Los partos prematuros, las infecciones perinatales o algún tipo de deformidad serían las principales causas de las muertes neonatales en Nicaragua, que, según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), han ido en aumento, ubicando al país en desventaja para alcanzar el cuarto Objetivo de Desarrollo del Milenio, que busca reducir en tres cuartas partes la mortalidad infantil.
Al menos eso indicó María Jesús Conde, representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, en declaraciones que brindó a la agencia de prensa EFE.
Según Conde, el índice de mortalidad neonatal pasó de 15 a 16 muertes por cada mil nacidos vivos y esto se debe “exclusivamente a la calidad de atención médica sanitaria”.
La funcionaria recalcó que estas muertes no tienen nada que ver con los hábitos, ni con la alimentación, ni con ningún aspecto relacionado con su familia. Se trata más bien de niños que nacen con algún tipo de problemas y que sólo una atención médica adecuada los podría salvar.
“Están todavía en manos de los servicios médicos y es allí donde se ha producido ese despunte”, manifestó Conde, quien además indicó que estas muertes se reportan principalmente en las regiones del Norte, Sur y el Caribe del país, donde la cobertura en salud no es universal.
La muerte neonatal es aquella que se da entre el nacimiento y los primeros 28 días de vida del bebé.
Según un informe publicado en 2009 por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las muertes neonatales en el país representan el 73 por ciento de las muertes en niños menores de un año. El informe también señalaba que en el continente más de dos mil madres mueren en el embarazo o durante el parto y más de 200 mil niños recién nacidos mueren en los primeros 28 días de vida.
LA PRENSA intentó comunicarse con las autoridades del Ministerio de Salud (Minsa), pero ninguno contestó a las llamadas.
En cuanto a esta temática, Ana Quiroz, directora del Centro de Información y Servicios de Asesoría en Salud (CISAS), señaló que este incremento de las muertes neonatales indica el pobre acceso a los servicios de atención médica de calidad y por otro lado evidencia el poco seguimiento prenatal de esos embarazos.
Para Quiroz, uno de los problemas radica en la falta de abastecimiento en productos de reposición periódica como guantes, alcohol y gasas, hasta la disponibilidad de medicamentos y equipos necesarios para el tratamiento de estos pacientes como incubadoras.
Pero el Minsa ha alardeado que en los últimos tres años han mejorado la atención y han logrado reducir la mortalidad materna e infantil; sin embargo, Quiroz insiste en que este discurso no está sustentado en pruebas estadísticas.
“Tenemos desde el 2008 de no contar con el boletín epidemiológico semanal que publicaba el Minsa, donde nos daba un registro de las muertes y enfermedades (…), ojalá que sea cierto que están disminuyendo las muertes maternas, pero hasta no ver no creer”, puntualizó Quiroz.
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