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El Produzcamos se quedó muy corto

Desde el cierre del Banco Nacional de Desarrollo en los noventa, el sector productivo clamaba por una nueva entidad de fomento que apoyara sus actividades. Mientras el tiempo pasaba, las expectativas crecían hasta que en 2007 se aprobó la Ley Creadora del Banco de Fomento a la Producción (Produzcamos).

Desde el cierre del Banco Nacional de Desarrollo en los noventa, el sector productivo clamaba por una nueva entidad de fomento que apoyara sus actividades. Mientras el tiempo pasaba, las expectativas crecían hasta que en 2007 se aprobó la Ley Creadora del Banco de Fomento a la Producción (Produzcamos).

Sin embargo, desde que inició operaciones en 2010 poco a poco dejó de verse como la panacea que resolvería los problemas del sector. Y hoy que está a punto de dejar de ser estatal para convertirse en una entidad de capital mixto, nadie parece albergar esperanzas de que resolverá el problema crediticio del sector productivo. Todo quedó en propaganda y en otra promesa de la campaña sandinista que fue cumplida a medias.

En el acto de celebración, del 27 aniversario de la revolución, el 19 de julio del 2006, el entonces candidato a presidente Daniel Ortega prometió crear un banco de fomento para que los productores tuvieran crédito seguro, con intereses justos.

“¡Hay que subsidiar a los productores! no hay que temerle a la palabra subsidio… si el subsidio lo utilizan los europeos, lo utilizan los norteamericanos, los japoneses… ¿por qué razón no vamos a poder aplicar una política de subsidio en favor de nuestros productores?”, cuestionó Ortega.

En noviembre del 2007, cuando Ortega ya era presidente, se aprobó la Ley 640, Ley del Produzcamos, que establece en su artículo 3 que el objetivo principal de la institución será “el fomento productivo dirigido a los micro, pequeños y medianos productores del sector agropecuario e industrial”.

SIN TASAS BAJAS

El establecimiento de las tasas de interés que cobraría la entidad quedó en manos del consejo directivo y aunque este planeaba que no superaran el 10 por ciento, el banco inició operaciones cobrando entre 9.5 y 11 por ciento, “pues los costos operativos y de los fondos no permiten” cobrar menos explicó en ese momento Manuel Álvarez, quien era representante del sector productivo en el Consejo Directivo del Produzcamos.

Y aunque en varias ocasiones representantes de la institución expresaron la intención de reducir las tasas, actualmente estas se mantienen entre el 9.50 y el 14 por ciento. Es decir, en el mismo rango de los bancos privados que funcionan en el país. La promesa de tasas “subsidiadas” nunca se cumplió.

Además de incumplir con las tasas prometidas, en estos seis años de funcionamiento que acumula el Produzcamos se multiplicaron las quejas de los representantes del sector productivo que atribuían a la excesiva “burocracia” de la institución, la imposibilidad de acceder a sus recursos.

Como respuesta a esta inconformidad del sector productivo y después de reformar la Ley 640, el 20 de junio del 2015 el diario oficial La Gaceta publicó el Acuerdo Ministerial 10-2015, que aprueba el procedimiento para que la institución se convierta en una sociedad anónima y emita las acciones que correspondan al aporte de los socios privados.

FRACASÓ POR BUROCRÁTICO

Y aunque aún no se concreta este proceso de transformación, en el sitio web del Produzcamos ya se lee la nueva visión de la institución: ahora es “ser un banco líder en el mercado financiero que promueve el desarrollo socioeconómico del país, con patrimonio mixto”.

Álvarez atribuye el “fracaso” a la excesiva “burocracia” que siempre caracterizó el funcionamiento del banco y que se trasladaba a los trámites que realizaban los clientes. Y aunque confía en que los cambios mejoren en funcionamiento de la institución, Álvarez dice tener sus “reservas” sobre el efectos que estos puedan generar.

Por su parte el presidente de la Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos (UNAG), Álvaro Fiallos, coincide con Álvarez que los problemas burocráticos fueron los que más afectaron el desempeño del banco estatal, a lo que se sumó que la expectativa que levantó fue superior a lo que podía proporcionar en sus primeros años.

“Además no se le asignaron las funciones que requería y se le comparó con lo que fue el Banco Nacional que tomó cincuenta años en tomar fuerza. No se comprendió que necesitaba varios años para tomar forma”, lamenta Fiallos.

El dirigente de la UNAG espera que los cambios rindan los frutos esperados, aunque comprende que seguirá existiendo en temor de que el productor pague y por parte de este que la institución no se quede con las garantías.

AHORA HAY DUDAS

El también exmiembro del Consejo Directivo del Produzcamos, Solón Guerrero, espera que la nueva visión empresarial que le inyectarán los recursos privados le permita a la institución ser más agresiva, para lograr su objetivo.

“Porque se habla fácilmente de mejorar la productividad, pero para eso se necesitan recursos para invertir”, dice el directivo de la Federación de Asociaciones Ganaderas de Nicaragua (Faganic).

En tanto, Gilberto Alcócer, presidente honorario del Consejo Nicaragüense de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Conimipyme) considera que las normas que establece la Superintendencia de Bancos y de Otras Instituciones Financieras establece para el otorgamiento del crédito.

“Eso fue lo que siempre limitó al banco para masificar el crédito para las mipymes, la rigidez de esas normas especialmente en lo referido a las garantías para soportar el crédito”, reconoce Alcócer y agrega que pese a los cambios que se realicen este seguirá siendo un problema para que el sector acceda a financiamiento en todas las instituciones del sistema financiero nacional.

“Desafortunadamente aunque se abra al capital privado, las mipymes seguirán enfrentando esa limitante con el Produzcamos. La Siboif tendría que establecer normas especiales para que puedan superar esta limitante”, advierte Alcócer.

Nuevos directivos aún analizan

Según Azucena Castillo, nueva representante del sector privado en el Consejo Directivo del Banco Produzcamos, aún se está revisando lo que se hará para que la institución aunque se abra a capital privado, siga garantizando el fomento del sector productivo.

“Todavía no se ha iniciado ningún proceso de privatización, todavía estamos trabajando y conociendo el banco. Estamos viendo dónde están las trabas y trabajando en hacer un banco facilitador, accesible y amigable a los usuarios. Ahora estará abierto a todos los sectores no solo al agrícola, sino también al tema de las cadenas de valor, pero también tenemos que velar por su sostenibilidad”, explica Castillo.

Preocupados

La Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos de Nicaragua (UNAG) no oculta su temor de que el Produzcamos se convierta en un banco estrictamente privado y abandone su razón de ser, que es el fomento a la producción. “Ese es el peligro que existe, aunque la ley lo impida el peligro siempre existe. En cuanto a los cambios, que estos sean efectivos dependerá de la cantidad de recursos que tenga para abrir sucursales en los departamentos y luego saltar a los municipios, porque solo así podrá llegar a los productores”, afirma Álvaro Fiallos, presidente de la UNAG.

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