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El cantautor nicaragüense Carlos Mejía Godoy. LA PRENSA/ URIEL MOLINA

Carlos Mejía Godoy: “Con Somoza era una guerra, ahora es una masacre”

Carlos Mejía Godoy ha compuesto 11 canciones inspirado en las protestas en Nicaragua desde abril pasado. Le duele escuchar que todos los días hay muertos debido a la represión del gobierno y no puede perdonar que la pareja presidencial permita que se violen los derechos humanos de los nicaragüenses

Al cantautor Carlos Mejía Godoy se le vio en la entrada de la cárcel El Chipote, buscando información por Joel Moraga, yerno de Milcíades Herrera, con quien el artista tiene cuarenta años de trabajar juntos y es como su hermano. De la entrada de esa prisión Mejía Godoy salió decepcionado. Si a él, personaje famoso en Nicaragua, la Policía no le escuchó, cómo atenderán a la persona común, se pregunta el mismo cantante.

En esta entrevista, desde su casa, Mejía Godoy le explica a la revista Domingo que no imaginó nunca volver a componer canciones que tuvieran como temática la libertad de Nicaragua, a como ya lo hizo a finales de los años setenta del siglo pasado con la dictadura somocista en el poder. Lleva ya 11 temas musicales inspirados en las protestas que se desataron desde el 18 de abril pasado y que Daniel Ortega ha tratado de suprimir con represión.

El artista habla con un tono de tristeza y de indignación, aunque sin perder completamente la picardía que lo caracteriza.

Al cantautor nicaragüense Carlos Mejía Godoy le duele que todos los días mueren jóvenes en Nicaragua a manos de las fuerzas policiales y paramilitares de Daniel Ortega y Rosario Murillo. LA PRENSA/ URIEL MOLINA

¿Cómo está viviendo la situación actual de Nicaragua?
No soy político. No sirvo para análisis. Tengo mis propios conceptos, por ejemplo, la preocupación de que estos personajes (de la CIDH) ya están aquí y creí que al estar esta gente aquí ya esto lo íbamos a ver con más celeridad, que íbamos a ver los resultados. Ya viste cuántos días para que les abrieran las puertas de El Chipote. Ahí andan llorando los pobres, tan concientizados, porque ellos ya han participado en cosas en otras partes del mundo, hay unos que son curtidos, con mucha experiencia, pero esto no provoca en el ámbito internacional la respuesta que nosotros quisiéramos. El dictador está ganando terreno, atrasando el diálogo, dándole largas al asunto y nuestro pueblo muriendo. Yo estoy desesperado. Tengo varios hijos y todos estamos en peligro, pero me preocupa la gente que está en los tranques. Todos los días me asomo y solo muertos. De repente ahora hay diez muertes (en un solo día) en todo el país, es una cosa espantosa, vamos a llegar a quinientos dentro de pocos días.

¿Usted personalmente cómo se ha sentido?
Estoy asumiendo medidas más estrictas de seguridad, porque estoy consciente de que me estoy comprometiendo más, que mi presencia en los medios es más fuerte, casi como en los tiempos de Somoza, en cuanto a actitud frente a los medios de comunicación y afirmando mi absoluta solidaridad con los muchachos, sobre todo con las madres de los desaparecidos, de los torturados, es decir, yo ando en la calle, yo no ando escoltas, este muchacho es el único que me acompaña y él no anda armado, ni con una tiradora. Y mi carro debe estar chequeado, mi teléfono debe estar intervenido. Ese panorama lo tengo consciente, pero no quiero sentirme como que soy la persona más vulnerable, de ninguna manera. Yo tengo la suerte de ser conocido, eso es una ventaja. Somoza a mí me respetó. Es más, en una ocasión Somoza, cuando yo estaba en el exilio, dijo ‘no sé por qué razón Carlos Mejía no regresa a su tierra, él es un patriota’, con esas palabras lo dijo, ‘que regrese, que aquí no le va a pasar nada’.

