El abogado y activista de derechos humanos, Ricardo García Gómez, de 39 años, fue detenido por la Policía de la dictadura Ortega-Murillo desde el pasado 27 de noviembre, cuando fue sacado con fuerza por agentes antidisturbios que llegaron a bordo de tres patrullas policiales. La institución policial, aunque envió a sus agentes para ejecutar el arresto, niega información sobre el paradero del defensor.
El letrado fue detenido cuando solo tenía tres horas de haber regresado a su natal Bluefields, municipio del que salió hace cuatro años, huyendo del asedio policial y de fanáticos orteguistas, que lo perseguían por su participación en las protestas sociales de 2018.
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Personas cercanas a la familia del activista explicaron que han buscado a García Gómez en la estación de Bluefields, en la Dirección de Auxilio Judicial de Managua, en el Sistema Penitenciario Jorge Navarro, conocido como La Modelo, en los distritos policiales de Managua, pero nadie da información sobre el lugar en el que se encuentra detenido.
Policía exhibió en Bluefields la detención de García
Tras detener a García Gómez, confirmaron habitantes de Bluefields, la Policía orteguista procedió a hacer caravana en los principales barrios de ese municipio, llevando al activista sentado y en algunos momentos de pie en la tina de una de las patrullas en las que llegaron a detenerlo a la casa de su madre.
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“Lo exhibieron como trofeo porque eran más de cuatro años de asedio policial en la casa de su mamá, era permanente, mandaban patrullas, agentes de civil, y no habían dado con él, que se había desplazado a vivir y trabajar en otro departamento”, comentó una de las fuentes consultadas por LA PRENSA.
La detención del abogado fue violenta, porque la más de una docena de agentes que envió la delegación de Bluefields rompieron portones, puertas y revisaron todo en la vivienda de la madre de García Gómez, incluso celulares.
Regresó para ver a su madre
El abogado, aunque decidió no exiliarse de Nicaragua, sufría un desplazamiento forzoso a lo interno del país. Las fuentes indican que el activista de derechos humanos regresó a su vivienda en Bluefields durante la madrugada del 27 de noviembre y solo quería pasar un día con su madre, pero “aparentemente alguien lo vio y avisó a la Policía”.
Explicaron que el abogado “está muy enfermo” y extrañaba ver y abrazar a su madre, con quien se distanció por estos cuatro años y solo se comunicaban por llamadas o videollamadas, por lo que tomó el riesgo de volver a Bluefields, aunque sea para verla por un día, “pero ni eso lo dejaron, porque a las tres horas llegaron a sacarlo”.
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El fin de semana pasado, entre el 7 y 8 de diciembre que se celebró a la Inmaculada Concepción de María, redes ciudadanas confirmaron a LA PRENSA que al menos 11 personas, consideradas disidentes o críticas del régimen orteguista, fueron detenidas por la Policía sandinista en León y Nueva Guinea.
El Monitoreo Nacional Azul y Blanco denunció, a través de sus redes sociales, que entre el 22 y 26 de noviembre, tras la aprobación de las reformas “inconstitucionales impulsadas por el régimen de Ortega, en el que refuerza su control represivo”, ocurrió una ola de detenciones que dejó al menos 21 personas capturadas por el sandinismo.
Adicional a esa ola de detenciones, el 4 de diciembre pasado, el Monitoreo también denunció que el sacerdote Floriano Vargas, párroco de la iglesia San Martín de Porres, en Nueva Guinea, reportado como desaparecido desde el 1 de diciembre, fue desterrado y enviado a Panamá.