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Orteguistas se toman el Chipote y relegan a madres víctimas de represión

Fanáticos del orteguismo se instalan en el lugar con altoparlantes, consignas y fotos de sus "caídos". Las madres que preguntan por sus hijos en El Chipote, fueron apartadas.

Desde la noche del sábado 21 de julio, militantes orteguistas se plantaron afuera de la cárcel El Chipote, donde antes permanecían las madres y esposas de jóvenes secuestrados por paramilitares y policías, como parte de la represión gubernamental contra el pueblo que pide justicia.

Con parlantes y fotos de policías muertos, los oficialistas bailan, cantan y piden cárcel para los acusados.

Desde el 18 de abril se cuentan más de 350 asesinatos, 2,500 heridos y cientos de desaparecidos, durante tres meses de protesta contra el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo Zambrana.

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La Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) evacuó hacia la Catedral de Managua a las madres junto con sus enseres que estaban frente a El Chipote, ese mismo sábado por la mañana, por precaución ante la convocatoria del Gobierno a una marcha oficialista hacia ese lugar.

Los toldos que tenía la población civil junto con la CPDH en ese lugar desaparecieron y en su lugar ahora están los toldos que llevaron los orteguistas. También llevaron colchones, dos baños portátiles, sillas plásticas y parlantes para animar el ambiente con música y consignas.

“Estamos aquí porque pedimos justicia por nuestros muertos, los organismos de derechos humanos solo han apoyado a los civiles, nosotros pedimos por todos. Por los que sufrieron tortura en las universidades, en Masaya.

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Tenemos música en símbolo de esperanza”, dijo un hombre identificado como Julio Vega.

En el lugar, ayer por la mañana, solo habían simpatizantes del partido de gobierno, ni un solo familiar de los 22 oficiales muertos. “Vendrán más tarde”, justificó.

Al preguntarle a Vega por qué eligieron El Chipote si ellos no tienen presos a quienes entregar comida ni preguntar por ellos, este respondió “porque los civiles empezaron aquí su solicitud de justicia”.

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Una madre que llegó muy temprano a El Chipote logró ver parte del jolgorio nocturno de los sandinistas, quienes hasta quebraron piñatas la noche del sábado cuando se tomaron el lugar. “Anoche tuvieron fiestas, bailaron, quebraron piñatas y tomaron licor”, dijo la señora.

Madres relegadas

Las madres y esposas que están llegando desde Masaya, Niquinohomo y Managua para dejar comida a sus “presos políticos” —arrestados por participar en las manifestaciones cívicas, tranques y barricadas en los barrios—, se sienten con temor porque no saben en qué momento los simpatizantes del Frente las agredirán, ya que han notado a algunas mujeres orteguistas vociferando furiosas contra los medios de comunicación que acuden al lugar.

“Miedo hay porque esta gente es criminal, sin corazón, pero no pueden venir a quitarnos nuestro derecho de preguntar por nuestros familiares y dejarles alimentos”, dijo una madre que llega desde Masaya.

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Otra situación que preocupa a estas madres y esposas es que los gastos se les incrementaron porque ya no están quienes les ayudaban y ellas son de escasos recursos económicos. “Ahora tenemos que pagar nuestro almuerzo que son setenta córdobas, pagar diez córdobas para usar el baño y comprar agua cuando se acabe la que traemos”, dijo otra madre que viaja desde Niquinohomo.

Un militante sandinista que accedió a hablar dijo que las madres pueden ocupar los baños de ellos “que no hay problema”.

Al respecto, las madres dijeron que no aceptarán nada por dignidad porque después de mandar a matarles a sus hijos, esposas, primos, sobrinos ahora quieren venir a lavarse las manos ofreciéndoles baño y agua.

Madres con dignidad

Las madres y esposas de detenidos en Masaya y los Pueblos Blancos están en este sitio con desconfianza, pero no se rinden, aseguran que siempre llegarán y permanecerán el tiempo que sea necesario.

“Tengo derecho de estar acá. Ellos piden justicia y nosotros también, y vamos a permanecer acá”, dijo Celeste Navarrete, quien tiene ocho días de estar llegando a El Chipote.

“Por dignidad no aceptamos nada de ellos. Hasta miedo da agarrarles agua porque puede venir envenenada como sus corazones de odio. Lo que tenemos es desconfianza y miedo”, dijo otra señora de Niquinohomo.

“Escuché a unos de esos sandinistas que estaban aburridos de estar aquí. Aquí nosotras no somos patrocinadas por un partido, estamos aquí por crueldad del Gobierno que se nos trajeron a nuestros familiares por pensar diferente”, dijo otra madre.

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