DAMASCO/AFP
Fuerzas sirias se desplegaron ayer en Damasco para impedir cualquier manifestación tras el llamado a la “desobediencia civil” lanzado por la oposición a través de su sitio en facebook “Syrian Revolution 2011”, a los habitantes de la capital, mientras en algunos barrios los comercios permanecieron cerrados.
En Homs (centro), bautizado por los militantes como la “capital de la revolución”, se reanudaron los intensos bombardeos sobre Baba Amr y tropas de refuerzo se dirigían hacia la ciudad, lo que hace temer a la oposición una ofensiva masiva en este barrio rebelde.
En Damasco, escenario el viernes y el sábado de las manifestaciones más importantes contra el régimen desde el inicio de la revuelta, a mediados de marzo pasado, las tropas patrullaban el barrio de Mazé, donde cinco personas murieron por los disparos de las fuerzas de seguridad contra las manifestaciones organizadas esos dos días.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres, “entre 15,000 y 20,000 personas” participaron en las exequias de los manifestantes muertos el viernes en Mazé, en una ceremonia que se transformó en una manifestación contra el régimen de Asad. Fuera de la capital, 14 personas fallecieron ayer, entre ellas un desertor y tres soldados, según el OSDH. Un fiscal, un juez y su chofer fueron asesinados en Idleb (noroeste) cuando viajaban en un vehículo que fue tiroteado y otros cuatro civiles murieron en Hama (centro) por disparos contra el autobús en el que viajaban, según el OSDH.
En el plano diplomático, Egipto decidió ayer retirar a su embajador en Siria, donde la represión continúa pese a las presiones internacionales, anunció el ministerio egipcio de Relaciones Exteriores.
Ignorando las condenas de la comunidad internacional, Asad reiteró el sábado que la crisis en Siria tenía como finalidad “dividir al país, asestar un golpe a su posición geopolítica y a su papel histórico en la región”.
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