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Laura Dogu, embajadora de Estados Unidos en Nicaragua. LA PRENSA/Óscar Navarrete.

Laura Dogu, embajadora de Estados Unidos en Nicaragua. LA PRENSA/Óscar Navarrete.

Laura Dogu: “No vamos a invertir en un gobierno injusto”

Laura Dogu da su versión sobre la Nica Act, las posibles consecuencias que esta puede traer a Nicaragua y cómo el país puede evitarlas.

En años recientes, el gobierno de Daniel Ortega y la empresa privada han celebrado que la relación entre Nicaragua y Estados Unidos ha sido buena. Pero para Laura Dogu, embajadora del país norteamericano en Managua, la relación no puede calificarse como tal. “Ni buena ni mala —dice— simplemente pequeña”.

Y a “pequeña” puede sumársele “ensombrecida”. Nicaragua pasa malas noches a la espera de si se aprueba o
no en Estados Unidos la “Nica Act”, una ley que daría a los norteamericanos la potestad de decir “no” a préstamos de organismos internacionales hacia Nicaragua, mientras este no honre su Constitución Política y no se garanticen apertura democrática, elecciones transparentes y separación concreta de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.

Desde el bonito salón para recepciones de su residencia en Villa Fontana, Managua, la embajadora Dogu se sentó a charlar con Revista Domingo sobre esta ley, sobre qué puede hacer Nicaragua para evitarla, sobre los impactos que la “Nica Act” podría causar en el futuro y sobre si la medida es injerencista o no, un apelativo que el gobierno del inconstitucional presidente Ortega ha blandido a diestra y siniestra en sus medios oficialistas.

¿Hay injerencismo por parte de los Estados Unidos en Nicaragua?
En mi opinión no. Es importante entender el rol de nuestro Congreso en los Estados Unidos. Primero, nadie estaba enfocado en Nicaragua hasta el cierre del espacio democrático en los últimos meses. Es por acciones de aquí que personas en los Estados Unidos decidieron enfocar sus energías en Nicaragua. Segundo, es importante entender que hablando de “Nica Act”, muchos de los recursos que son parte de las instituciones de financiamiento internacional son de Estados Unidos, y todos estos vienen de los impuestos de ciudadanos estadounidenses que están compartiendo parte de sus ganancias con el Gobierno para hacer varias cosas en su nombre. Ese es el propósito de los impuestos. El Congreso tiene la responsabilidad de usarlos con mucho cuidado porque si no la gente va a decir: “Mire, prefiero tener mis propios recursos y no gastar impuestos de esta manera”. Entonces ellos tienen la responsabilidad de decidir cómo usar los recursos de los estadounidenses y estos han mostrado varias veces que no quieren invertir en países que no escuchan a su gente, donde la gente no tiene voz en su propio gobierno. Obviamente el Gobierno de Estados Unidos ha expresado nuestra preocupación por el estado de la democracia aquí en Nicaragua muchas veces. Desde el día uno para mí hasta hoy, y eso no ha cambiado.

Pero usted dice que Estados Unidos se enfoca en Nicaragua desde hace solo unos meses, ¿es por la expulsión de los oficiales de Aduana y de Evan Ellis?
Mmm… Hay muchas cosas, pero no, en particular estoy hablando de las acciones contra varios partidos políticos, varios miembros de la Asamblea Nacional. Estoy hablando de cosas que han ocurrido aquí en Nicaragua más que de cosas que han ocurrido entre los dos países.

¿Dónde cree que se establece la línea divisoria entre el que haya o no haya injerencismo?
Para mí hay una diferencia porque tenemos la responsabilidad de decidir cómo vamos a utilizar los recursos de nuestros ciudadanos y esto es igual en cada país del mundo. Puede ver nuestros programas de desarrollo también, en este caso hemos decidido dónde vamos a invertir nuestros recursos con las instituciones de financiamiento internacional. El gobierno de aquí y los ciudadanos de Nicaragua tienen la responsabilidad de decidir qué tipo de gobierno quieren y cuál es el futuro de Nicaragua. Todo esto está en manos de los nicaragüenses y no estamos tratando de decidir qué tipo de sistema deberían tener aquí. Estamos diciendo que no queremos invertir cuando hay un sistema que no está conectado a la gente, que no es transparente, que no es justo. No vamos a invertir en este tipo de gobierno.

