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Esta fue la portada de LA PRENSA del 26 de febrero de 1990. Un día después de las elecciones generales. LA PRENSA/ARCHIVO

El día que Violeta Barrios de Chamorro se convirtió en presidenta de Nicaragua

El 25 de febrero de 1990, Violeta Barrios de Chamorro se convirtió en la primera presidenta de América Latina elegida en las urnas.

El 25 de febrero de 1990, Violeta Barrios de Chamorro, candidata por la Unión Nacional Opositora (UNO), ganó las elecciones presidenciales. Su triunfo fue reconocido internacionalmente como un símbolo de transición de la guerra a la paz en Nicaragua.

Ella ha sido la única presidenta que ha tenido el país y la primera en América Latina elegida en las urnas. Este es el artículo publicado por LA PRENSA el 26 de febrero de 1990, un día después del triunfo de Violeta Barrios de Chamorro.

Violeta, presidenta de todos los nicaragüenses

La fórmula presidencial de Violeta Barrios de Chamorro y Virgilio Godoy se convirtieron hoy en virtuales Presidente y Vicepresidente electos de Nicaragua, en una victoria electoral, que marcó una fecha histórica de Nicaragua el 25 de febrero.

Pocos minutos antes de las 2 de la mañana el presidente del Consejo Supremo Electoral, anunció la tendencia clara del voto, al dar a conocer el informe de un 5 por ciento de las mesas electorales. La UNO derrotó también 51.4 a 44.5 al FSLN en la lucha por el dominio de la Asamblea Nacional.

Aproximadamente a esa misma hora otros conteos independientes aseguraban la victoria de la UNO con 55% a su favor sobre el 40% obtenido por el FSLN, garantizando desde ese momento que Violeta Chamorro había sido proclamada presidenta por el pueblo de Nicaragua con una victoria del 15% en las urnas.

Ese mismo margen de un 15% arriba en la nominación presidencial se proyectaba de igual forma para la Asamblea y los concejales de la UNO.

El doctor Mariano Fiallos aclaró que aunque había un compromiso de ofrecer el resultado de un 15 por ciento de las mesas para las 10 de la noche, los datos de un sólo 5 por ciento de dichas mesas, se podían ofrecer hasta ese momento.

Daniel Ortega impone la banda presidencial a Violeta Barrios de Chamorro. El sandinista dijo que gobernarían desde abajo. LA PRENSA/ARCHIVO

El informe de los 54,383 votos de las primeras 244 mesas, un 5.6 por ciento del total de los votos, indica que la Unión Nacional Opositora (UNO), obtuvo 26,671 votos frente a 23,016 del FSLN.

Los restantes 4,696 votos se distribuyeron entre los ocho partido pequeños, siendo entre éstos el más fuerte, el Movimiento de Unidad Revolucionaria (MUR), del doctor Moisés Hassan, con 1 por ciento del total de los votos.

El doctor Fiallos aclaró que las primeras cifras presentadas dentro de los límites aceptables de seguridad, corresponden a la elección general.

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La tendencia de la elección en favor de la UNO era claramente amplia, aplastante en favor de la UNO sobre el FSLN.

Hacia las 2:14 de la mañana, el conteo mantenido por la UNO, indicaba que la tendencia continuaba creciendo a favor de la UNO, que había logrado ya el 56.3 por ciento de los votos sobre el 41.9 por ciento del FSLN.

De acuerdo con la información suministrada por el señor Francisco Delgadillo M, asesor político del Frente Sur, el Ejército Sandinista, enterado de que el 50 por ciento de los campesinos de una región de Zelaya Sur votarían por la UNO, intensificó su patrullaje y les impidió el paso hacia los lugares de votación.

A los campesinos sospechosos de que iban a votar por la UNO les quitaron la tarjeta de votación. El hostigamiento se produjo en las colonias de La Ceiba, El Zapote, Punta Gorda, Loma Alegre, El Chacalin, El Delirio y El Camino.

