Los obispos de Honduras, Costa Rica, Guatemala, Panamá y El Salvador, invitaron a una jornada de oración en ocasión de las actividades de la Inmaculada Concepción de María y por la persecución que atraviesa la Iglesia católica en Nicaragua.
En un comunicado difundido en redes sociales, el Secretariado Episcopal de América Central (Sedac) invita a obispos, sacerdotes y feligresía católica a orar por el pueblo de Nicaragua “el cual —muchas veces— afronta una desafiante realidad”, se lee al inicio del comunicado.
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La jornada de oración “Gritamos por Nicaragua” surge luego de una reunión de la Asamblea del Sedac, en la que se abordó la crítica situación que atraviesa la Iglesia católica del país.
“Nosotros los obispos reunidos en esta Asamblea, invitamos a que, en cada Diócesis y Vicariato, en cada Parroquia y comunidad de toda América Central, en la festividad de la Inmaculada Concepción, se tenga una jornada de oración por nuestra Iglesia hermana en Nicaragua, como expresión de nuestra cercanía y aprecio fraterno, para que nadie se sienta solo”, afirma la misiva.
El comunicado fue firmado por monseñor Héctor David García, presidente del Sedac y monseñor José Antonio Canales, secretario de la organización católica.
Destierro, vigilancia y persecución
El pasado 13 de noviembre, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ordenó la detención y destierro del presidente de la Conferencia Episcopal Nicaragua, monseñor Carlos Enrique Herrera, de la Diócesis de Jinotega.
Según información brindada a LA PRENSA, oficiales de la Policía orteguista bajaron al obispo de 75 años de su vehículo, quien regresaba de sostener una reunión con integrantes de la CEN en Managua. Fue trasladado al Distrito Tres de Managua, acusado del supuesto delito de traición a la patria, luego fue llevado al Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino y posteriormente fue desterrado hacia Guatemala.
Luego del destierro del obispo Herrera, surgieron denuncias de que la vigilancia y el asedio reinan en Jinotega, para evitar cualquier crítica hacia la dictadura.
Una feligresa relató, bajo anonimato a LA PRENSA, que “algunas veces mandan la patrulla cerca de la Catedral, pero en otras solo la mandan a andar pasando. Algunos de las comunidades han preferido ausentarse a misa por unos días, mientras se calman las aguas”, relató.