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Diana de Gales (FOTOS: LA PRENSA/EFE)

Famosos traicionados por sus empleados

Lady Di, Julio Iglesias, David Beckham o Alejandro Sanz lo han sufrido en sus propias carnes, chantajeados por personas que, se supone, deberían hacerles la vida más fácil EFE REPORTAJES La lealtad del servicio es hoy un valor a la baja. Fieles servidores al estilo de la pérfida señora Danvers, fiel a su ya fallecida […]

  • Lady Di, Julio Iglesias, David Beckham o Alejandro Sanz lo han sufrido en sus propias carnes, chantajeados por personas que, se supone, deberían hacerles la vida más fácil

EFE REPORTAJES

La lealtad del servicio es hoy un valor a la baja. Fieles servidores al estilo de la pérfida señora Danvers, fiel a su ya fallecida ama Rebeca (clásico de Daphne du Maurier), o el ayuda de cámara inglés Jeeves (personaje omnipresente en las obras del inglés P.G. Wodehouse) no es tarea fácil.

Y es que quien encuentra un mayordomo leal ha encontrado un tesoro. Si no, fíjense en las decenas de celebridades que se han visto amenazados, chantajeados y traicionados por sus empleados del hogar.

Sus famosos jefes intentan cortarles las alas por la vía legal, pero no siempre lo consiguen. Escándalos sexuales, hijos secretos, malos tratos o acusaciones de homosexualidad son, entre otros, los secretos desvelados más comunes.

Pese a que los famosos se dejan asesorar por sus abogados para elaborar contratos blindados, repletos de letra pequeña y cláusulas en las que se les prohíbe contar nada de lo que han visto u oído durante el ejercicio de su labor, los rebeldes asalariados consiguen, en muchos casos, vender los secretos de sus señores a televisiones y publicaciones ávidas de morbo.

ALEJANDRO SANZ, PAPÁ SECRETO

El caso más reciente se trata del cantante español Alejandro Sanz. Muy celoso de su intimidad, se ha visto obligado a hacer público un comunicado en el que daba a conocer la existencia de un hijo secreto de tres años, de nombre Alexander.

El motivo que llevó al intérprete a publicar parte de su vida privada fue el constante asedio de su ex mayordomo de su casa de Miami, quien le amenazó reiteradamente con contarlo a un periódico local. Pero al chantajista en este caso le ha salido el tiro por la culata. Él, junto con su esposa, han sido detenidos por extorsión y robo.

El problema reside en que el comunicado no ha hecho sino abrir la veda a la investigación. Los periodistas de la prensa social no van a dejar pasar por alto una noticia tan jugosa y ya han anunciado su propósito de llegar al fondo del asunto.

Quién es la madre del niño, qué relación mantiene el cantante con ella y con su hijo o por qué le fue infiel a Jaidy Mitchell son sólo algunas de las cuestiones que se proponen indagar.

YA NO PUEDEN ECHAR UNA CANA AL AIRE

Aunque el compositor no es el único que ha visto cómo uno de sus asalariados le salía respondón. El también cantante y compatriota de Sanz, Julio Iglesias, tuvo que lidiar con otro mayordomo, que rentabilizó sus servicios con el internacional músico a golpe de exclusiva.

Relató líos amorosos e intimidades hasta entonces desconocidas por el gran público. Lo más destacable de las narraciones del indiscreto empleado del hogar fue la mala relación de éste con su hijo Enrique, acusando al padre de sentir celos de su retoño.

David Beckham también vio cómo se aireaban sus infidelidades en las portadas de los diarios y revistas mundiales. La traidora, Rebeca Loos, primera asistente del popular matrimonio en España.

La joven relató en televisión con pelos y señales los hábitos sexuales del futbolista, el carácter posesivo de su delgadísima esposa y las juergas a que el galáctico acostumbraba acudir. También contó que llegó a enamorarse del goleador y hasta entonces su amante, al que definió como “divertido y tierno”.

Por si fuera poco, dio a entender que no sólo había cometido adulterio con ella, sino que la famosa topmodel Esther Cañadas, también había sido beneficiaria de sus caricias. Para sustentar el testimonio mostró los mensajes (sms) que él le había enviado. Desde entonces la vida de Rebeca dio un giro, convirtiéndose ella en famosa y protagonista habitual de espacios televisivos y portadas de revistas.

LA REALEZA TAMPOCO SE LIBRA

Aunque si de mayordomos desleales se trata, Paul Burrel (mayordomo de la fallecida princesa Diana de Gales) se lleva las palmas. Entrevistas a la televisión y dos libros de ventas millonarias han dado sentido a su servicio. Aunque según él “tan sólo cuenta la verdad” y no cree que su ex jefa se molestara por sus narraciones, pues se considera “el mejor amigo que ella tuvo”.

Aunque la familia de la guapa Lady Di no parece de acuerdo, pues han denunciado al bocazas Burrel en reiteradas ocasiones. Y es que nada justifica la traición de un empleado, por muy déspotas que sean sus jefes.

Así se justifica Lauren Weisberger, autora del best-seller El diablo viste de Prada, que utilizó el libro para destapar las humillaciones de las que fue víctima durante su período como ayudante de Anna Wintour, la editora de moda más venerada y despiadada de Estados Unidos.

El caso de Diana no es único, la realeza no se libra del espionaje casero. La infanta Elena, hermana del príncipe Felipe, fue víctima de escuchas. El artífice fue un oficial encargado de velar por la seguridad de la joven princesa. Colocó un micrófono en el vehículo que la joven usaba para desplazarse, para así poder demostrar la relación de ésta con el que es ahora su marido, Jaime de Marichalar.

Espectáculo

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