Las desapariciones de Ayotzinapa, en México, y las de la dictadura militar de Argentina, fueron la forma que agentes de la Policía Nacional y funcionarios de Migración, utilizaron para intimidar y presionar a los seis extranjeros miembros de la Caravana Mesoamericana para el Buen Vivir, durante las horas de interrogatorios. “A los compañeros de México les hacían todo el tiempo recordar que existía Ayotzinapa, los desaparecidos en Ayotzinapa; a mí también me hicieron referencia varias veces a los desaparecidos en Argentina”, relató a LA PRENSA la argentina Ana Laura Rodríguez.
El costarricense Byron Reyes Ortiz, otro de los seis expulsados este 27 de junio por parte del gobierno, luego que fueron detenidos el sábado 25 de junio en Nueva Guinea, también recordó las amenazas.
“Por ejemplo (decían), ‘si estuvieran en México ya los hubiéramos desaparecido’ y cosas así y también antes de irse nos dijo (un hombre vestido de civil de apellido Huerta) así como ‘aquí, yo puedo hacer lo que quiera, incluso los puedo matar y estoy en Nicaragua’”, dijo Reyes Ortiz a LA PRENSA.
“A ellos no les importaba el hecho del compañero que se quemó (producto de una explosión), a ellos no les importaba eso, realmente nos quisieron como incriminar con el tema del Canal. Nos empezaron a decir cosas como: ‘¿Desde hace cuánto conocen a doña Francisca?’ ‘¿Qué tanto saben ustedes del Canal?’”, es parte del testimonio de Reyes Ortiz.
El costarricense recordó que similares preguntas les hicieron cuando permanecieron en Migración, como por ejemplo: “¿Qué relación tienen con Popol Na?” Y de lo menos que les preguntaron fue por el incidente ocurrido, supuesto trasfondo de la detención.
En La Fonseca, la Policía les dijo el día de la detención, que solo serían trasladados a Nueva Guinea para rendir una declaración.
Sin embargo, al llegar a Nueva Guinea les quitaron sus pasaportes, que fueron regresados hasta el lunes a eso de las 3:50 p.m., hora que los sacaron de los cuartos donde los tenían encerrados en Migración, para ser llevados a las fronteras.
No obstante, Reyes Ortiz recordó que la mañana del día de la detención, la Policía llegó a la casa donde los seis se estaban quedando.
“A las 7:30 a.m., se parqueó un carro de la Policía Nacional de Nicaragua con varios oficiales y simplemente se bajaron y un señor vestido de civil de apellido Huerta nos dijo que abriéramos los portones (y) sin ninguna orden ni nada ingresó a la casa junto con otros dos policías y empezó a preguntarnos varias cosas”, expresó Reyes Ortiz.
Los extranjeros recuerdan que a las oficinas de Migración en Managua, los seis ambientalistas llegaron la noche del sábado.
Según narró la argentina Ana Laura Rodríguez, esa noche los encerraron a todos en una misma habitación, aunque uno a uno los fueron interrogando, desde las 9:00 p.m. hasta las 3:00 a.m. del día siguiente. En total, los seis ambientalistas vivieron al menos tres interrogatorios entre el sábado y el lunes.
“LA EXPERIENCIA FUE MUY VIOLENTA”
“En general, todos los compañeros hemos sentido que la experiencia fue muy violenta, a nosotros desde el primer momento que llegamos a La Fonseca nos estuvo hostigando la Policía, intentando manipular la información (…) como que nosotros estábamos en contra del Canal”, dijo Rodríguez.
La presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez, manifestó que este caso demuestra que Nicaragua está retrocediendo en materia de gobernabilidad y de participación. “La imagen que proyecta es que tiene una actitud xenófoba que odia a los extranjeros que quieren vincularse con el país”, consideró Núñez, quien indicó que esto ocurre independiente de las atribuciones del extranjero que visite al país, sean artísticas o profesionales, si lo que quiere es conocer la realidad de Nicaragua. Dijo que con los ambientalistas expulsados “ya hay una cadena” .
Esto lleva a pensar a Núñez que “ya Nicaragua puede estar catalogándose a nivel internacional como un país intolerante”, tanto para aceptar la investigación de organismos internacionales, como derechos humanos, científicos o por cuestiones de solidaridad.
La presidenta del Cenidh señaló que por este tipo de actuaciones del gobierno, “las puertas de solidaridad se están cerrando” para el país.
El secretario ejecutivo de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), Marcos Carmona, dijo que con este tipo de hecho “el turista que quiera venir a Nicaragua la va a pensar dos veces”.
Carmona es del criterio que esta es una muestra de que el gobierno ya está poniendo en práctica, en el caso de los extranjeros, la Ley de Seguridad Soberana “porque para ellos todo es seguridad nacional”.
DERECHOS VIOLENTADOS
La doctora Vilma Núñez señala que en el caso de La Fonseca, Nueva Guinea, se violentaron una serie de derechos como la libertad individual, la garantía del debido proceso tanto a los nacionales como a los extranjeros.
Con Núñez coincide Marcos Carmona, secretario ejecutivo de la CPDH, quien recordó que por ser extranjeros los jóvenes expulsados no pierden sus derechos, pues así lo establece la Constitución y la Ley de Migración y Extranjería.
Núñez recordó que en este caso fue violentada la Convención de Viena que está vinculada a las relaciones consulares y el derecho de atención a sus connacionales. Núñez considera que este caso reveló que el gobierno mantiene el viejo sistema de investigación penal, como es detener primero y luego investigar.
BUSETA TAMBIÉN EXPULSADA
La buseta en la que se trasladaban los seis integrantes de la Caravana Mesoamericana para el Buen Vivir, también fue enviada a Honduras, junto a cuatro de los seis ambientalistas. Según informó Julieta Giménez Cacho, mamá del español Daniel Espinosa Giménez Cacho, los muchachos recibieron la buseta aunque esta se encontraba bastante deteriorada y faltaban muchas cosas de las que estaban en su interior.