Qué manera de sufrir, de caminar sobre la cuerda floja y tener a los aficionados que colmaron nuevamente el Polideportivo Alexis Argüello con un nudo en la garganta. Nicaragua derrotó 63-61 a Honduras viniendo desde atrás para conseguir su boleto a semifinales como líder de grupo con dos victorias sin derrotas.
Todo se redujo al último cuarto con Nicaragua perdiendo 47-51 en el inicio del tramo final. Es ahí donde todos se preguntaban: ¿dónde están esos seis meses intensos de preparación? ¿Por qué el equipo se traba como si perdiera corriente eléctrica? Honduras siguió arriba en el marcador aun cuando faltaban cinco minutos al colocarse 55-54, pero pecaban de desesperación y fallaban tiros de faltas imperdonables que hubieran decidido el encuentro a su favor.
Nicaragua sin encontrar el brillo, cegados por lograr tiros de media distancia sin encontrar la aguja en el pajar tercamente no realizaban los ajustes necesarios. No obstante, con todo y el mal juego de los pinoleros fue ahí donde surgieron las individualidades, en especial la del señor Bartel López, eficiente como de costumbre y matador cuando el tiempo agita el corazón. López clavó dos puntos importantes para darle vuelta al marcador restando tres minutos 56-55, luego marcó uno de dos tiros de falta, pero con menos de un minuto y un poco de tranquilidad para los nicas con el juego 61-58, Crístofer Flores hizo aún más vibrante el cierre.
Honduras empató tras un tiro de tres salido de la nada. Todos paralizados, con miedo de la derrota que desmoralizara a los nuestros; sin embargo, el gigante de ébano sumó su anotación número 19 del duelo y dos puntos que significaron la victoria.
“La rotación de la defensa hay que mejorarla”, dijo después López, más allá de encumbrarse por su espectacular actuación. Hasta el momento Nicaragua preocupa porque no se ha visto un amplio dominio sobre los rivales que en teoría serían cómodos. Sino todo lo contrario, parecen durante muchos instantes del juego huérfanos en la cancha, sosteniéndose de las individualidades. Honduras perdonó, sin embargo, si se aspira al oro Panamá no es benevolente.