¿Lo de El Chipote fue difícil?
A mí se me rompía el alma saber que ese muchacho (Joel Moraga) fue detenido, fue golpeado, fue tirado a una Hilux y después, adentro, todos los horrores que la gente vive, les meten las pistolas en la boca, cosas que nunca creí yo que un sandinista puede hacer o alguien que se llame sandinista, o fingir un fusilamiento, o pasarlos golpeando…, no, entonces, yo estoy pensando en ese muchacho. Cada minuto me duele, voy al lugar y le pido a la Policía, ingenuo yo, sé que no lo van a hacer pero no pierdo nada con hacerlo, que me digan si el muchacho está ahí, que si está en buenas condiciones y que si puedo tener una cita con su jefe. ¿Vos creés que me pudo atender la Policía? Me dio la espalda, no me contestó el buenas tardes. Me dio mucha tristeza y yo lloré. Lloré porque dije que esta pobre muchacha está defendiendo su salario, pero detrás de todo esto hay un régimen absolutamente criminal.

¿Se parece lo que se está viviendo ahora a en su momento lo que se vivió con Somoza?
Como dijo alguien, Somoza se enfrentaba a un pueblo, a una población civil, pero también a una población armada. El Frente Sandinista estaba en todas partes y tenían armas, y tenían buenas armas, aparte de las bombas de contacto de los monimboseños, de otro tipo de armamento menos convencional. Allí salieron a relucir pistolitas, rifles 22, escopetas, lo que fuera. Y era una guerra siempre desigual pero entre un ejército y una guerrilla. Pero ahora es una masacre. Como dijo la doctora Vilma Núñez, ya esto no es una represión, esto es una aniquilación y no se puede calificar de otra manera. Yo estoy absorto y todos los días, cuando me despierto, le ruego a Dios que no haya más muertos y siempre me encuentro con tres, con cuatro, con cinco cada día.

Hay mucha preocupación entre la población…
No hay que caer en la desesperanza, debemos de ser optimistas porque el dictador está acorralado. Lo que pasa es que él no lo expresa, pero él ya aceptó adelantar las elecciones. Aunque lo diga en nombre de la paz y en nombre de…, nada, eso es una cosa que a él le da pánico, le da canillera, porque eso significa que muchas de las personas que todavía creen que él va a ser per saecula saeculorum, tiene una fecha límite. Eso es importante que se haya anunciado.

¿En qué momento se da cuenta de que es grave lo que ocurre en el país?
Desde el primer momento. Cuando el pueblo empezó a tomarse las calles, poco a poco, porque esto no fue de un momento a otro, es decir, la eclosión, por llamarlo de alguna manera, yo digo la eclosión porque es una palabra poética que tiene que ver con el nacimiento de una flor, cuando una flor abre sus pétalos se llama eclosión, la eclosión de esta flor, que es la juventud, nos dijo que por primera vez en la historia un foco de resistencia no salía de los partidos políticos y de las ideologías.


Somoza se enfrentaba a un pueblo, a una población civil, pero también a una población armada. El Frente Sandinista estaba en todas partes y tenían armas, y tenían buenas armas”. Carlos Mejía Godoy, cantautor nicaragüense.


Me dijo que ya son 11 las canciones que ha compuesto, inspirándose en los últimos días.
Yo quiero contarle a la población nicaragüense cómo este Carlos Mejía, que no estaba adormecido pero que estaba dedicado, digamos, a una actividad mucho más amplia dentro del terreno de la cultura, porque no he dejado de recopilar canciones, no he dejado de visitar campesinos anónimos de la montaña que saben bellezas, no solamente de música, de identidad nacional, de nuestro acervo cultural, sino que siempre he estado creando canciones. Es más, para el centenario de Rubén Darío yo escribí cinco poemas grandes de Rubén Darío, de los más costosos, que me llevaron casi dos años de creación. Y aquí quiero decir algo y no lo voy a decir resentido, porque yo no soy resentido. Me parece que el resentimiento es un lastre para la personalidad humana, pero sí voy a decirlo sin decir nombres que no me dieron oportunidad para dar a conocer esa obra, pero yo me quedé callado. Muchas veces el silencio puede ser más elocuente que las palabras. Aquí, esta era la oportunidad que yo necesitaba, porque nadie supo que Carlos Mejía y Luis Enrique Mejía habían hecho entre los dos diez poemas de Rubén Darío, entre ellos la famosa Oda a Roosevelt, Los motivos del lobo. Los musicalizamos y los grabamos y ahí se quedaron, no nos invitaron a los espectáculos del Rubén Darío.

