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Danilo Arbilla

Extrañas paradojas

Madrid. El número de desempleados en España supera a los cinco millones seiscientos mil. Los dos grandes sindicatos españoles y el partido socialista (PSOE), este desde hace unos 130 días en la oposición, han salido a la calle a reclamarle soluciones al gobierno derechista de Mariano Rajoy (PP) y, al tiempo, rechazar su política de austeridad y los “recortes” impuestos para encarar la crisis y buscar una salida de futuro. Le critican y dicen que sus medidas, sin darle por lo menos un pequeño espacio para ver los resultados en el tiempo, aumentan el desempleo. De hecho desde que asumió Rajoy se han sumado al paro unas 450 mil personas, que representan entre un 8 y 9 por ciento del total.

Lo llamativo es que sindicalistas y socialistas se lancen a hacer tanto ruido por 450 mil desocupados y no lo hayan hecho en el pasado por más de cinco millones. Resulta extraño y paradójico. ¿A los sindicatos no les inquietaba el problema del paro durante el gobierno de Rodríguez Zapatero-Rubalcaba? Y los socialistas, ¿qué hacían?

Como todo el mundo sabe el rey Juan Carlos debió pedir disculpas por culpa de un mal paso (más fractura de cadera) que lo dejó en descubierto —casi en cueros podría decirse— en una de sus “cacerías” o “correrías” privadas o reservadas, según como cada uno le quiera llamar. El monarca que cuando tira, antes apunta, supo que había que pedir disculpas y lo hizo y pronunció su segunda gran frase célebre. Su primera fue aquella de “por qué no te callas”, que hizo hacer sapitos al comandante bolivariano. La de ahora ha sido menos imperativa y muy humilde: “Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”.

Y uno se pregunta si eso no es también lo que tendría que haber hecho Alfredo Pérez Rubalcaba, candidato y líder del Socialismo y de hecho primer ministro del último gobierno español. Si es tan soberbio que no quiere pedir disculpas, por lo menos debería lamentarse de haber dejado el país con más de cinco millones de desocupados. Que eso es lo que ha hecho. Además debería prometer que no volverá a ocurrir, porque todo ha sido muy lindo, pero el estado de bienestar duró muy poco y degeneró en la crisis. Porque la crisis no fue provocada por las medidas de austeridad ni por los recortes, sino que fue la consecuencia anterior de la política que defienden y aplicaron los que ahora están en contra del ajuste precisamente. Y no vale con culpar de todo a los banqueros. Que buena culpa tienen, pero ellos siempre se escapan y tienen múltiples refugios y son amparados, bien recibidos y tratados en otras partes por gobiernos de variado signo entre los que abundan los progresistas. Todos tienen su cuota parte de culpa, cada uno a su nivel, nadie dejó de tirar de la piolita y disfrutarlo. Fue una época de plata dulce, que como todas esas ficciones se acaban pronto. Ni tampoco recurramos al “Mercado”, a ese comodín, que viene tan bien para quitarse responsabilidades de encima y evitar sinceramientos. El tal mercado, sea lo que sea, lo que no es, es tonto, y seguramente hoy en España no está mirando tanto lo que haga el Gobierno, si no lo que está haciendo la oposición, a los que dejaron venirse la crisis encima, a los que tendrían que pedir disculpas, a los que calladitos tendrían que por lo menos dar una mano y no generar expectativas falsas pero, que por ahora “salen a la calle a protestar”.  

El autor es periodista uruguayo, director del semanario Búsqueda.

Opinión

COMENTARIOS

  1. Juan Perez el Incredulo
    Hace 12 años

    Modus operandus de la izquierda recalcitrante tambien.

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