despliegue de antimotines que intentó reprimir una vez más la manifestación ciudadana. La concentración sería en la rotonda Cristo Rey, pero esta amaneció tomada por las fuerzas policiales. Para evitar agresiones o provocaciones, los manifestantes se replegaron hacia el sur, en los semáforos del Autolote El Chele, pero el hostigamiento continuó. Los manifestantes se exaltaron debido al asedio policial y casi al finalizar la marcha, sobre Carretera a Masaya hubo actos de violencia.
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Policías y paramilitares acompañan las contramarchas orteguistas que se realizan para evitar que las voces disidentes sigan expresándose en las calles. Asimismo las caravanas del FSLN siempre cuentan con el resguardo policial, incluso cierran el paso vehicular para ellos concluir sus actividades político-partidarias sin atraso.
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Autoconvocado se arrodilla frente a antimotines que bloquean el paso de la manifestación, en señal de rendición y de paz. Quería demostrar que no estaba armado, que su protesta es pacífica y que no había motivos para atacar. En la foto, participantes de la Marcha de las Banderas realizada en la capital el pasado 2 de septiembre.
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A pesar de las medidas tomadas por los autoconvocados, en diferentes ocasiones han coincidido en las mismas vías con simpatizantes orteguistas. Cuando ocurren estos encuentros el ambiente se torna tenso y a veces los ánimos se alteran en ambos grupos.
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Las manifestaciones no solo piden “que se vaya Ortega”. Exigir la liberación de los presos políticos ha sido el principal motivo en las marchas realizadas de un tiempo para acá, en las que ya es común ver los rostros de padres, madres y familiares de varios jóvenes detenidos. Como Mercedes Dávila, madre de Edwin Carcache, y Carlos Valle, papá de la joven universitaria Elsa Valle, al igual que familiares de Medardo Mairena, Pedro Mena y Olesia Muñoz. En la fotografía (arriba) se observa a Carlos Valle enfrentando el asedio de orteguistas y antimotines, previo a la Marcha de los Globos por la libertad de los reos políticos del régimen.
Los autoconvocados se vieron obligados a cambiar la ruta prevista para realizar la Marcha de las Banderas, por la seguridad de los manifestantes y para evitar enfrentamientos. Sin embargo, fueron bloqueados por antimotines y provocados por abanderados orteguistas y paramilitares, quienes a bordo de camionetas dispararon contra los autoconvocados en el sector de Camino de Oriente e hirieron a un señor. La violencia se desató entre los presentes. En represalia, los manifestantes quemaron una patrulla propiedad de la Policía Nacional.
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El 19 de agosto una caravana de vehículos estaba prevista para salir de Managua a Masaya en apoyo a esta ciudad y en conmemoración de cuatro meses de protestas contra el régimen de Daniel Ortega, pero desde un inicio las cosas no “pintaron” bien. Abanderados del orteguismo se tomaron la Carretera a Masaya, a la hora que iba a transitar la caravana azul y blanco que se concentró en la rotonda Jean Paul Genie. Los autoconvocados cambiaron la ruta para evitar enfrentamientos y se enrumbaron hacia la Ciudad de las Flores por Sabana Grande, para entrar por Nindirí. Finalmente en la comunidad San Francisco tras un tipo de emboscada, liderada por el comisionado Ramón Avellán, la caravana fue disuelta a punta de disparos y terminó con la detención de cuatro de los ciudadanos que participaban ese día.
Las caravanas de vehículos de grupos a fines al Gobierno son infaltables cuando se trata de boicotear las marchas de los ciudadanos autoconvocados que exigen libertad para los presos políticos, justicia y sobre todo la salida del poder de la pareja presidencial.