Unos 500 campesinos que se dirigían hacia las mesas de votación, fueron devueltos por el Ejército.
Los cortes de energía seguían produciéndose hacia la medianoche, produciendo la mayor sorpresa de los observadores internacionales, que no concebían cómo podían estarse produciendo situaciones de tinieblas en todo el país, en medio de una cosa tan crucial como es el conteo de los votos de una elección general.

También se informó de cortes de energía en el sector de El Pochote, en la ciudad de Nandaime y en las cercanías del Colegio Salesiano en la ciudad de Granada, lugares ambos donde se estaban efectuando conteos de votos.

Violeta Barrios de Chamorro y Virgilio Godoy Reyes: la fórmula presidencial que derrotó a Daniel Ortega el 25 de febrero de 1990. LA PRENSA/ ARCHIVO

Hacia las 12:30 de la madrugada, la ventaja total de la UNO aumentó a 42,980 votos sobre 30,053 del FSLN, manteniendo la diferencia de 59 a 41 por ciento.

Un conteo paralelo llevado por el señor Reynaldo Hernández, tenía a la UNO ganando 24,604 votos a 17,932, o sea 57.8 por ciento la UNO y 42.2 por ciento el FSLN.

Los teléfonos de la UNO quedaron cortados a las 11 de la noche del domingo 25, cuando el conteo que llevaba la coalición opositora daba una ventaja de 58 a 42 a la UNO sobre el Frente Sandinista después de recogerse el informe de los observadores en más de 300 mesas.

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En unas mesas se habían contado 22,692 votos para la UNO y 16,153 votos para el FSLN. Otro conteo que había recibido la UNO era el de 12 mesas de votación de la ciudad de Granada, donde la UNO había obtenido 2,208 votos, y e FSLN sólo 949.

En un conteo paralelo sobre la misma base de los observadores, llevado por un grupo, encabezado por el doctor Arnoldo Alemán Lacayo, se estableció una ventaja todavía mayor de la UNO sobre 50,135 votos emitidos, de los cuales 29,602 fueron para la UNO y 20,533 para el FSLN. Esto es una relación de 59 a 41 a favor de la UNO.

A las 11 de la noche, la señora Violeta de Chamorro empezó a recibir la visita de observadores de España y otros visitantes que llegaron al país, y quienes felicitaron a la candidata de la UNO como Presidente Electo de Nicaragua.

A esa misma hora, el observador Eduardo Rossman, miembro de la Unión Democrática Internacional, dijo que en base a la observación en 45 mesas, su impresión es que la UNO había ganado ampliamente la elección, e invitó al FSLN a respetar la voluntad del pueblo y no burlarse de ella. Rossman dijo que en una mesa en el Reparto Schick, donde votaron 288 personas, 179 lo hicieron por la UNO y 95 por el FSLN.

Pueblo siguió con devoción el proceso electoral

Acahualinca, el barrio indígena a orillas del Lago de Managua, marcó el compás de la espera al caer la tarde del día más largo en la historia de Nicaragua.

Mientras en la emisora Radio católica se rezaba el Rosario con el Avemaría de fondo musical, los managuas iniciaron en los patios comunales de la famosa barriada de nombre indígena y población paupérrima, una conversación animada.

Por primera vez hacían, sin poder evitarlo, estimaciones sobre la victoria de su preferido en las votaciones.

La conversación estaba a la orden del día, pero las mujeres de Acahualinca hablaron para confirmar que “la tinta indeleble se borra lavando ropa”.

En grupos grandes, de 18 o más personas por aparato, ellos se concentran alrededor de radiotransmisores o televisores; los segundos más escasos en el vecindario de casas de madera y de cartón.

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El día amaneció temprano, dos horas antes por lo general en la mayor parte de los hogares para hacer filas y poder votar.

Una población estimada entre 3,500 y 5,000 personas compuesta por periodistas, observadores y diplomáticos se dispersaron por todo el país por primera vez desde que llegaron a Nicaragua, la mayoría en la semana anterior y algunos desde el arranque de la campaña política presidencial.

