La tarde del 25 de octubre de 1995, desde las escaleras de la entrada del edificio donde funcionó el diario Barricada, despedimos con aplausos a Carlos Fernando Chamorro, quien hacía poco había sido defenestrado de su cargo de director de ese periódico.
Su salida estuvo llena de mucha tensión. Yo era apenas un estrenado redactor de la Sección de Sucesos y de Reportajes Especiales de la edición dominical que veía asombrado cómo la plana mayor del Frente Sandinista de Liberación Nacional ordenaba la expulsión de Carlos Fernando Chamorro para acallar a un medio de comunicación que se había vuelto crítico e incisivo con el actuar de la dirigencia de ese partido, que por ese entonces rechazaba la reciente creación del Movimiento de Renovación Sandinista.
Fueron noches de desvelos y de trabajo bajo presión. Fueron noches en las que no sabía qué hacer porque apenas entendía lo que sucedía. En la redacción las opiniones eran de unirnos y no importaba lo que pasara, todos estábamos dispuestos a defender nuestro trabajo que era hacer un periodismo profesional.
Una de esas noches, el redactor Pablo Emilio Barreto, llamó por teléfono a Radio Ya para denunciar que nosotros, los periodistas que aún continuábamos laborando, nos estábamos robando las computadoras. Desde esa radioemisora se azuzó a los partidarios del orteguismo a que fueran a la Barricada a “defender” las instalaciones. Nosotros seguimos escribiendo y la edición del día siguiente pudo salir y las computadoras jamás cambiaron de lugar.
Al fin, la tarde del 25 de octubre se presentó el ex Ministro del Interior en la década de los ochenta Tomás Borge, quien ejecutó la toma del periódico acompañado por Lumberto Campbell. Luego que Carlos Fernando Chamorro se fue, los periodistas nos quedamos preguntando qué sería de nosotros. Esa noche se dio una larga discusión con Borge porque a su parecer, el titular del día siguiente debía decir “FSLN recupera Barricada” a lo que la mayoría del equipo de redactores se oponía, pues mentía.
Al día siguiente, Borge convocó a una reunión y prometió que todos los reporteros mantendrían sus puestos y adelantó que hasta aumentarían los salarios. También pidió que no nos preocupáramos, porque contando cada uno de los militantes del FSLN, la nueva Barricada vendería más de 300 mil ejemplares diarios.
Sin embargo, con el pasar de las horas y los días, la situación se hizo insostenible y los editores comenzaron a renunciar ante el acoso y el escrutinio partidista, no profesional, con el que eran revisados los escritos.
Al fin, un grupo de periodistas decidimos irnos porque sabíamos que el orteguismo no deseaba un periódico. Necesitaba un panfleto partidario y callar las voces críticas. Ahora, a quince años de esa vez en que vimos partir a Carlos Fernando Chamorro, me alegro de haber salido de ese diario y también ahora aplaudo la decisión del director de Esta Semana de no seguir en el canal 8.
Para mí fue doloroso y triste dejar la Barricada, pero era más lamentable quedarse, pues significaba aceptar la censura y entregar el profesionalismo, a los intereses políticos de aquel grupo, que desde ese entonces mostraba su intolerancia hacia la verdad y por eso comparto la reciente decisión del ex director de Barricada.
Si en Nicaragua tuviéramos la mitad de diputados, jueces, magistrados y políticos con el mismo coraje y honestidad de Carlos Fernando Chamorro, este país sería otro. No existirían ni el Presidente Daniel Ortega ni el ex Presidente Arnoldo Alemán y tampoco cada uno de nosotros escupiríamos al futuro al ver lo que nos depara el gobierno actual.
Ah, y aquella Barricada de Tomás Borge, terminó vendiendo menos de dos mil ejemplares diarios y a los tres años la cerraron.
El autor es periodista y escritor nicaragüense.
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