El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) concluyó que los sucesos acaecidos el 20 de enero, en El Portal, Santa María de Pantasma, donde murieron tres personas, una de ellas tras el estallido de una bomba en una mochila, fue resultado de una operación militar en la que participó el Ejército primero y luego la Policía.
El Ejército continuó con su posición de que sus oficiales nunca estuvieron en ese lugar.
“Reiteramos que el personal del Ejército de Nicaragua no tuvo presencia en ese sector ni antes ni durante, ni después del hecho acaecido”, sostuvo el vocero militar, coronel Manuel Guevara Rocha.
LA PRENSA indicó a Guevara Rocha que en el sitio los lugareños señalan a tropas del Ejército, inclusive, de haber supuestamente infiltrado a los rearmados a quienes durante tres meses “cebaron” (engañaron) con apoyo de dólares, armas y teléfonos celulares. “En este sentido yo le reitero que el Ejército de Nicaragua no ha hecho presencia en ese sector”, insistió el vocero castrense.
Una de las tres personas muertas y único identificado fue el pastor evangélico y brigadista de salud, Modesto Duarte. Los otros dos fueron supuestos rearmados.
El informe final del Cenidh indica que en este caso “existen importantes indicios que hubo ejecuciones sumarias y la comisión de actos de tortura”. El cuerpo de Duarte presentaba señales de tortura previos a su ejecución.
Guevara indicó que la Policía Nacional continúa en un proceso de investigación sobre el hecho. “Las conclusiones sobre situaciones de esa naturaleza, por ley de la República le corresponde realizar a la Policía y a la Fiscalía”, alegó.
El documento conclusivo del Cenidh indica que en la inspección realizada el 22 de enero en el sitio de la explosión encontraron restos de pertrechos militares, casquillos, pedazos de mochilas, ropa, restos de piel y cabello en las cortezas de los árboles y los restos de un pie a unos doscientos metros del lugar de la explosión.
“Los testimonios de personas presentes en el sitio minutos después de la explosión refirieron que en el lugar había tres personas heridas y una fallecida. Según sus relatos, uno de los heridos, con el alias ‘Nacho’, quien presentaba heridas en su rostro, fue ejecutado por los militares, minutos después de la explosión”.
Al tiempo que revela que otro de los entrevistados, que habló bajo condición de confidencialidad, les refirió que “esa persona que tenía herida la cara no tenía charneles en el cuerpo, no creo que haya muerto por la bomba, a él lo matan los militares”.
Igualmente refiere el informe del Cenidh que en su testimonio Jadier Duarte Peralta mencionó que “al llegar al lugar había tres heridos, diez minutos después llegaron los militares disparando, matando a uno de ellos, en ese momento cayó mi papá, dos de los heridos salieron corriendo”.
En el informe aparece parte del testimonio de Neftalí Duarte Peralta, quien refirió que en el caso de su progenitor, el cuerpo “estaba perforado por todos lados, su pie derecho tenía un balazo cruzado y un verduguillo que le metieron en la tetilla izquierda, ellos (los militares) lo mataron, dicen que no hacen nada, pero hacen grandes barbaridades”.
Los testimonios —dice el Cenidh—, son coincidentes en señalar que luego de la explosión se dio una operación militar cuyo propósito fue la eliminación de los sobrevivientes. Al tiempo que evidencian el uso de inteligencia militar para fines ilícitos, es decir, para privar de la vida a personas identificadas como una amenaza, grupos de rearmados que se afirma se movilizan en la zona Norte del país y para generar temor en las comunidades. Y recuerda que “estas acciones se consideran como terrorismo de Estado”.
EJÉRCITO DEBE PEDIR PERDÓN
Juan Carlos Arce, representante de la filial del Cenidh en Matagalpa y Jinotega, a cargo de la investigación, apuntó que contrario a lo que dice el Ejército, la población les sigue insistiendo que los militares no han dejado la zona. Y apuntó que situaciones como las ocurridas en El Portal “generan miedo, pero también se genera indignación y la indignación es un mal consejero. Esa gente está indignada, porque no es la primera vez que ocurre esta situación”.
Además apuntó que “hay una situación de militarización permanente en la zona”. Los militares fueron vistos todavía el viernes recién pasado y, según aseguran, se movilizan más que todo en la profundidad de la montaña.
Arce advirtió que si esta situación no es tomada con la seriedad que amerita, “las consecuencias pueden ser nefastas”. Aconseja que las autoridades realicen una investigación objetiva, para que sancionen a los responsables y pidan perdón a la comunidad.
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