La ausencia de Roberto Rivas en la juramentación de alcaldes y concejales es considerada una estrategia del oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) para mantener estabilidad en el país y hacer frente a la sanción que impuso Estados Unidos al presidente del poder electoral.
Sin embargo, hay analistas que advierten que puede ser una señal del poco apoyo que el presidente designado por el Consejo Supremo Electoral (CSE) está dispuesto a brindarle a Rivas.
Dionisio Palacios, exdirector de Cedulación del CSE, opinó que “es contradictorio que un delincuente dé posesión a otro y llame a cumplir la ley cuando él no la ha cumplido”.
Palacios agregó que Rivas puede delegar funciones en los otros magistrados y mencionó que algunos partidos políticos expresaron que no asistirían a la juramentación si Rivas era el encargado de juramentarlos.
Para José Pallais, miembro del Frente Amplio por la Democracia (FAD), el hecho de que Rivas no esté presente en la juramentación de alcaldes y concejales es una estrategia pensada por Daniel Ortega y Rosario Murillo para no incrementar la confrontación con Estados Unidos, misma que inició con la sanción al funcionario por sospechas de corrupción y violación a los derechos humanos.
“Es a la vez un mensaje para Roberto Rivas, que debe estar claro que está solo y que no tiene el respaldo del Gobierno”, dijo Pallais. Añadió que el Gobierno ponderó sus propios intereses y la posibilidad de una negociación con EE.UU. y la comunidad internacional frente a su “apego, amistad y sus relaciones con Roberto Rivas”.
El politólogo José Antonio Peraza explicó que, si bien se desconoce los detalles profundos sobre Rivas y el CSE, su ausencia en la juramentación es “una consecuencia directa por aparecer en la lista de la Ley Global Magnitsky.
Para mantener una relación medianamente cordial con EE.UU. era “intolerable” tener a Roberto Rivas juramentando a los futuros alcaldes y concejales, dijo Peraza.