María de la Cruz Méndez vive en la comunidad de San Antonio, a unos seis kilómetros del municipio de Mozonte, en Nueva Segovia. Todos los días tiene que caminar casi 200 metros para llegar al río Coco y obtener un poco de agua para beber, para ella y sus hijos. Lo que pasa es que toda la comunidad donde ella vive sacia su sed del agua que baja, a través de una tubería, de las montañas de la Reserva Natural Serranía Dipilto-Jalapa, pero el vital líquido no les llega en el verano.
Los campesinos le echan la culpa, de la falta de agua en los ríos, a los despales que están ocurriendo en la reserva natural, la cual fue declarada área protegida en 1991 por ser una zona productora de agua. Las autoridades forestales del país alegan que han tenido que autorizar el corte y comercialización de pinos en la reserva para evitar que el gorgojo descortezador haga estragos en los bosques.
Volviendo a María de la Cruz, ella y los habitantes de San Antonio tienen en el río Coco a la única fuente de agua que les ayuda a solucionar la carencia de ese importante recurso. El río Coco es ancho y más desde que ocurrió el huracán Mitch, en noviembre de 1998. Pero en verano el Coco es solamente un “hilo” de agua, convirtiéndose la mayor parte de su anchura en una especie de playa. A esa “playa” llega María de la Cruz con cuatro pichingas, una pana grande y un guacal. Allí cava un pequeño hueco y no tarda mucho para encontrar agua. Con el guacal llena las pichingas, mientras tres de sus hijos, de entre 3 y 7 años de edad, beben el agua que no pueden tomar en su casa.
Lo peor, explica Ignacio Landero Pastrana, de 60 años de edad y presidente del Comité de Agua de San Antonio, es que en esa comunidad hay un problema serio de salud, porque en la cabecera departamental, Ocotal, están vertiendo aguas negras en el río Coco y este ya va contaminado cuando su caudal pasa cerca de San Antonio. “No hallamos qué hacer para acabar con este problema”, dice Landero.
Otro habitante de San Antonio, Inés Ruiz Florián, de 67 años de edad, explica que son 177 familias las que no tienen agua del todo en esa comunidad y que, aunque cloran el agua del río Coco, siempre tienen problemas de salud. “Estamos careciendo del agua, desde hace unos tres años se va secando el agua, lo estamos viendo con el despale que se está haciendo. Los despales están llegando hasta arriba (de la reserva natural)”, lamenta Ruiz Florián.
Los campesinos se quejan de que acuden a las autoridades del Gobierno central y las municipales, pero nadie les da respuesta a sus demandas.
“TENEMOS DOS AÑOS SIN COSECHAR”
San Antonio y Santa María son de las comunidades de Nueva Segovia que más problemas de agua están teniendo, pero la situación no es muy diferente en las demás. En Ococona, en el municipio de Macuelizo, cosechaban maíz y frijoles y la gente de ahí subsistía del comercio de esos granos. Pero ahora son ellos los que tienen que ir a Ocotal para comprar ese alimento.
Así lo explica una habitante que se identificó como María Concepción, de 55 años de edad, quien comentó: “Es que nos quedamos sin agua por el motivo de que están despalando mucho y también el río (Macuelizo) se está secando por tanta arena que están sacando”.
En el mismo Macuelizo, pero en la comunidad Las Cañas, Hernaldo José Umanzor, también afirma que debido al despale en la cordillera Dipilto-Jalapa se están secando las fuentes de agua de la zona. “Aquí es el río Macuelizo, río arriba allí no hay agua. Me parece que eso es por los despales que hay. Aquí pasan hasta seis, ocho camiones diarios cargados de madera, que despalan en los bosques”, dijo Umanzor, quien añade que “lo que salva” a los habitantes de Las Cañas es una fuente que está a la salida de la comunidad y que “le dicen las aguas termales”.
En Salamají, municipio de San Fernando, José Armando Muñoz, de 63 años de edad, relata que “con suerte” el agua les está llegando “hasta cierta parte del tubo” que está conectado con los mantos de agua que hay en la Reserva Dipilto-Jalapa. Muñoz no cree que la reserva está siendo despalada por culpa del gorgojo descortezador, como alega el director del Instituto Nacional Forestal (Inafor), William Schwartz, las autoridades forestales locales y los empresarios madereros.