Antes de las seis de la mañana y todavía con la oscuridad de la noche, decenas de miles salieron dispuestos a votar, y esperaron, en algunos casos hasta las ocho de la mañana y minutos cuando se abrieron las Juntas Receptoras de Votos.

Violeta Barrios de Chamorro recibiendo al Papa Juan Pablo II, en el Aeropuerto de Managua, febrero 1996. LA PRENSA/ARCHIVO

Conscientes de que ejercían un derecho, muchos lo exponían así al apurar a amanuenses, fiscales y demás personal de las juntas de votaciones: “De votar, tenemos que votar, es un derecho al voto que tenemos”, decían, dejando claro lo que en Nicaragua constituye una primera proclama en la historia de dictaduras e imposiciones políticas.

En las afueras de la ciudad, la gente también se levantó temprano y se lanzó a las urnas hechas de cajas de cartón, y a los “recintos secretos”, hechos también con cajas de cartón: en muchos casos a los que les faltaba una cara, por donde uno podía ocultarse y marcar la X en el círculo de su preferencia.

Un primer problema se presentó en juntas de votación que con tres fiscales daban por cerradas sus puertas a los que se presentaban para cumplir con la obligación contraída.

No hubo cómo supervisar que entre los fiscales que se encontraban inamovibles hasta que estimaban que debían dejar el chance a otros, habían representantes de la Unión Opositora, considerada con el Frente Sandinista los dos principales contendientes, o los dos contendientes significativos en los comicios electorales.

Largas filas en todas las juntas electorales hicieron impacto en las impresiones enviadas al mundo desde el centro de prensa instalado por Telcor en el edificio Olof Palme.

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“Es como un plebiscito, dijo un periodista de una de las agencias de cables más conocidas en el mundo occidental. “El solo hecho de que haya habido tan cuantiosa presencia de votantes en Nicaragua significó un triunfo”.

Los secretos con cifras sacadas de “escrutinios rápidos” eran intercambiadas a granel entre los periodistas y observadores que desde las cuatro de la tarde comenzaron a llenar el Olof Palme.

Después de un almuerzo en el Hotel Intercontinental, el ex presidente Jimmy Carter, considerado como la figura principal, y representante en presencia de la vigilancia moral de los países democráticos sobre las elecciones, se trasladó al centro de cómputos situado en el César Augusto Silva, donde la entrada a la prensa era prohibida.

Desde allí, a las 5 de la tarde Mariano Fiallos Oyanguren, presidente del Consejo Supremo Electoral, hizo una presentación de prueba llamando a esperar los resultados sin hacer celebraciones de victoria y recordando la prohibición de hacer presencia en grupos en torno a los recintos electorales.

Fiallos apareció en las cuatro pantallas de televisión colocadas en el Olof Palme, haciendo gestos de reclamo a los camarógrafos y luego sacudiendo la mano de una señora vestida de rojo que se acercó hasta la mesa donde estaba sentado.

A las siete y 27 minutos de la noche con más de una hora de retraso él leyó cuatro telegramas explicando de dónde los había recibido y que eran los únicos que tenía por el momento.

Fiallos leyó tres informes normales y uno dejando una ventaja para el sandinismo que provocó una exclamación en el público que llenaba el salón de plenarios del lujoso edificio.

De inmediato se inició una avalancha de conjeturas, pero entre los miembros de la oposición que, al igual que los sandinistas llevaron un conteo de votos “rápidos”, haciendo contar los resultados informados por los presidentes de al menos un centenar de mesas como muestra representativa, se mostraron desde ese momento confiados en un triunfo arrollador.

Aún los periodistas favorables al sandinismo expresaban asombro y sorpresa tras conversar con los votantes a la salida del depósito del sufragio, porque, dijeron “la oposición tiene un inmenso apoyo popular que nadie esperaba tan grande”.

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COMENTARIOS

  1. juvenal mairena
    Hace 7 años

    Si es cierto gano Dona Violeta y llegamos al periodo de la TRANSICIÓN, veintitantos lustros después estamos antes de comenzar la famosa TRANSICIÓN. El tiempo perdido los santos lo lloran dice el refrán.

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