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La quiebra del Bancafé

Aunque extremadamente doloroso para el país y para miles de cuentahabientes, el hecho noticioso más sobresaliente del fin de semana pasado no fue la quiebra de otro banco, ya que después de todo el Banco del Café (Bancafé) es el quinto banco que se ve obligado a cerrar operaciones en los últimos 4 años. El hecho realmente extraordinario es que el Banco Central de Nicaragua (BCN) haya decidido esta vez actuar de una manera muy diferente de como lo había hecho en ocasiones anteriores.

En los cierres bancarios precedentes, el BCN actuó como prestamista de última instancia, suministrando los fondos necesarios para asegurar los depósitos de los cuentahabientes. De esa manera, todos ellos pudieron retirar íntegramente el dinero que tuvieran depositado en cuentas corrientes, de ahorro o a plazo fijo. Esta vez no fue así. El BCN decidió no entrar al rescate total del Bancafé, con lo cual, los cuentahabientes que tengan depositados más de 20,000 córdobas no tienen ninguna garantía de recuperar su dinero. Aún los que tengan hasta 20,000 córdobas recibirán sólo 10,000 en esta semana y los otros 10,000 los podrán recibir a medida que se vendan los activos y se recupere lo que se pueda de la cartera de préstamos de Bancafé.

Como bien señala el Dr. José Luis Medal en un artículo que aparece en la Página de Opinión de esta misma edición, el Banco Central de Nicaragua ha actuado de forma discrecional y discriminatoria. Discrecional porque decidió cambiar las reglas del juego sin previo aviso. Si bien es cierto que el Banco del Estado no está obligado por la ley a garantizar los depósitos en la banca privada, se presumía que en la práctica había asumido tal responsabilidad, ya que así lo había hecho en todos los casos de cierre anteriores.

Y actuó discriminatoriamente porque, al actuar diferente esta vez, está tratando a los clientes de Bancafé de manera distinta a como trató a los clientes de Interbank y de los otros bancos que cerraron antes.

El BCN puede alegar tener escasez de recursos para entrar al rescate total del Bancafé y eso se entendería. Lo que no es comprensible ni aceptable es que después de que la Superintendencia de Bancos (SIB) interviniera el Interbank hace tres meses, el BCN no anunciara en ese momento que en el futuro no garantizaría los depósitos en caso de una nueva quiebra bancaria. El Banco Central estaba obligado moralmente a hacerlo para que los cuentahabientes estuvieran advertidos y pudieran tomar sus decisiones conforme su propio criterio. Sin embargo, el BCN no lo hizo así, y al no hacerlo perpetuó entre los depositantes la creencia de que sus depósitos estaban garantizados.

Hoy más que nunca es absolutamente necesario que los informes que publica la Superintendencia de Bancos mensualmente sean ampliamente difundidos en los medios de comunicación para que estén al alcance del público en general. Debe además preparar y difundir una guía simple que le explique al público cómo interpretar los indicadores. De esa forma, la ciudadanía estará en una mejor posición para decidir en qué banco desea mantener sus depósitos.

La Superintendencia de Bancos debe asimismo dar una explicación detallada de lo que sucedió en Bancafé. No es posible que toda la información se limite al escueto comunicado donde la SIB habla vagamente de las causas de la quiebra del Banco del Café. De momento se ha hablado simplemente de supuestas “acciones imprudentes e irregularidades recurrentes”. La ciudadanía tiene derecho de saber qué es lo que sucedió en realidad, y los directores del Bancafé deben de ser responsables hasta con sus propios bienes si se encuentra que actuaron dolosamente. No es justo ni aceptable desde ningún punto de vista que en Nicaragua quiebren los bancos por malos manejos de sus directores y que hasta el día de hoy no haya una sola persona responsable ni encarcelada.

También nos parece que la SIB está actuando deficientemente, porque hasta el momento ha demostrado ser incapaz de detectar a tiempo las señales de posibles malos manejos que le permitan actuar con la prontitud necesaria para corregir situaciones incorrectas y peligrosas.   

Editorial
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