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Masaya, Ciudad de las Flores

Mario Sandoval

La villa fiel de Ssan fFernando de masaya, por Ley Legislativa del 2 de septiembre de 1839, fue elevada a la categoría de ciudad, hace 161 años. Con motivo del sesquicentenario el 2 de septiembre de 1989, el historiador y connotado escritor, gloria de la literatura nacional, Lic. Jorge Eduardo Arellano, publicó en el Diario LA PRENSA, del 31 de agosto de 1989, un artículo titulado: “Masaya y su historia olvidada”, en el que dice que Masaya fue bautizada: “Ciudad de las Flores”, por la Baronesa de Wilson, un día de mayo de 1889, (es decir hace 111 años), sorprendida por la profusión de flores que adornaban la Iglesia parroquial. En ese artículo se hace alusión al poeta y escritor masayés, Ernesto Mejía Sánchez, quien en su cuaderno del Taller de San Lucas atestigua que la Baronesa de Wilson estuvo en Nicaragua en 1889, y estando en Masaya visitó templos, en los cuales las cortinas eran de flores de mayo, y perfumaban con su fragancia todo el interior del lugar sagrado y que la Baronesa se impresionó por esto y llamó a Masaya, “La Ciudad de las Flores”.

Como réplica a esta afirmación el destacado intelectual masayés, don Raúl Sánchez Velázquez afirma que fue nuestro excelso poeta Rubén Darío, quien la bautizó con ese nombre. Don Raúl polemizando sobre el nombre expresa que fue durante el matrimonio de Elena Cabezas, hermana de Rigoberto Cabezas, con Claudio Rosales, que Darío improvisó un brindis y llamó a Masaya, “Ciudad de las Flores”, en 1884, cinco años antes que la Baronesa. Pero el Lic. Jorge Eduardo Arellano, en publicación posterior en LA PRENSA del 29 de septiembre de 1989, robustece más sus tesis aclarando que el tercer verso, de la primera cuarteta de este “brindis lo prueba cuando dice Darío: Rosa de extraña región/ vino a ofrecer sus olores/ a la Ciudad de las Flores/ con todo su corazón”. Al respecto el Dr. Diego Manuel Sequeira, como Alfonso Méndez Plancarta, no admiten en sus respectivas obras, esa expresión como propia de Darío. Al contrario indican claramente que es ajena al poeta: el primero colocándole comillas y el segundo reproduciéndola en letra cursiva.

En el seminario que en celebración del “150 Aniversario de la ciudad de Masaya”, celebrara Conapro, filial Masaya, el 28 de septiembre de 1989, en que intervinieron el Lic. Jorge Eduardo Arellano, y el recordado poeta y escritor masayés, Mario Cajina-Vega, en preguntas y respuestas, el suscrito se refirió a las publicaciones en LA PRENSA referente al nombre de la “Ciudad de las Flores”, entre el Lic. Arellano y don Raúl Sánchez, preguntando a quién se debía la paternidad, si a la Baronesa de Wilson o a Darío, adjudicando el Lic. Arellano el bautizo a la escritora española, la Baronesa Emilia Serrano de Wilson.

En su Libro “El Viaje a Nicaragua e Intermezzo Tropical”, Darío, en el capítulo IX dice: “nombran a Masaya la “Ciudad de las Flores”. Es por cierto bella en su suelo florido. Allí pensé una vez más en la gentil primavera de Botticelli”. Como vemos Darío no dice yo la bauticé con ese nombre, o le di ese nombre por la profusión de sus flores. En la época de Darío, la ciudad estaba entre las flores, por sus jardines y rodeada de fincas pintorescasque le daban un encanto primaveral, por eso en su poema “Gratitud a Masaya”, la llamó florida, hechicera, que esté siempre en primavera, y que la bendiga Dios.

* El autor es abogado e historiador.  

Editorial
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