Por las consecuencias adversas que tiene la deserción escolar en la productividad, la cohesión social y la creación de oportunidades, al Banco Mundial le preocupa la incapacidad del sistema educativo de Nicaragua para retener en las aulas a los estudiantes de secundaria.
“El sistema educativo no funciona bien con respecto a la retención estudiantil… Alrededor del 12 por ciento de los adolescentes en edad de secundaria inferior estuvieron fuera de la escuela en 2010, en comparación con el 6 por ciento en ALC (América Latina y el Caribe)”, dice el Diagnóstico Sistemático de País, publicado por el Banco Mundial (BM).
Dicho documento servirá de referencia para establecer el Marco de Alianza que determinará la relación de trabajo entre el BM y el Gobierno de Nicaragua en los próximos cuatro años.
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Según el informe, “hay una tasa de abandono muy alta en la escuela secundaria inferior, lo que sugiere que el esfuerzo económico de mantener a los niños en la escuela no es rentable para las familias de bajos ingresos, debido a la falta de oportunidades de empleo para los graduados de secundaria inferior. Este problema se ve reforzado por los currículos obsoletos y la falta de opciones técnicas y vocacionales”.
Entre las causas del abandono prematuro de la secundaria, el informe del BM menciona principalmente la falta de interés y problemas financieros.
Y a nivel específico dice que los varones tienen más probabilidad de hacerlo para ingresar al mercado laboral, mientras que las niñas lo hacen por falta de recursos y/o para ayudar con las tareas domésticas. “El embarazo en la adolescencia es otro factor importante que afecta la salida femenina de la secundaria”, dice el documento.
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Según la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), entre las mujeres de 15 a 24 años que tuvieron hijos antes de los 20 años, el 71 por ciento ya estaba fuera del sistema escolar. Y del 29 por ciento que asistía a un centro de enseñanza, solo la mitad regresa después del nacimiento del hijo. Y a nivel nacional 3 de cada 10 mujeres de 20 a 24 años resultaron embarazadas antes de los 18 años.
El problema de los nini
El diagnóstico del BM dice que en Nicaragua la deserción estudiantil está muy vinculada al persistente problema de los nini (ni estudia ni trabaja), ya que uno de cada cinco jóvenes es nini.
Y de acuerdo con cálculos de Funides el 25 por ciento de los jóvenes de 15 a 24 años la mayoría son mujeres.
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El diagnóstico advierte que quienes no concluyen la secundaria a menudo no logran emplearse en el sector formal y caen en las filas del desempleo o recibiendo salarios precarios en el sector informal.
La tasa de desempleo de las personas de entre 25 y 45 años de edad es más alta entre los individuos que no alcanzaron la secundaria superior. Además, la tasa de informalidad entre los trabajadores que solo alcanzaron la secundaria inferior es 12 puntos porcentuales mayor que la de los trabajadores que alcanzaron la secundaria superior y 33 puntos porcentuales más que los individuos con al menos alguna educación superior.
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Abordar el problema de los nini y la deserción, según el diagnóstico, “probablemente aceleraría la tasa de crecimiento de la economía y la productividad laboral”.
La deserción en secundaria
Para Lylliam Huelva, economista principal de Funides, la deserción en los distintos niveles de la educación secundaria es consecuencia de que la estrategia estuvo enfocada en la “batalla por el sexto grado”, y hasta en los últimos años se habló de la batalla por el noveno grado (tercer año de secundaria). Además, en secundaria no existen programas de apoyo a las familias, como la merienda y mochila escolar que contrarrestan la deserción en la primaria.
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Entre las causas de la deserción una que llama la atención de Huelva es la falta de interés de los jóvenes por el estudio. Considera que puede estar vinculado a sus expectativas. “El joven podría preguntarse: ¿en mi entorno para qué me sirve estudiar? Y de ahí se desprende otro elemento, ¿qué tan pertinente está siendo la educación para los jóvenes? ¿Tenemos el currículo adaptado o flexible para incluir elementos de su entorno?”, cuestiona la economista.
Baja escolaridad limita movilidad
Para Lylliam Huelva, economista principal de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), la baja escolaridad podría limitar la movilidad entre sectores, por ejemplo, de baja productividad a otros más productivos, particularmente para las personas que viven en el área rural.
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En estimaciones realizadas por Funides se observa que ha disminuido la proporción de personas empleadas en el sector agrícola (de 2005 a 2014) que tiene una productividad menor al promedio nacional y se ha movido a sectores como comercio, donde la productividad también es menor al promedio nacional. Ambos sectores se caracterizan por tener elevados niveles de informalidad, explica Huelva.
La educación técnica es un tema que debe tomar protagonismo en los próximos años. Su incorporación durante la secundaria sería una alternativa para dotar a los jóvenes de herramientas y competencias para insertarse en el mercado laboral en mejores condiciones”.
Lylliam Huelva, economista principal de Funides.