Entre las canciones que ha compuesto sobre las protestas, está “En un abril y cerrar de ojos”…
Ese abril se escribe como el mes. Es un juego de palabras. Esa es una historia de amor, porque en un abril y cerrar de ojos un muchacho conoce a una muchacha y de repente se dan cuenta que están en la misma causa. Fíjate que vos siempre me has gustado a mí. Sí, pero ahorita no es hora de romance. No, no, lo que te quiero decir es que ahora me gustas más porque te veo aquí en la lucha. Y van los dos avanzando y de repente él cae y ella lo abraza con la bandera. Y en un abril y cerrar de ojos se va desarrollando todo. Y en un abril y cerrar de ojos este muchacho está falleciendo y ya al borde de la muerte le dice: solo te pido que antes que me entierren me metan en la bolsa de la camisa unos granitos de maíz, ¿sabés para qué? Para que cuando venga la lluvia y los chilotes florezcan, asomarme yo a ver a la nueva Nicaragua.

¿La canción de la Domitila Ñurinda?
La Domitila Ñurinda es una muchacha de Niquinohomo que viene a estudiar a la universidad y nunca ha querido participar en nada. No, yo lo que tengo que sacar es mi carrera. La invitan, mirá hay un comité…, ay amorcito, yo tengo sensibilidad social pero no…, otro, una cuestión religiosa, no hermanito. Una mujer centrada que dice si mi madre lava ropa, plancha ropa ajena, ¿cómo voy a andar yo dispersa en otra cosa? Mejor dejo la universidad y me dedico a hacer obras de caridad. No, no. Que mirá que sos guapa y te hemos propuesto para novia de… Ni quiera Dios, eso me quita tiempo. Después se le acerca un muchacho, no hermanito, yo hasta que me gradúe voy a tener compañero, te quiero mucho, acepto tus regalitos, pero… Nunca se comprometió más que para estudiar. Pero se ve en esta situación y toma conciencia. La Domitila Ñurinda.

¿Esa es una historia real?
Real. A mí me la contó esta muchacha, bueno, ella tiene otro apellido. Y me dice, ¿vas a hacer una canción? Sí, le digo, pero te voy a respetar, no voy a decir tu nombre, voy a ponerle Domitila Ñurinda. Ay, qué lindo, yo tengo una tía que es Ñurinda. Ah bueno pues.

¿Y Doña Coquito?
Es la señora que repartió las bolsitas de agua. Me la encontré en la Jean Paul Genie, el 30 de junio, y prometí irle a cantar la canción a su casa.

El monaguillo de León es Dolmus…
(Sandor) Manuelito Dolmus, que mataron en León y que le ayudaba a los sacerdotes.

Ortega desde el 2007 comenzó a usar sus canciones…
A mí me tomaron de sorpresa cuando un día me dijeron, no voy a decir nombres para no quemar a la gente, Carlos Mejía te paso esta información, van a agarrar tus canciones y les van a empezar a cambiar la letra. Ya has visto como han agarrado las canciones internacionales, de los Beatles, John Lennon, de Bob Dylan, de los chilenos, de los argentinos, es decir, como que si no tuviéramos autores en Nicaragua.

Hábleme por favor de la amistad de usted con Ortega y Rosario Murillo.
Yo trabajé con Rosario Murillo en el grupo Gradas. Ella no me invitó a ser miembro del grupo, pero yo me autoinvité, yo dije aquí estoy con mi acordeón de la manera más humilde y si sirvo para algo tomame en cuenta.

¿Se llevó bien con ella?
Excelente. Todos estábamos abrazados en una sola causa y ella era una mujer que se caracterizaba por su dinámica, por su inteligencia y por su capacidad de organización.

¿Y la Rosario que escucha al mediodía en sus discursos?
Me da mucha tristeza porque sé que, incluso, ella no creo que crea en esas cosas. Uno puede decir de buena fe, no, no, ya no puede haber buena fe. Además, ella y yo estuvimos presos, no en la misma celda, en diferentes celdas. Nos hubieran podido golpear, nos hubieran podido maltratar en tiempos de Somoza. Y, sin embargo, nos trataron bien, nos soltaron a las 24 horas, sin un rasguño. Nos dijeron cuatro cosas pesadas, normal. Nos amenazaron verbalmente, pero no dejaron en nosotros ninguna secuela física. El que diga eso es un mentiroso.

