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La dramaturga Jorgelina Cerritos. LA PRENSA/EFE/Rodrigo Sura

Romero es la “voz de la conciencia” dice laureada dramaturga salvadoreña

El Salvador "es una pila inmensa de muertos, de desaparecidos, de nombres, de rostros y es feo que, de repente, se diga que pasemos la página. Cómo le pedimos a las madres, hijos, parejas y familias que pasen la página?", subrayó Cerritos

Jorgelina Cerritos, actriz y una de las dramaturgas más laureadas de El Salvador, dijo en una entrevista que monseñor Romero es la “voz de la conciencia y de la memoria” en el país, golpeado por décadas de violencia estatal y criminal y en el que la “instalación del olvido es fuerte”.

Cerritos, miembro de la compañía teatral Los del quinto piso, explicó que esta visión de Óscar Arnulfo Romero como una “utopía” atraviesa su trilogía de “ensayos sobre la memoria”, cuya última parte se presentará en el Teatro Nacional de San Salvador.

“Monseñor representa la utopía, la posibilidad de ser un país y una sociedad distinta”, y “es la voz de la conciencia, la voz de la memoria colectiva”, apuntó la escritora, quien sostuvo que, “de no ser así, el mundo no lo estaría reconociendo”, en referencia a su próxima canonización.

Aludió a otros tributos que se le rinden al religioso, como la celebración del Día Internacional del Derecho a la Verdad cada 24 de marzo, fecha de su asesinato en 1980, y en el nombramiento del asteroide “13703 Romero” en su honor.

La ganadora del premio Casa de las Américas en 2010 en la sección de dramaturgia, apuntó que la figura del arzobispo, asesinado por un francotirador cuando oficiaba misa en la capital salvadoreña, es “algo que traviesa” la historia del país “fuertemente”.

“Monseñor ha estado permanentemente presente, queramos o no, en ese camino que ha hecho este país”, y por la vigencia de su mensaje en defensa de los Derechos Humanos “sigue siendo una figura que causa escozores en algunos sectores”, acotó.

La autora de Al otro lado del mar apuntó que en su trilogía, publicada por el sello Índole Editores, la palabra de Romero atraviesa las historias, principalmente en “13703. El Misterio de las utopías. Tercer ensayo sobre la memoria”.

El Libro Amarillo

“Se conjugan dos historias: la de una hermana y un hermano que han descubierto la pista de un hermano desaparecido en la guerra civil a través de una fotografía en el Libro Amarillo” y la de Romero en su niñez y antes de su muerte, resumió Cerritos.

El Libro Amarillo, llamado así por el nombre que figura en su portada, recoge en sus 270 páginas los nombres, apodos y fotografías de aquellos a quienes el Ejército salvadoreño consideraba “terroristas delincuentes” en las décadas de 1970 y 1980, de los que muchos fueron detenidos, torturados, desaparecidos o ejecutados.

Romero, en un “limbo” o “no lugar”, se encuentra con un niño del que queda la duda si es el mismo que estos hermanos andan buscando o uno de tantos extraviados en la guerra.

“Va Romero con este niño en esa muerte dando respuesta a la pregunta que crea esta obra: de haber sabido en lo que nos íbamos a convertir, hubiésemos hecho todo lo que hicimos?” y se “presiente que él (Romero) se la hubiese jugado”, relató la dramaturga.

Cerritos apuntó que la inclusión del arzobispo declarado mártir en sus obras “no es solamente un tributo como una visión personal, sino un posicionamiento de su palabra y de la figura que representa para el mundo desde el teatro”.

Añadió que también forma parte de la “resistencia” que, con los otros integrantes de Los del quinto piso, hacen desde las tablas contra el olvido y en un afán de “hurgar” en la memoria, principalmente de las graves violaciones a derechos humanos durante la guerra civil en el país (1980-1992).

“No nos podemos entender nada más a la luz del presente y tratar de ver con optimismo el futuro sino tomamos en cuenta quienes hemos sido como personas, como país e hijos de un tiempo”, dijo la actriz, quien añadió que el “silencio” está “pasando factura” a la sociedad salvadoreña, que no exortizó los “demonios” que le dejó el conflicto armado.

Apuntó que El Salvador, uno de los países más violentos del mundo, necesita “curar esas heridas, que no se curan con el silencio”, pero “muchas personas evitan hablarlo, porque si hablan, sufren” ante la falta de procesos reales de reparación.

Frente a este panorama, la “gran maestre” de teatro infantil en El Salvador y ganadora del V Premio de Teatro Latinoamericano George Woodyard en 2011 rechazó cualquier llamamiento a “pasar la página” para olvidar las atrocidades de la guerra.

El Salvador “es una pila inmensa de muertos, de desaparecidos, de nombres, de rostros y es feo que, de repente, se diga que pasemos la página. Cómo le pedimos a las madres, hijos, parejas y familias que pasen la página?”, subrayó Cerritos.

Cultura Jorgelina Cerritos Oscar Arnulfo Romero teatro archivo

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