La tensión volvió a las comunidades indígenas del territorio de Wangki Twi Tasba Raya, en Waspam, después de que dos de sus comunidades fueron atacadas violentamente la noche este jueves 17 de diciembre, durante varias horas por parte de colonos que estaban fuertemente armados que incursionaron a las mismas, según la diputada y dirigente de Yatama, Nancy Elízabeth Henríquez.
Susana Marley, presidenta de la Comisión Técnica de la Sociedad Civil Comunitaria de Waspam, aseguró que producto de este enfrentamiento resultaron dos miskitos asesinados, tres heridos de gravedad y tres secuestrados.
Las comunidades atacadas fueron Esperanza Río Wawa y Wisconsin. Las dos comunidades son parte de las cuatro comunidades de ese territorio miskito a las que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó medidas cautelares el pasado 15 de octubre. Las otras dos son Santa Clara y Francia Sirpi.
Los ataques ocurrieron de forma escalonada, el primero fue en la comunidad La Esperanza Río Waea, a partir de las 4:00 p.m., del jueves donde perecieron los indígenas: Rey Müller y Den Silwa.
Allí fueron secuestrados los miskitos Francisco Suck, Delio Lovigildo y uno conocido solo por el apodo de “Adal”, confirmó Henríquez, vía telefónica. Henríquez expresó que temen por la vida de los secuestrados.
En esa comunidad cuentan con una planta de radiocomunicación, pero para impedir que los comunitarios pidieran auxilio, los colonos se apropiaron de la misma y se la llevaron, denunció Henríquez.
“Hay una situación grave, ellos habían amenazado que la gente iba a pasar una Navidad Negra y lo están cumpliendo desde ayer”, sostuvo Henríquez, quien relató que después del ataque perpetrado en La Esperanza Río Wawa, el grupo de colonos se trasladó a la comunidad vecina, Wisconsin, donde el ataque duró tres horas, pues la comunidad se defendió y colonos e indígenas se trabaron en combate, el cual, según la denunciante, empezó a eso de las 6:00 p.m. y concluyó a eso de las 9:00 p.m.
Como resultado del mismo tres miskitos resultaron heridos, el más grave, Edmundo Morales Peralta, de 37 años, quien la mañana de este viernes 18 de diciembre fue trasladado de Waspam a Bilwi. Morales sufrió heridas en una pierna y el pecho.
Los otros dos heridos fueron Julián Thomas Grin, de 47 años, quien resultó herido en un brazo, y César Salomón, de 37 años.
Henríquez criticó la falta de seguridad para las comunidades indígenas, sobre todo por las denuncias de amenazas recibidas por parte de colonos, pero las autoridades no las escucharon.
“La comunidad llama al Estado de que cómo es posible que sabiendo la situación que están enfrentando las comunidades indígenas, tranquilamente la Policía anda entregando juguetes” , indicó
Enríquez, en referencia a que la Policía garantiza la entrega de juguetes que en la zona realiza la Juventud Sandinista (JS).
Tras los ataques “la gente está desorientada y hay una tensión horrible, la gente está abandonando la comunidad”, agregó Henríquez.
Por su parte, Marley aseguró que la Comisión Técnica de la Sociedad Civil Comunitaria, la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos, la organización Swara y el Consejo de Ancianos piden que se declare “municipio en situación de emergencia y que el Gobierno garantice la seguridad y estabilidad en las comunidades indígenas y se procese ya a los vendetierras”.
En LA PRENSA del 28 de noviembre el jefe del Ejército, general Julio César Avilés, consideró la situación en las comunidades indígenas como problema de propiedad, que recomendó arreglarlo entre las partes, pero el máximo dirigente de Yatama, Brooklyn Rivera, insistió en reclamar el saneamiento de los territorios indígenas.
El pasado 2 de diciembre la relatora especial de pueblos indígenas de Naciones Unidas, Victoria Tauli-Corpuz, demandó desde Ginebra: “Pido al Gobierno que inicie el proceso de saneamiento territorial al que se comprometió públicamente el presidente Daniel Ortega, dando prioridad a los territorios en conflicto, para proceder al traslado de los colonos a sus lugares de origen o a su reubicación”.
A su vez Tauli-Corpuz demandó una investigación exhaustiva de las muertes y ataques.
(Colaboración de Rezaye Álvarez M. y José Garth).
