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Presidenta de Nicaragua Violeta Chamorro recibe un Arma del Comandante Franklin en el acto de compromiso de paz de desmovilizacion de la contra en San Pedro de Lovago, Chontales. 28 de de Junio 1990. ESTA FOTOS ES DEL ARCHIVO DE LA PRENSA

Galería | El día que Nicaragua le dijo adiós a las armas

La última fecha que marcó el fin de la guerra civil de los años ochenta fue la desmovilización y el desarme de la Resistencia. Así se vivió.

Después de varias negociaciones entre la Resistencia Nicaragüense, el gobierno sandinista de los años ochenta y el nuevo gobierno de Violeta Barrios en 1990, la Contra entregó sus armas. Este proceso de desmovilización y desarme inició con la entrega de armas del jefe del estado mayor de la Contra, Israel Galeano, conocido como Comandante Franklin, en San Pedro de Lóvago, Chontales.

“No teníamos la ayuda militar de antes, ni los recursos en medicina, los combatientes andaban descalzos (…) y la base social campesina que nos ayudaba no tenía la forma de continuar haciéndolo; la Resistencia tuvo que escoger la desmovilización en las formas impuestas por los acuerdos”, le dijo Óscar Sobalvarro, conocido como el Comandante Rubén, a la periodista Raphaële Bailen un reportaje de LA PRENSA.


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Según datos del Ejército de Nicaragua, durante el proceso de desmovilización se destruyeron 17,883 armas, que incluían 14,883 fusiles, cuatro ametralladoras, 1,265 lanzagranadas, 134 morteros, 138 minas de todo tipo, 112 misiles antiaéreos, 1,310 granadas de mano y 5,458 pertrechos militares. Y entre julio y octubre de 1990, se repatriaron 13,263 nicaragüenses: 13,147 desde Honduras y 116 desde Costa Rica.

Muchos de los miembros de la Resistencia Nicaragüense no entregaron sus armas y se formaron los grupos de rearmados, especialmente en la zona del norte del país. Por ello, se crearon Batallones Especializados de Desarme (BED) para que estos entregaran las armas. Domingo le muestra en imágenes cómo fueron esos años en los que Nicaragua enterró las armas con la promesa de recuperar la paz.

Parte de las armas que entregó la Contra durante el desarme y desarticulación de 1990 fueron enterradas en el Parque de La Paz, en Managua. En la imagen, se ve a la presidenta Violeta Barrios durante el acto donde se enterraron las armas. Esta foto fue tomada el 28 de septiembre de 1990. LA PRENSA / Archivo
Parte de las armas que entregó la Contra durante el desarme y desarticulación de 1990 fueron enterradas en el Parque de La Paz, en Managua. En la imagen, se ve a la presidenta Violeta Barrios durante el acto donde se enterraron las armas. Esta foto fue tomada el 28 de septiembre de 1990. LA PRENSA / Archivo

La Comisión Internacional de Apoyo y Verificación de la Organización de Estados Americanos (CIAV-OEA), la Organización de las Naciones Unidas para Centroamérica (Onuca) y la Comisión de Verificación presidida por el cardenal Miguel Obando y Bravo fueron los organismos que se encargaron de la observación del desarme y desmovilización de la Resistencia Nicaragüense en los años noventa.

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A la par del sitio donde se enterraron las armas, en el Parque de la Paz, se construyó un faro que durante años se conoció como el Faro de la Paz. Este fue demolido en el 2014 por el gobierno de Daniel Ortega, cuando se amplió el parque Luis Alfonso Velásquez Flores. LA PRENSA/ ARCHIVO
A la par del sitio donde se enterraron las armas, en el Parque de la Paz, se construyó un faro que durante años se conoció como el Faro de la Paz. Este fue demolido en el 2014 por el gobierno de Daniel Ortega, cuando se amplió el parque Luis Alfonso Velásquez Flores. LA PRENSA/ ARCHIVO
Momento en que el jefe del estado mayor de la Resistencia Nicaragüense, Israel Galeano Cornejo, conocido como el Comandante Franklin, entrega sus armas en el atrio de una iglesia en San Pedro de Lóvago, Chontales. Este acto marcó el inicio del desarme de la Contra en Nicaragua. LA PRENSA/ ARCHIVO.
Momento en que el jefe del estado mayor de la Resistencia Nicaragüense, Israel Galeano Cornejo, conocido como el Comandante Franklin, entrega sus armas en el atrio de una iglesia en San Pedro de Lóvago, Chontales. Este acto marcó el inicio del desarme de la Contra en Nicaragua. LA PRENSA/ ARCHIVO.

