EFE y AFP
VIENA y NUEVA YORK
El secretario general de la OPEP, Abdalá El-Badri, pidió ayer a la Agencia Internacional de Energía (AIE) que se abstenga de liberar parte de sus reservas estratégicas de crudo, como ha anunciado que hará a partir del 1 de julio.
“Las reservas deberían ser sólo para casos de emergencia, no por razones comerciales. En el secretariado (de la Organización de Países Productores y Exportadores de Petróleo, OPEP) no vemos razón para esa liberación“, dijo El-Badri en rueda de prensa en Viena.
En su primera reacción a la decisión de los 28 países de la AIE de liberar en julio 60 millones de barriles de crudo de las reservas estratégicas, el libio El-Badri alertó que tal medida “puede ser un problema”.
Los precios del crudo cayeron con fuerza tras el anuncio de la AIE, el jueves pasado, de que liberará dos millones de barriles cada día de julio para compensar el corte de las exportaciones de Libia.
La tendencia se acentuó ayer lunes en la Bolsa de Valores de Nueva York, donde el barril de crudo terminó en 90.61 dólares, una reducción de 55 centavos en relación al viernes.
Para Rich Ilczyszyn, de la casa de corretaje Lind Waldock, los precios ya bajaron bastante. “No creo que vayan a caer mucho más, porque estamos en un período de grandes desplazamientos en automóvil (habitualmente acompañados por un aumento del consumo de gasolina), y los huracanes pueden amenazar” a las instalaciones petroleras del Golfo de México, matizó el analista.
Al justificar la medida extraordinaria, la AIE alertó sobre el riesgo de tensión en el mercado, debido a la falta del petróleo de Libia —país miembro de la OPEP que enfrenta un conflicto y que dejó de exportar unos 1.4 millones de barriles diarios (mbd)—, y al aumento de la demanda previsto en el tercer trimestre.
IRÁN Y VENEZUELA A LA CABEZA
El presidente de turno de la OPEP y ministro iraní de Petróleo, Mohamed Aliabadi, estimó que “en los últimos meses el mercado ha estado equilibrado” y no hay razón para “intervenir”.
Irán y Venezuela (aliados del presidente Daniel Ortega) lideraron un conjunto mayoritario de países que se opuso tajantemente a la propuesta de Arabia Saudita —el mayor suministrador de crudo al mundo y por eso líder natural de la OPEP— y sus socios del golfo Pérsico (Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Qatar) de abrir los grifos y producir 1.5 mbd adicionales.
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