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Fruto Valle Salmerón, Párroco de Somoto.

Padre Fruto Valle Salmerón de confesor a confesado

Recopilador de música folclórica segoviana desde hace 30 años, grabó un CD con 12 temas. El padre Fruto Valle Salmerón enfrenta el flagelo de la diabetes. Ha sido criticado por supuestos amoríos, se le atribuyen hijos y amantes y que es adicto al licor, pero dice que “son puras habladurías” Martha Marina GonzálezCORRESPONSAL/ [email protected] A […]

  • Recopilador de música folclórica segoviana desde hace 30 años, grabó un CD con 12 temas. El padre Fruto Valle Salmerón enfrenta el flagelo de la diabetes. Ha sido criticado por supuestos amoríos, se le atribuyen hijos y amantes
    y que es adicto al licor, pero dice que “son puras habladurías”

Martha Marina GonzálezCORRESPONSAL/ [email protected]

A pesar de que ha estado varios años como párroco de Somoto, muy pocos se han atrevido a entrar en las interioridades del sacerdote Fruto Valle Salmerón. Él es un hombre comunicativo, alegre, le gusta el ambiente festivo y desde hace algún tiempo organiza conciertos musicales.

Desde hace 20 años es diabético, pero no ha perdido ese espíritu jovial y entusiasta, lo encontramos por la noche en el salón comunal de su parroquia, dirigiendo un concierto en conmemoración al 12 de octubre. Cada vez que interpretaban un tema musical o bailaban alguna danza, saltaba de alegría y arengaba a los asistentes a aplaudir a los artistas y a monseñor José del Carmen Suazo, por ser un digno representante de los indígenas.

Después de dos horas, el concierto finalizó y el padre Fruto Valle cordialmente accedió a esta entrevista para LA PRENSA, no sin antes bromear: “Me la sacás destacada”.

Es considerado un sacerdote polémico, su vida sacerdotal se ha visto envuelta en una maraña de críticas por su supuesta vida alegre. Durante la década sandinista fue severamente cuestionado porque se le señalaba de haber embarazado a una jovencita de Somoto, sin embargo permaneció ahí, luego fue enviado a Estelí y años más tarde lo regresaron a esa misma parroquia.

No se inmuta ante ninguna pregunta por muy escabrosa que ésta sea. Durante la entrevista conservó la calma, se mostró muy asequible y amigable.

LA PRENSA.- Padre, lleva varios años trabajando en Somoto, ¿qué lo ha vinculado a este pueblo?

Fruto Valle Salmerón.- Ha sido una determinación del obispo, yo estoy donde él me mande.

Pero algunos sectores dicen que usted no tiene muchas relaciones en Somoto, ¿cómo son realmente sus relaciones con los distintos sectores?

Son muy buenas, tengo relación de trabajo, de sacerdote a feligreses.

¿Me gustaría que me hablara de esas recopilaciones que usted ha hecho en Las Segovias?

Me he dedicado a recopilar música folklórica segoviana, sobre todo la instrumental y como he tenido diferentes ambientes de trabajo en el norte de Nicaragua, he tenido la oportunidad de conocer a los artistas campesinos, escuchar su música, grabarla y valorarla, ahora la promuevo a través de este grupo llamado: Al Son de Nuestra Cultura Segoviana”.

¿Cuántos temas ha recopilado al momento?

No tengo presente el número de temas, pero son unos doscientos.

¿Dónde tiene los doscientos temas recopilados hasta la fecha?

Los tengo en grabaciones personales, muy bien protegidos y vamos sacándolos poco a poco.

¿Cuál es el contenido de estos temas?

El contenido no está escrito, pero hay un contenido musical que se enmarca en los sones como la mazurca, la polca, el valse, el zapateado, corridos segovianos y hay una variedad en cada uno de esos sectores de la música que se conservan. Los campesinos los han vivido.

¿Quiénes son esos personajes, ‘Silverio’ y otros que usted siempre refiere en los conciertos?