El 2 de abril de 1990, la presidente electa Violeta Barrios durante una reunión con delegados de la Organización de las Naciones Unidas para la Verificación de Elecciones en Nicaragua (Onuven) y organizaciones de paz, quienes buscaban un acuerdo con miembros de la Resistencia Nicaragüense. LA PRENSA/ ARCHIVO

El 2 de abril de 1990, la presidente electa Violeta Barrios durante una reunión con delegados de la Organización de las Naciones Unidas para la Verificación de Elecciones en Nicaragua (Onuven) y organizaciones de paz, quienes buscaban un acuerdo con miembros de la Resistencia Nicaragüense. LA PRENSA/ ARCHIVO

El desarme duró casi una década, pues los miembros de la Contra se negaban a entregar las armas porque el Gobierno no cumplía con los acuerdos. Entonces se crearon grupos armados que se hacían llamar los Recontras. También se crearon los Recompas, cuando los rearmados eran exsoldados sandinistas inconformes y los Revueltos, cuando los grupos eran integrados por exmiembros de ambos bandos. Esta fotografía fue capturada el 21 de junio de 1997, cuando un grupo de rearmados que estaban bajo el mando del Comandante Chispa entregaban sus armas en zona de El Ayote.

El desarme duró casi una década, pues los miembros de la Contra se negaban a entregar las armas porque el Gobierno no cumplía con los acuerdos. Entonces se crearon grupos armados que se hacían llamar los Recontras. También se crearon los Recompas, cuando los rearmados eran exsoldados sandinistas inconformes y los Revueltos, cuando los grupos eran integrados por exmiembros de ambos bandos. Esta fotografía fue capturada el 21 de junio de 1997, cuando un grupo de rearmados que estaban bajo el mando del Comandante Chispa entregaban sus armas en zona de El Ayote.  LA PRENSA/ ARCHIVO

El 30 de mayo de 1990 se firmó el Protocolo de Managua sobre el desarme, donde se garantizaba la integridad física de los miembros de la Resistencia Nicaragüense, así como el bienestar de su familia y se le prestaría ayuda económica a los desmovilizados. Este acuerdo se tomó entre la presidenta Violeta Barrios, Israel Galeano, Comandante Franklin y el cardenal Miguel Obando y Bravo. LA PRENSA/ ARCHIVO
El 30 de mayo de 1990 se firmó el Protocolo de Managua sobre el desarme, donde se garantizaba la integridad física de los miembros de la Resistencia Nicaragüense, así como el bienestar de su familia y se le prestaría ayuda económica a los desmovilizados. Este acuerdo se tomó entre la presidenta Violeta Barrios, Israel Galeano, Comandante Franklin y el cardenal Miguel Obando y Bravo. LA PRENSA/ ARCHIVO

Según datos estadísticos del Ejército de Nicaragua, entre 1991 y 1994, se desmovilizaron a 25,419 rearmados y se destruyeron 15,450 armas y 14,943 explosivos. LA PRENSA/ ARCHIVO

Según datos estadísticos del Ejército de Nicaragua, entre 1991 y 1994, se desmovilizaron a 25,419 rearmados y se destruyeron 15,450 armas y 14,943 explosivos. LA PRENSA/ ARCHIVO

Se creó la Brigada Especial de Desarme (BED), que buscaba la consolidación del proceso de desarme y desmovilización. Sin embargo, el proceso no terminó pues, según un estudio de 2001, en esa fecha se calculaba que había 44,089 armas sin entregar.
Se creó la Brigada Especial de Desarme (BED), que buscaba la consolidación del proceso de desarme y desmovilización. Sin embargo, el proceso no terminó pues, según un estudio de 2001, en esa fecha se calculaba que había 44,089 armas sin entregar.

 

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