Dedicado a: Lizbeth Maltez Hernández
Esta historia es infalible; porque todo ser humano
tiene una historia secreta y este sigilo mantiene al
corazón arrimado al alma.
Esto sucedió en mi delirio de juventud que aún usa el
color natural y las lágrimas sinceras, donde la
sonrisa endulzaba su rostro y la luna era consejera.
no obstante ella era diferente, tal vez por la dulzura
era atractiva, inteligente, elegante de tez morena,
sus ojos tenían algo que subyugaba, que atraía y
penetraba mi corazón, aquella manera de conversar
sin duda, era el amor platónico.
Por la noche miraba la dulzura de luna e imaginaba;
sus besos robados, el declamar de un poema y
un ramo de rosas, rosas rojas como las historias de
amor de novelas escritas por un buen autor, le
pedía a la estrella fugaz un deseo; “que ella se fijase en mí”.
Pasó el tiempo y su imagen incrustó el pensamiento
por siempre. Tal vez a leer este escrito
ella recuerde ese muchacho que de alguna
manera quiso su corazón.