Silverio es un indígena de San Lucas que vive en la montaña del Apante, tiene una habilidad impresionante para ejecutar la música folclórica y se dedicó a recopilar la música de sus antepasados en los distintos encuentros culturales-religiosos de San Lucas. Ha tenido la oportunidad de transmitirlos y yo se los he grabado, así como también a muchos otros músicos.

¿Cómo surge el grupo musical que usted tiene?

Este grupo viene trabajando conmigo hace muchos años y está ligado a la vida de la parroquia, a la parte litúrgica, además de cantar los temas religiosos tocan la música folclórica.

¿Hay destreza en los muchachos que tocan la música?

Estos muchachos son verdaderos artistas, cualquier cosa tocan.

¿Con qué instrumentos musicales cuentan?

Guitarras, marimbas, bajos y vihuelas

¿Y los instrumentos cómo los han adquirido?

Esa marimba yo la mandé a hacer con una familia mía de Monimbó, no es una marimba corriente, es de dos teclados, distinta a la marimba folclórica, en esta podés tocar de todo.

Padre, usted sacó un CD ¿piensa en otro?

Pronto pensamos sacar el próximo CD, ahorita no tenemos tiempo, ya están listos siete temas y pienso agregar cinco más para que sea de 12 y esos cinco serán de Mozonte.

¿Reproduce esos CD y los vende?

Ese CD no lo he vendido al público, me sacaron 40 originales y los he donado a personas que se interesan mucho por el arte.

¿Con qué recursos cuenta para promover la cultura segoviana?

Puro amor, trabajo y dedicación.

¿Cree usted que el Ministerio de Cultura debería hacer algún esfuerzo por apoyarle?

El Ministerio de Cultura debería promover el rescate de la cultura, promover los valores culturales, difundirlos y conservarlos, pero creo que es poco o casi nada el apoyo que dan para la zona.

¿Cómo se entiende que un sacerdote ande metido en esto de la recopilación de música segoviana?

En parte se debe a una motivación personal que tengo. Te puedo decir que trabajé mucho en el salvamento arqueológico de la zona norte de Nicaragua, doné 116 piezas arqueológicas precolombinas al único museo de la zona, que está en la Alcaldía de Somoto, para que pudiera ser promovida la cultura ancestral de los indígenas.

Esas piezas las recuperé haciendo diversos trabajos arqueológicos, me gusta mucho la cultura porque estoy muy identificado con las culturas indígenas porque mi trabajo en esos espacios ha sido durante treinta años, San Lucas, Mozonte, son espacios indígenas donde uno tiene que reconocer sus dones y valorar la dignidad de las personas.

¿Cree Ud. que el esfuerzo que está haciendo al recopilar la música segoviana sea valorado por la gente?

Donde yo la presento se valora, lo hago de la forma en que lo he hecho ahora, con un concierto, en el tiempo que yo estuve en Estelí y aquí en Somoto. Así he promovido la cultura.

¿Como describiría usted la música folclórica segoviana?

Son temas musicales que se han conservado y transmitido en las comunidades y pueblos de la región de Las Segovias. Son anónimos, son reconocidos como propios y con ellos dichas comunidades y pueblos se identifican. Son parte de la cultura de un pueblo que ha sido enriquecida y ha pasado a ser suya y de su patrimonio cultural.

La música es pasión. ¿usted es un hombre apasionado?

Sí, yo soy apasionado por la música, por la Virgen y las buenas amistades.

¿Y usted toca?

Sí, toco.

¿Y qué toca?

Lo que quieras que te toque, soy artista.

¿Toca mujeres?

No, yo toco la marimba, los padres no tocamos a las mujeres.

A usted lo han criticado públicamente, ¿cómo lo han afectado esas críticas?

Son cosas circunstanciales y a veces uno es carne de cañón, los nicaragüenses hablamos mal de otro con mucha facilidad y después nos arrepentimos o bajamos la cabeza.

En la década de los 80 lo involucraron en un escándalo que trascendió en los medios de comunicación, se dijo que tenía embarazada a una muchacha de Somoto ¿fue cierto eso?

Fueron habladurías. Era la coyuntura, había desencuentro a nivel político y religioso. Se presentaban las habladurías con mucha facilidad.

