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El consumo del diesel y gasolina cayó en el 2017. LA PRENSA/ ARCHIVO

El consumo del diesel y gasolina cayó en el 2017. LA PRENSA/ ARCHIVO

¿Por qué los nicaragüenses están dejando de consumir gasolinas y diesel?

Economistas no encuentran una explicación clara a la caída estrepitosa en la demanda de gasolinas y diesel el año pasado, pese a que economía crecía con fuerza, según cifras del Banco Central

En pleno aceleramiento del crecimiento económico, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó ayer en 4.9 por ciento —superior al 4.7 por ciento de 2016—, el año pasado el consumo de combustibles  en Nicaragua se derrumbó, sin una explicación clara para los economistas.

Según cifras publicadas por el Banco Central de Nicaragua, entre enero y noviembre del año pasado  el consumo de diesel ascendió a 4.21 millones de barriles, por debajo de 6.42 millones de barriles  en similar periodo de 2016. Esto equivale a una reducción de 34 por ciento en la demanda del principal carburante que se usa, sobre todo, en el transporte de carga y de pasajeros.

El sector transporte ligero también demandó menos gasolina, al pasar de 4.2 millones de barriles entre enero y noviembre de 2016 a 2.69 millones de barriles en similar periodo del año pasado. Esto significó una reducción de 35 por ciento.

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¿Cómo se explica semejante caídas en los carburantes en pleno apogeo económico que reflejan las cifras del FMI y del Gobierno?.

Los economistas no encuentran una explicación clara, aunque apuntan a factores como el encarecimiento de los combustibles, la desaceleración de varias actividades económicas y una menor disponibilidad en la circulación del córdoba entre los nicaragüenses.

Los incrementos de precio se efectúan los domingos.LA PRENSA/ Uriel Molina

El economista Adolfo Acevedo considera que debe abrir un debate para determinar qué pudo haber causado no solo la reducción en el consumo de los combustibles, sino también la desaceleración de varias actividades económicas. Teme que esto se deba a la reducción drástica de la cooperación de Venezuela.

“No están claras las causas de esa caída, en otros casos de desaceleración, por ejemplo la venta de vehículo cayó un 14 por ciento y también en el caso de la construcción residencial que lleva siete trimestres consecutivos de caída y la energía que el consumo ha tenido una desaceleración, pero las causas no son claras. Hay distintas causas posibles, lo que me preocupa es que ni siquiera se discute y una causa posible es la desaparición de la cooperación petrolera venezolana, que llegó a significar entre el 2010 y 2014 un promedio anual de 550 millones de dólares”, sostuvo Acevedo.

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El economista Néstor Avendaño asegura que esto se debe a tres razones: la desaceleración del crecimiento económico, la menor disponibilidad de córdobas entre los consumidores y el alto costo del combustible.

“La inflación el año pasado de 5.5 en gran parte obedeció a los precios internacionales del petróleo y los combustibles, por lo tanto las familias se ven obligadas a no ampliar su gasto en consumo de combustible. En todos los países aumenta de precio, lo que pasa es que en Nicaragua aparentemente los precios son más altos que en el resto de los países”, dijo Avendaño.

Según las mismas cifras publicadas por el Banco Central de Nicaragua, el año pasado los principales combustibles de consumo en Nicaragua experimentaron significativos aumentos.

El diesel sufrió un incremento promedio a noviembre del 17 por ciento, en relación con igual periodo de 2016. Este aumento es superior al siete por ciento de subida que sufrió este producto en igual periodo de 2016, con respecto a 2015.

El precio promedio de la gasolina también tuvo un incremento del 12.5 por ciento en el mismo periodo de referencia del año pasado, cuando entre el 2015 y 2016 solo subió un tres por ciento.

Para el economista Adolfo Acevedo, el precio del combustible no debe influir en la caída del consumo, pues es una demanda inelástica, es decir que el consumo es constante pese a la variación de precio, porque se considera un producto de primera necesidad.

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“En otros años anteriores subió el precio y el consumo no se desaceleró, porque son bienes de demanda inelástica. Lo que veo es que hay un conjunto de factores que son fuertes, que están tirando hacia abajo el consumo, de lo que no se está claro y además la información disponible no es suficiente para afirmar categóricamente que la causa es una u otra, pero me llama la atención porque no es un indicador aislado, es un conjunto de indicadores”.

De hecho, el consumo el año pasado experimentó elevado grado de desaceleración. Hasta el tercer trimestre del año pasado el consumo creció 3.4 por ciento, una tasa no vista en los últimos dos años.

En 2016, cuando el PIB creció 4.7 por ciento, el consumo repuntó en los cuatro trimestres de ese año a un ritmo de entre 4.5 y 8.6 por ciento. En el 2017 en tres trimestres en un rango de entre 1.5 por ciento y 5.4 por ciento.

Acevedo señaló en un análisis publicado la semana pasada que urge abrir un debate para determinar por qué el consumo de la clase media viene deteriorándose, citando resultados de la Encuesta de Medición del Nivel de Vida (EMNV) del 2016.

En ese año, la clase media en Nicaragua habría consumido 13.3 por ciento menos en términos reales con respecto a los niveles registrados por la EMNV 2014. “Esta caída en el consumo de los sectores medios resulta significativa, y podría constituir una posible pista que nos lleve a encontrar una explicación a la marcada desaceleración del consumo que se inicia desde el segundo semestre de 2016 y se profundiza en 2017”, advirtió Acevedo.

Lo que dice el sector transporte

El presidente de la Federación Centroamericana de Transporte (Fecatrans), Marvin Altamirano, manifestó que cree que la reducción en el consumo local de combustible se debe a que ahora gran parte de la carga está saliendo por puerto de Corinto y no deben viajar a los puertos de los países vecinos, que es cuando se usa más carburante.

“Como en puerto de Corinto han incrementado las importaciones, no es lo mismo ir a Puerto Cortés (Honduras), a Puerto Limón (Costa Rica) o ir a Acajutla (El Salvador) que ir a Corinto, eso ha reducido el consumo del combustible, pero no ha reducido el volumen de las cargas”, afirmó.

Menos consumo de gas para cocinar

Asimismo, se mantuvo el mismo comportamiento en negativo del gas licuado de petróleo (GLP) que usan los hogares para cocinar, porque en el 2017 se consumió 1.31 millones de barriles, cuando en el 2016 fue de 1.94 millones de barriles, cayendo 32 por ciento en el periodo de referencia. De igual forma, el GLP aumentó hasta un 26.3 por ciento en el 2017 con respecto al 2016.

El economista Adolfo Acevedo señaló recientemente que el consumo facturado de electricidad estaba creciendo desacelerado el año pasado, lo que no coincidía con algunos planteamientos de especialistas que señalaban que había una fuerte correlación entre el crecimiento económico y la demanda de energía. Al respecto, Acevedo indicaba que mientras el Gobierno aumentó su tasa de crecimiento el consumo de electricidad tanto industrial como comercial no superaba el uno por ciento hasta octubre del año pasado, cuando en el 2016 alcanzaba tasas de hasta 10.8 por ciento.

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