Pero estamos hablando de uno de los países más pobres del continente. Todos sabemos que estas ayudas son importantísimas y están diciéndole a Nicaragua: “Les quitamos las ayudas a menos que hagan esto”…
Pues en este momento no hay ley, primero. Segundo: la decisión sobre esta ley está en dos lugares. Aquí, porque cualquier persona puede leer lo que está escrito en esta ley y si no la quieren pueden cambiar hasta tener un sistema más abierto, más transparente y más justo. Segunda opción, es que el Congreso puede decidir lo que van a hacer. Obviamente en los Estados Unidos tenemos una separación de poderes que es muy fuerte y muy clara. Hay un rol para el ejecutivo, el presidente, y hay un rol especial para este grupo que legisla. Y ellos, los dos lados, tienen la responsabilidad dentro de su parte de si van a aprobar o no la ley. Y tenemos la Cámara Baja (Congreso) y el Senado. Solamente la Cámara Baja ha aprobado esto y el Senado no tiene por qué estar de acuerdo, hay muchos ejemplos de cuando un lado ha aprobado algo y el otro no lo acepta. Son completamente distintos pero los dos tienen que aprobarla y después el presidente tiene que firmar.

Lo que sorprende es la rapidez con que el Congreso pasó la ley, y luego algunos congresistas y senadores hablaron de exigir que Ortega garantice elecciones libres y observadas el 6 de noviembre. ¿Usted cree que eso va a funcionar?
Bueno debería preguntarle eso al gobierno de aquí, no al mío. Obviamente la Cámara Baja ha decidido aprobar la ley pero ellos se fueron de Washington porque tenemos elecciones en Estados Unidos también y todos están enfocados en eso. El Senado no está trabajando tampoco porque todos están enfocados en su campaña fuera de Washington, entonces nada va a pasar hasta el fin de nuestras elecciones.

¿No va a pasar nada hasta 2017 entonces?
No, no, porque ellos van a regresar a Washington más o menos a la mitad de noviembre y tenemos un tiempo hasta el fin de este Congreso en enero, donde ellos pueden legislar, pero puede ser en los meses que vienen, puede ser en 2017 o puede ser nunca, nadie lo sabe. Y vamos a ver, porque acabo de regresar de mi visita a Washington y para mí fue una sorpresa encontrar a mucha gente del Senado y la Cámara Baja enfocados en Nicaragua. Tanto demócratas como republicanos. Cuando yo fui a hablar con ellos antes de venir aquí, el año pasado, había un grupo pequeño enfocado en Nicaragua que siempre está interesado aquí, pero este grupo ha crecido bastante. Yo fui a hablar con miembros del Congreso que normalmente no están enfocados en Nicaragua, pero encontré oficinas con un entendimiento muy profundo de lo que está pasando aquí. Eso fue una sorpresa para mí. Ellos entienden lo que está ocurriendo y están preocupados. Recuerda que Centroamérica es una región muy importante para los Estados Unidos. Tenemos problemas en el triángulo norte con seguridad, con el flujo de migrantes y todo. Hay mucho interés en lo que está ocurriendo aquí en Centroamérica. También el Congreso acaba de aprobar 750 millones de dólares para un plan de Centroamérica, y Nicaragua está en el centro de esta región. Por eso muchos estudian lo que sucede en estos países. Por desgracia, la imagen de Nicaragua ha cambiado bastante en los últimos meses pero no en una manera buena.

Laura Dogu, embajadora de Estados Unidos en Nicaragua. LA PRENSA/Óscar Navarrete.
Laura Dogu, embajadora de Estados Unidos en Nicaragua. LA PRENSA/Óscar Navarrete.

 

“Acabo de regresar de mi visita a Washington y para mí fue una sorpresa encontrar a mucha gente del Senado y la Cámara Baja enfocados en Nicaragua. Tanto demócratas como republicanos”. Laura Dogu, embajadora de Estados Unidos en Nicaragua.

¿El que tantos congresistas estén enterados de lo que pasa aquí no es un indicador de que también el Senado podría acelerar su decisión con la “Nica Act”?
Yo no sé qué va a hacer el Senado. No puedo decir lo que ellos van a hacer porque ellos tienen su rol y nosotros tenemos el nuestro. El presidente de vez en cuando comenta una ley, pero sobre esta no ha dicho nada. El Senado puede aprobar esta ley en noviembre, en 2017 o nunca.

Usted decía hace poco que en Nicaragua se necesita un debate. ¿Ha sentido que Daniel Ortega y Rosario Murillo hayan tratado de entablar un diálogo?
Pues hasta este momento no he visto que tienen la intención de hacer eso, pero no tengo responsabilidad por ello tampoco. Este es un debate entre miembros del gobierno y nicaragüenses. ¿Qué quiere Nicaragua para su país? De eso depende la respuesta de los ciudadanos. No vamos a decir qué hace Nicaragua a futuro, la decisión es aquí en Nicaragua y no en Estados Unidos.

