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Los vientos económicos que soplan en Nicaragua

La demanda externa por exportaciones nicaragüenses se expandió a una tasa promedio anual del 7.7 por ciento, en términos reales.

Nicaragua

Después del impacto de la crisis global de 2009 la economía nicaragüense se recuperó y hasta 2015 creció a una tasa promedio anual del 4.8 por ciento. Este crecimiento fue favorecido por la mejoría de los términos del intercambio que experimentaron las “commodities”.

La mejoría de los términos del intercambio, en conjunto con el fuerte incremento de las transferencias (principalmente remesas familiares) y el endeudamiento neto con el exterior (incluyendo la cooperación petrolera de Venezuela, la inversión extranjera directa y el capital no determinado), hicieron posible que la demanda interna se expandiese a una tasa media del 5.7 por ciento en términos reales.

Por su parte, la demanda externa por exportaciones nicaragüenses se expandió a una tasa promedio anual del 7.7 por ciento, en términos reales. Lo que explica que la economía haya crecido por debajo del crecimiento de la demanda interna y externa, que sumadas se expandieron a una tasa promedio del 6.1 por ciento, es el hecho de que poco más de la mitad de la demanda interna se orientó hacia las importaciones, en lugar de hacia la producción doméstica de bienes y servicios.

Sin embargo, detrás de esta recuperación se encontraba la presencia de factores que no durarían para siempre. El boom de las commodities se terminó. El valor de las exportaciones lleva cayendo 18 meses consecutivos, caída explicada tanto por la reducción del precio de nuestros productos de exportación como por el derrumbe de las exportaciones hacia Venezuela, a lo que se ha agregado la caída de las exportaciones hacia los EE.UU. y otros países centroamericanos.

En 2016 el crédito petrolero de Venezuela se habría reducido en un 64 por ciento con respecto a 2014 y las remesas familiares, en términos de tasas de crecimiento, se han desacelerado. En lo que respecta a la inversión extranjera, cuando un país muestra un rezago en la inversión en distintos sectores, la inversión tiende a crecer con rapidez. A esto se le llama catch up o ponerse al día. Después, el crecimiento de las inversiones se desacelera, porque el rendimiento marginal de cada nueva inversión va siendo cada vez menor (a menos que exista una alta elasticidad de ingreso de la demanda del sector).

Quizá esto, junto al hecho de que se ha creado una sobre-capacidad en el sector eléctrico y las débiles perspectivas de la economía mundial, explique por qué la inversión extranjera tiende a desacelerarse. En comercio, residenciales de alto costo y edificios de oficina, surge una duda: ¿este boom de inversiones inmobiliarias refleja un crecimiento ¨sano¨ de la demanda o refleja los elevados ¨errores y omisiones¨ de la balanza de pagos? En el primer caso, pronto nos encontraríamos con un “copamiento” del mercado. De lo contrario, habría que preguntarse sobre el origen de los “errores y omisiones”.

Por su parte, los factores estructurales que impiden la reducción de la enorme brecha de desarrollo que padece Nicaragua, permanecen intactos. El país permanece especializado en la producción de bienes de bajo valor agregado y pobre contenido tecnológico, de escaso dinamismo de la demanda a largo plazo y caracterizados por limitados encadenamientos intersectoriales. La estructura productiva detrás de dicha especialización es una que refleja el ínfimo desarrollo de la capacidad tecnológica del país. Cuando un país no logra acumular al menos cierto umbral de capacidades y destrezas tecnológicas y difundirlas a través de su aparato productivo, solo tendrá capacidad de producir competitivamente un número limitado de bienes, aquellos de menor exigencia tecnológica, principalmente basados en recursos primarios u operaciones de ensamblaje, en condiciones de una productividad comparativa baja.

Este predominio de las actividades de bajo valor agregado, bajo contenido tecnológico y baja productividad, y el hecho de que la mayor parte del empleo sea de muy baja productividad, a su vez constituyen claros indicadores de que el proceso de transformación estructural se encuentra bloqueado, desde hace varias décadas.

*Economista
[email protected]

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