Pero, lo señalaron en ese momento de tener embarazada a una joven.

Esos señalamientos eran payasadas de algunos que querían hacerme daño. Yo estoy tranquilo, el pueblo me conoce.

También a usted lo han criticado de tener hijos.

La gente dice hasta misa, ¡ja… ja… ja!… Si tuviera un hijo no fuera afrenta para mí. Me hubiera casado, es un honor tener un hogar, pero no, me he dedicado por entero a mi vocación. La misma cultura de la gente no le permite valorar honestamente; eso no tiene importancia.

¿Esas críticas le han merecido alguna reprimenda?

No. Si hubiera tenido algún problema mis superiores habrían actuado. No habían razones fundamentadas.

¿Ha tenido novias?

¡Ja… ja… ja!… eso no lo pongás, pero yo no he tenido novia porque valoro en alto a la mujer y a mi sacerdocio. A ellas las respeto y respeto mi vocación, mi ministerio y así sigo viviendo.

¿Usted ha tenido alguna relación sexual con alguna mujer?

No. No he tenido a ninguna mujer, vivo encerradito en la iglesia, salgo a trabajar, desde pequeño me he dedicado a mi vocación, yo soy respetuoso. Fíjate que hace bastante tiempo se presentó un tipo diciéndome: “¡Usted tiene a mi hermana embarazada!”, eran puras payasadas, eso es un ejemplo de que todo lo que han dicho ha sido falso.

¿También lo han señalado como a un cura que le gusta el licor?

No, no, desde que soy diabético, soy austero.

Pero, a diario toma vino en la misa.

Eso no me afecta, es vino consagrado. Tomar licor es diferente, no lo tomo por la diabetes.

¿Tiene alguna dieta especial?

Llevo una dieta a base de frutas y carnes blancas, nada de carnes rojas, a mí se me desencadenó la diabetes a raíz de unos bombazos, cuando se dio un combate en San Fabián. Ahora trato de sobrevivir con ese flagelo.

FRUTO: “QUIEN AMA LA CULTURA, AMA EL EVANGELIO”

Fruto Valle es hijo de los campesinos Federico Alonso Valle y Fernanda Salmerón, nació en la comunidad Petaquillas, El Sauce, hace 57 años. A los 9 años sintió la vocación sacerdotal, “fue como un don especial”, recuerda.

Fue monseñor José del Carmen Suazo quien lo llevó al pueblo cuando se desempeñaba como párroco del municipio La Trinidad.

Estudió los primeros años de primaria en La Trinidad; mientras que el quinto, sexto grado y el bachillerato los cursó en el Instituto San Francisco bajo la dirección de monseñor Emilio Santiago Chavarría. Desde niño fue acogido por monseñor Suazo, él le pagó los estudios y siempre estuvo bajo su protección.

Estudió un año latín y griego en el Seminario de Palafoxiano del Estado de Puebla, México, donde también se había educado monseñor José del Carmen Suazo.

La carrera sacerdotal la realizó en el Seminario de la Orden Diocesana de Buenos Aires, Argentina. En Nicaragua fue ordenado diácono el 22 de septiembre de 1973, luego fue enviado al distrito de Comas de Lima, Perú, donde tuvo experiencias con los inmigrantes de la cordillera Andina.

Cursó una especialidad en Bogotá sobre Inculturación del Evangelio. Según él, se preparó para hacer posible que el Evangelio llegue hasta la raíz de la cultura, “de ahí me nace el amor a la cultura, porque para evangelizar hay que amar la cultura, para introducir el Evangelio se requiere de mucho amor”, afirma.

A lo largo de su carrera sacerdotal ha ocupado diferentes cargos en la Diócesis de Estelí. En 1975-1976 fue párroco de la catedral de Estelí y en 1977 monseñor Carranza lo envió de párroco a Ocotal. En 1981 monseñor Rubén López Ardón lo nombró párroco de Somoto; en 1991 monseñor Mata lo hizo párroco de El Calvario y en 1999 regresó a Somoto.  

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