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Los bosques son la garantía del equilibrio ambiental en Nicaragua y el resto del mundo. Sin ellos aumentan los desastres y las dificultades económicas. LA PRENSA/ARCHIVO

Protección de los bosques debe ser una garantía

Cuidar los bosques debería ser un asunto de seguridad nacional, ya que de estos depende la vida en Centroamérica y del resto del mundo, aseguró el especialista en cambio climático y bosques, Víctor Tercero Talavera.

Cuidar los bosques debería ser un asunto de seguridad nacional, ya que de estos depende la vida en Centroamérica y del resto del mundo, aseguró el especialista en cambio climático y bosques, Víctor Tercero Talavera.

Las palabras del experto llegan en el momento en que América Central debate el futuro de sus recursos forestales por los próximos cinco años, ya que en estos días se desarrolla el VII Congreso Forestal Centroamericano en Managua.

Según datos publicados recientemente por organismos especializados en el tema forestal, Centroamérica pierde cada año 1.19 por ciento de sus bosques.

En otras palabras, si la región mantiene el ritmo de deforestación, para 2100 no habrá bosques en Centroamérica.

“La desaparición de los bosques en la región puede ser una catástrofe global”, advirtió Tercero.

Esto puede sonar exagerado si se toma en cuenta que Centroamérica solo tiene 20 millones de hectáreas de bosques, en comparación con las más de 400 millones de hectáreas boscosas de todo el planeta.
Evitar incendios como estos no es un asunto solo de estética, sino de seguridad nacional. LA PRENSA/ARCHIVO

Sin embargo, el experto recordó que en esta área tan pequeña se encuentra el siete por ciento de la biodiversidad del planeta.

La palabra biodiversidad se refiere a las distintas formas de vida, sean tipos de plantas o animales diferentes.

El alto nivel de la biodiversidad de Centroamérica se debe a los bosques que tiene, ya que alberga y da de comer a todas las especies de animales, pero además las protege, según Tercero, porque regulan el ciclo del agua, para que no falta ni sobre.

“Si faltan los bosques de Centroamérica va a haber proliferación de enfermedades, transmisión de vectores, aparición de insectos, flora infectada, además de migración y la pérdida de valores culturales”, expresó el especialista.

Esto suena a novela futurista, pero es algo que se está viviendo de forma lenta, pero paulatina en América Central. “Está pasando de manera insensible, pero persistente, lo estamos experimentando”, mencionó Tercero.

Esto puede observarse por medio de los efectos que el cambio climático provoca desde hace cuatro décadas en Nicaragua.

Entre estos están las sequías, inundaciones, la frecuencia de huracanes, la falta y el encarecimiento de los alimentos, además de las migraciones.

El fenómeno de El Niño y La Niña cada vez son más frecuentes.

Se sospecha que la frecuencia de su presencia se debe a los cambios que experimenta al clima en el planeta, ya que cada vez se calienta más.

El Niño trajo una sequía hace dos años que obligó a Nicaragua a ser asistida con alimentos en las zonas más pobres del país. La Niña ha traído inundaciones.

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