¿No están negociando con Nicaragua entonces?
No tenemos un rol en esto, no vamos a negociar porque no es nuestro rol hacer este tipo de negociación. Si hay negociación es aquí en Nicaragua entre los partidos políticos y el Gobierno. El sector privado, el partido político, los ciudadanos, la Iglesia…

¿No cree que existen conversaciones a puerta cerrada entre los dos países donde quizá Nicaragua trata de evitar que la ley se apruebe?
Es que no tenemos por qué tener conversaciones en secreto, hemos visto en todos los periódicos que la ley no es buena idea para Nicaragua porque puede tener un impacto negativo en la economía, pero el Gobierno de los Estados Unidos y el de Nicaragua sí estamos hablando de muchas cosas, incluida nuestra preocupación por la democracia. Pero es Nicaragua la que debe decidir qué tipo de sistema tendrá. No estamos hablando de democracia como en los Estados Unidos, porque la democracia simplemente es un sistema que tiene conexión con la gente de un país, donde la gente tiene voz en el futuro de su país y el gobierno está escuchando a la gente. Pero ¿cómo hacer esto? Esto depende de cada país en el mundo. En Europa hay sistemas de democracia que son completamente distintos que el de Estados Unidos. Lo importante es tener un sistema abierto, donde se pueda escuchar a los ciudadanos. Creo que Nicaragua necesita un debate. No puedo mirar que haya un debate sobre el futuro de Nicaragua. En Estados Unidos hemos visto este año electoral que hemos tenido debates enormes. Y es muy importante porque ya sabemos lo que necesitamos hacer y todos nuestros problemas están al frente de los ciudadanos. Hablamos de nuestros problemas de pobreza, problemas en las comunidades, problemas entre mujeres y hombres. Entonces podemos tener un debate. ¿Qué tipo de país queremos para el futuro? Y creo que Nicaragua puede tener este mismo debate. ¿Cuáles son los problemas que tiene Nicaragua y cuáles son las respuestas que los nicaragüenses quieren para su país?

Un denominador común entre sistemas como el de Estados Unidos y los democráticos europeos es la clara separación de poderes; aquí no la hay. ¿El debate aquí no depende únicamente de si a Ortega o Murillo les da la gana hacerlo?
Bueno pero creo que todos necesitan participar en esto. El Gobierno, los oficiales del Gobierno, los oficiales de varios partidos políticos, pero también es importante incluir a toda la gente del país. ¿Cómo es posible escuchar a la gente de Bluefields, de Puerto Cabezas, de León, de Matagalpa, de San Juan del Sur? Eso es lo importante. Todas las voces deben participar en el proceso y no es simplemente un proceso electoral, es un proceso para el futuro de Nicaragua.

Un miedo que hay con la “Nica Act”, tomando en cuenta la crisis profunda de Venezuela, es que regresen a Nicaragua la escasez y las largas filas de los años 80 por alimentos. ¿Es posible que pase eso?
Para empezar no hay un embargo aquí ni sanciones ni nada. Lo que tenemos aquí es una ley en los Estados Unidos que está en proceso donde el Congreso está tratando de decidir cómo usar los recursos de los ciudadanos estadounidenses. Nadie quiere regresar a un tiempo diferente. Hemos pasado la historia y creo que es importante ver hacia el futuro y no hacia el pasado. Es como manejar un vehículo. Si está manejando un vehículo usando este espejo (señala un espejo retrovisor central imaginario) durante su viaje, va a tener un accidente obviamente porque sus ojos están atrás en vez de enfrente. Entonces es muy importante poner los ojos de hoy hacia el futuro. Tenemos que entender el pasado porque ha tenido impacto, pero no tenemos que revivirlo. Podemos cambiar el futuro.

Pese a las denuncias de falta de democracia y apertura, hasta hace poco se decía que la relación con Estados Unidos era buena. ¿Cómo era cuando usted llegó el año pasado?
Voy a decir que la relación era pequeña. Ni buena ni mala, simplemente pequeña. Porque por varios años no hemos hecho mucho con el Gobierno. Tenemos menos inversión en el sentido de Usaid (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) y otros programas de desarrollo, y ahora estamos en un punto diferente de la historia y estamos tratando de entender lo que podemos hacer juntos en el futuro. Eso es parte de una relación internacional normal. Con cada país en el mundo estamos de acuerdo en algunas cosas y no estamos de acuerdo en otras. Pero podemos encontrar maneras para mejorar la situación. Aquí en Nicaragua estamos en un punto más maduro y podemos hablar de cómo podemos trabajar en las áreas donde tenemos las mismas metas. Estamos en 2016 y necesitamos encontrar una relación más madura, diferente, sin preocuparnos por lo que pasó en el pasado.