¿En qué momento comenzó a cambiar su percepción sobre doña Rosario?
Yo no quisiera centrarme en la personalidad de alguien que es una cosa complicada y eso lo dejo para los psicólogos, para los antropólogos. No, no, no. Yo soy una persona normal que veo cuando una persona hace cosas buenas, malas o incorrectas y yo no la juzgo más allá del ser humano que erra, que se equivoca. En este caso que se equivoca criminalmente. No pude perdonar a una persona que estando en el poder permite que se violen los derechos humanos de la manera más irracional y más cobarde y tirar un discurso como que viven en una burbuja, metidos allí en El Carmen y afuera no pasa nada. Yo creo que hasta para la misma militancia, y voy a atreverme a decir eso, para la misma militancia, no voy a decir que todos, pero muchísimos y yo los he oído que se me acercan y me dicen no puedo renunciar, porque trabajo en una oficina y es el único sustento de mis hijos, pero a mí se me hinchan las venas de coraje con todo lo que está pasando. Entonces yo sé que mucha gente no está de acuerdo con ellos y eso se va a reflejar en las elecciones, Dios quiera que se celebren pronto y que esta solución sea pronta y rápida.

Ante la opinión pública, Daniel Ortega aparece como una persona dura…
Yo no quisiera hacer diferencias porque entonces ya caigo en los personalismos. He tenido más contacto con Daniel en los últimos tiempos, me lo he encontrado. En los ochenta él tenía una relación conmigo de muchísimo respeto. A mí en lo personal me ha tratado muy bien siempre. No ha sido agresivo conmigo, ha tenido algunos gestos de solidaridad conmigo sin que yo se lo pida, me ha llamado y me ha ofrecido que cualquier cosa que necesite… Sé que ellos, por ambos lados, en algún momento han dicho a sus subalternos, ve, a los Mejía Godoy no los molesten, pero esos son confites en el infierno, no es el tratamiento personal el que a mí me preocupa. De qué sirve que a mí me estén diciendo eso, si en ese momento están haciendo una injusticia por otra parte. Yo no quisiera hacer una síntesis de la personalidad de esta gente porque no tengo derecho. A mí lo que realmente me importa es lo que está pasando en Nicaragua, lo que se refleja en esta realidad cruenta, dura y salvaje, en este exterminio que se está llevando a cabo. Estoy muy preocupado y desgraciadamente con una canción no puedo hacer nada, pero por lo menos trato de reflejar (lo que está pasando).

¿Qué imagen tiene de la Policía?
Esa es una doble moral y ellos lo saben perfectamente. No se puede justificar que porque andés con uniforme, o sin uniforme, el animal está ahí, la bestia está ahí, vestida de esta o de cual manera. No importa el uniforme, basta verlos inermes cuando alguien está cometiendo una barbaridad contra un ciudadano y eso es lo que se llama el silencio criminal o el pecado de omisión, como dice la Biblia.

¿Qué solución ve?
Quisiera tener la bola de cristal para poder decir el camino. Creo que tenemos que hacerlo con las mismas armas, la no violencia, la desobediencia civil. Con las armas con que Gandhi logró la independencia de la India. Con las armas con que Mandela logró la independencia de Sudáfrica. Con las armas con que Luther King logró conseguir ese sueño de la lucha contra el racismo. Es con esas armas, nada más con esas armas, que nosotros vamos a conseguir la victoria. Y vamos avanzando. No estoy pesimista. Quisiera que las cosas tuvieran un ritmo más acelerado, más progresivo, pero yo confío en que Dios no nos va a dejar solos y precisamente por eso escribí esta canción que se llama Plegaria a Nicaragua, que es la canción que me falta por grabar, porque es muy costosa.

Carlos Mejía Godoy dice que no ha dejado de crear canciones, pero nunca pensó volver a componer temas musicales que tengan como inspiración la libertad de Nicaragua. LA PRENSA/ URIEL MOLINA

Plano personal

Carlos Arturo Mejía Godoy nació en Somoto, Madriz, el 27 de junio de 1943. En su casa todavía está un arte en el que hace 11 días le desearon feliz cumpleaños.

Está casado con Xochitl Acatl Jiménez Guevara. Tiene siete hijos.

Estudió en la Escuela de Periodismo, donde fue compañero de clases de Bayardo Arce y también estudió Derecho y coincidió en clases con el expresidente Arnoldo Alemán.

Le encanta leer y descifrar crucigramas. Es boerista y miembro de honor de los Locos del Tambor, grupo de fanáticos de ese equipo de beisbol.

Come de todo, especialmente gallopinto, queso frito, crema y los domingos no se pierde su nacatamal.

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