“El despale es parte del Gobierno municipal. Si uno va a sacar un permiso para un palo de su casita no se lo venden. Pero por camiones, pasan los camiones a cada rato. A orillas del río (Achuapa) hay despales”, explica Muñoz.
SCHWARTZ LE ECHA LA CULPA A LOS BANCOS
El director de Inafor, William Schwartz, explicó que la tala de los bosques de pino en la Reserva Natural Dipilto-Jalapa es imperativa, porque si no lo hacen el gorgojo descortezador de todos modos hará que los árboles se enfermen y mueran. “El gorgojo no entiende de mantos de agua”, dijo.
Al ser consultado sobre el efecto del despale en los ríos, contestó: “Sí, los ríos se están secando, ya en León se secaron desde hace tiempo porque aquí (Nicaragua), en la división internacional del trabajo, a nosotros nos asignaron el papel de agroexportadores y ¿cuándo te prestaba un banco a vos para cultivar la tierra? Cuando botabas bosques, esa era la concepción que había en este país. Ahora nosotros estamos diciendo establezcamos sistemas agroforestales, sistemas agrosilvopastoriles, para poder recuperar algo de lo mucho que se perdió”.
Un regente forestal de Nueva Segovia, Carlos Hernández Raudales, quien asesora a empresas madereras, afirmó que científicamente no está comprobado que el despale esté asociado con la eliminación de los mantos de agua. “Hasta el día de hoy, dicen los científicos, no podemos demostrar científicamente que la sequía es producto de la tala, lógicamente el bosque es parte integral del ciclo del agua, de la vida, de la naturaleza, pero los problemas de sequía, si ustedes han visto, esto es fuera del control de los seres humanos, el fenómeno de El Niño, muchas cosas que ocurren, estos eventos naturales, las sequías ocurren igual que ocurren los terremotos”, dijo Hernández.
Hernández agregó que “no es que los ríos están secos, sino que son las condiciones del terreno en el que estamos, en la parte más alta de la cuenca del río Coco, en la parte más alta del territorio de Nicaragua, lógicamente los ríos de esta zona no corren en terrenos planos, corren en pendientes, ellos van rápido y las corrientes son bien finas, a diferencia de los ríos que usted va a ver en el Pacífico o en la Costa”.
Las apreciaciones del científico Jaime Incer Barquero contradicen las explicaciones de Schwartz y Hernández. “La destrucción del bosque de pino en Nueva Segovia, así como en otros lugares, está produciendo un problema de pérdida de la capacidad de esos territorios de capturar agua, de infiltrar agua y de reponer el agua de los ríos cada vez más escasos a consecuencia de los malos inviernos y de los cambios climáticos que estamos sufriendo”, expresó Incer Barquero.
Los campesinos de Nueva Segovia consideran que lo que hoy todavía es una reserva natural, con el tiempo, de continuar los despales, se convertirá en un desierto.
Incer Barquero finalizó diciendo: “Nuestra petición es a las autoridades correspondientes y al Gobierno central, que por favor detengan ese arboricidio que no está favoreciendo al pueblo, sino la bolsa de unos cuantos mafiosos que se dedican al corte de madera”.
¿AGUA O MADERA?
El regente forestal Carlos Hernández Raudales explicó que “a nadie le agrada cortar madera, pero sí todos necesitamos esa madera, el país la necesita, todas las construcciones que están haciéndose en el país se están haciendo con esa madera, cuando esa madera no circule en el país lógicamente los costos de todo, desde las construcciones, se van a elevar”.
Hernández agregó que cuando aprobó la Ley de Veda en el año 2006, casi toda la economía de Nueva Segovia sufrió porque está basada en la madera.
Por su parte, el científico Jaime Incer Barquero expresó que el problema no es cuánta madera se puede sacar de ahí, sino cuánta gente se va a quedar sin agua. “No solamente la gente de las zonas urbanas, de todas las cabeceras municipales, sino los mismos campesinos que se han quejado de que ahora sus ríos que antes corrían ahora se están secando y ya no tienen ni siquiera agua para poder abastecerse”, indicó.
Incer Barquero añadió que espera que el presidente inconstitucional Daniel Ortega rectifique el decreto con el que levantó la veda a la madera de pino.