Del 17 al 21 de enero de 1945, hace 70 años, los cautivos en el campo de concentración y centro de exterminio nazi de Auschwitz-Bikernau, en Polonia, fueron obligados a marchar hacia el interior de Alemania mientras el Ejército Soviético avanzaba desde el Este. Aquel traslado masivo de prisioneros pasó a la historia como “la marcha de la muerte”.
El campo de concentración y de exterminio de Auschwitz-Bikernau era el más grande de los casi 60 de esos centros infernales que los nazis instalaron en Alemania y otros países de Europa. Más de un millón de prisioneros, la mayor parte de ellos judíos, fueron asesinados en ese lugar.
Cuando los nazis ordenaron la evacuación de Auschwitz-Bikernau, había allí alrededor de 63 mil prisioneros. 7 mil de ellos se quedaron porque no podían caminar debido a las enfermedades y la inanición, o sea la extrema debilidad causada por la falta de alimentación. Una semana después fueron liberados por los soldados soviéticos, quienes quedaron horrorizados por el estado en que encontraron a aquellos guiñapos humanos.
De los 56 mil prisioneros que fueron obligados a emprender la marcha de la muerte, unos 9 mil murieron en el camino, por hambre y las temperaturas extremadamente heladas. Unos pocos lograron huir durante el trayecto. Los demás fueron recluidos en los campos de concentración de Buchenwald, en Alemania, y Mathausen, en Austria, pero no mucho tiempo después fueron liberados por los ejércitos aliados de los países democráticos.
Más de seis millones de judíos fueron asesinados por los nazis en los campos de concentración y exterminio, solo porque eran judíos. Holocausto se le llama a aquella matanza genocida que los judíos prefieren llamar Shoa (catástrofe), porque con esta palabra se define mejor la enorme tragedia que sufrieron a manos de los nazis. Además, holocausto era el sacrificio de corderos o terneros que los antiguos hebreos hacían a Dios y es la palabra con la que ellos designan la abnegación religiosa.
El 21 de noviembre de 2005, la Asamblea General de la ONU por unanimidad declaró el 27 de enero como Día Internacional en memoria de las Víctimas del Holocausto. En la Declaración se convoca a todos los Estados miembros de la ONU a realizar programas educativos para que las nuevas generaciones conozcan lo que fue el holocausto; y se recomienda movilizar a la sociedad civil de todos los países para recordar aquella tragedia y evitar que se repita.
El 5 de noviembre de 2009 la Asamblea Nacional de Nicaragua aprobó la Resolución 07-2009, mediante la cual declara el 27 de enero de cada año Día Internacional de las Víctimas del Holocausto y entre otras disposiciones manda a celebrar cada año una sesión especial en esta fecha.
Ahora, ante el aparente “olvido” de la dirigencia orteguista de la Asamblea Nacional de cumplir el mandato de convocar a esa conmemoración, un asesor parlamentario democrático pidió a la bancada opositora, la del PLI, que solicitara a la Junta Directiva llamar a la sesión especial conmemorativa que manda la Resolución 07-2009. Pero la respuesta que recibió mediante un correo electrónico es que tienen cosas más importantes que pedir y que hacer.
Se entiende que el orteguismo no quiera que se conmemore en Nicaragua el Día Internacional del Holocausto. Pero es deplorable, por decir lo menos, que los diputados de la minoría democrática tampoco quieran hacerlo.
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