En 2013 John Kerry dijo que Estados Unidos ya no practica la Doctrina Monroe (“América para los americanos”). ¿La “Nica Act” no viene a cambiar eso?
No, no, en ninguna manera. El Gobierno de los Estados Unidos, especialmente el Congreso, tiene la responsabilidad de ver cómo vamos a invertir nuestros recursos. Hay mucha demanda para recursos en los Estados Unidos. Hemos visto flujos grandes de migrantes en el mundo, en Europa, hay muchos problemas en el Medio Oriente, hay muchos problemas en otros lugares del mundo también, y todos están pidiendo recursos. El presupuesto de los Estados Unidos no es sin límites. Tenemos límites, tenemos que decidir dónde queremos invertir. Si hay un país cerrado, que no está escuchando a la gente de este país, el Congreso tiene derecho de decidir que no queremos poner nuestros recursos allí.

¿Invertir recursos o dar ayudas a un país como Nicaragua es botar la plata?
¡No! (Ríe) No, porque mire, no es algo como eso. Simplemente queremos decidir dónde vamos a invertir nuestro dinero o no. Es la responsabilidad de nuestro Congreso. Obviamente hemos expresado nuestra preocupación sobre la democracia aquí en Nicaragua, pero en cada país hay cosas buenas y cosas malas. Entonces aquí en Nicaragua no voy a decir que todo es malo, esa no es la verdad. Hay cosas muy buenas aquí, pero también hay problemas.

¿Qué es lo que más le gusta de Nicaragua?
La gente. Son personas con una historia muy interesante. Nicaragua es un país muy bonito. Todos mis conciudadanos llegan aquí y se sienten muy cómodos, incluyéndome a mí. Y hablan muy bien del país, de su gente, y no de las otras cosas.

Laura Dogu, embajadora de Estados Unidos en Nicaragua. LA PRENSA/Óscar Navarrete.
Laura Dogu, embajadora de Estados Unidos en Nicaragua. LA PRENSA/Óscar Navarrete.

Plano personal

Laura F. Dogu nació en el Estado de Nuevo México, Estados Unidos, hace 52 años.
Ha trabajado por más de 25 años con el Gobierno de los Estados Unidos en Washington DC, México, Turquía, Egipto y ahora en Nicaragua. Sabe hablar inglés, español, turco y árabe.
Está casada con un ingeniero civil llamado Aydin, a quien conoció en Turquía. Tienen dos hijos —19 y 20 años— quienes estudian en Estados Unidos pero vienen a Nicaragua cada vez que tienen vacaciones.
Le gusta mucho leer sobre finanzas y liderazgo de mujeres. “Tengo una piscina muy bonita y puedo
quedarme afuera leyendo, pero necesito tener cuidado con el sol porque puedo ponerme como un tomate”, bromea.
Viaja mucho por Nicaragua en tours oficiales y personales. Su región favorita es Boaco, de la que opina: “No es una zona muy turística pero hay muchas flores y plantas bonitas, el terreno es bien interesante, es una ciudad de dos pisos”.
También le gustan las montañas, en el norte, y las playas del sur.

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COMENTARIOS

  1. JCB
    Hace 7 años

    Tenemos que expulsar a la embajadora de nuestra República de Nicaragua.

  2. Enrique Pavón
    Hace 8 años

    “Entonces aquí en Nicaragua no voy a decir que todo es malo, esa no es la verdad. Hay cosas muy buenas aquí, pero también hay problemas”. Por lo menos lo reconoce Doña Laura, y acaso en su país todo está bueno, es la justicia divina, no señores en todo sistema hay problemas, pero vamos por mejorarlos.

  3. Justo Nicaragua
    Hace 8 años

    Hablemos claro Señora embajadora aquí estamos bajo la bota de un vil dictador que hace farsas de elecciones. Un dictador que adora a Putin y odia la democracia.

  4. El Leones
    Hace 8 años

    El socio mayoritario en todas esas organizaciones internacionales es los Estados Unidos. El dinero invertido en esas organizaciones procede de los impuestos que los residentes de los EE.UU. pagan. La mayoria del pueblo de los EE.UU. condena a los gobiernos de corte dictatorial sin importar su ideologia. Es la obligación de los representantes electos por los contribuyentes de impuestos velar de que estos fondos no sean dados a gobiernos abusivos que no respetan la constitución y usan los otros poderes del estado a su capricho.
    Por consiguiente, no existe ninguna intervención en los asuntos internos de Nicaragua.

  5. Mario
    Hace 8 años

    Bueno señores la pelota esta en nuestra cancha, de nosotros depende donde queremos estar dentro de 20 o 50 años, ser un país prospero con democracia o un país pobre dependiente de la caridad internacional.

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