En Nicaragua, una de las formas de contribuir a la reducción de la pobreza son los subsidios. Sin embargo, en el caso de la tarifa de energía eléctrica el beneficio se filtra hacia los hogares de mayores ingresos y no cumple con su función original, según hallazgos de un estudio de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides).
Mediante el informe “Incidencia del gasto público en la reducción de la pobreza y la desigualdad”, se valoró el impacto que tiene el subsidio energético en la reducción de la pobreza en una muestra de hogares nicaragüenses con un ingreso menor a ocho mil córdobas.
Se logró constatar que “hay una fuga bastante alta” porque beneficia a hogares que podrían pagar su tarifa de energía sin ningún subsidio, explicó la economista y una de las autoras del estudio, Lylliam Huelva.
Funides estimó el subsidio residencial, es decir el de consumo menor a los 150 kilovatios hora y también el de exoneración y exención del Impuesto de Valor Agregado (IVA).
Según Huelva, la fuga de este subsidio se debe a que los techos del mismo pueden ser demasiados altos.
Sin embargo, para Javier Mejía, oficial de recursos naturales del Centro Humboldt, el subsidio a la tarifa de electricidad no va enfocado en clase social y por ende beneficia al que consume menos.
“Podés tener una casa de madera o una mansión, y la mansión puede tener subsidio o la otra casa no, esto se debe a que la tarifa social se aplica según consumo y no por clasificación de zona, pero no podemos decir que solo beneficia a las personas con más poder adquisitivo, se beneficia al que consume menos”, dijo Mejía.
Subsidio no recompensa gasto en impuestos
Funides estimó que en un hogar donde se paga el Impuesto sobre la Renta (IR), que representa un promedio de 3,457.6 córdobas al mes. Pero en impuestos indirectos, en otros hogares, en promedio, pagan 666.3 córdobas al mes.
En el país solo el 8.3 porciento de los hogares pagan IR y están ubicados en grupos de ingresos más altos, pero todos los hogares del país pagan impuestos indirectos, dice el estudio.
Huelva dijo “cuando se consideró (el subsidio)vimos que este no lograba compensar la salida de ingresos que tienen las familias por impuestos indirectos. El aporte estaban prácticamente igual”.
Cuestionan subsidio
Una alternativa, según la economista Lylliam Huelva, para evitar la fuga en el subsidio energético, es reducir el techo del mismo para concentrarse en los hogares de menores ingresos y poder redistribuir ese ahorro (por el subsidio) a otros programas. No obstante, Javier Mejía del Centro Humboldt, dijo que la tarifa social no debe bajar su techo (150 kilovatios horas) pues la mayoría de los usuarios saldrían perdiendo y se perjudicaría a la población en general, pues este subsidio sirve como un mecanismo de eficiencia energética.